Inmigración

Òscar Camps: "Tenemos parado el nuevo barco por una guerra de inspecciones"

El 'Open Arms Uno' llegó a la oenegé hace nueve meses y todavía no ha podido salir a rescatar

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El Open Arms Uno al Puerto Viejo de Barcelona

BarcelonaHace nuevo meses que Open Arms tiene un nuevo barco, cedido por un filántropo, para poder rescatar en mejores condiciones a los migrantes que se tienen que adentrar en el Mediterráneo Central en el intento de llegar a Europa. Pero las trabas en el procedimiento de inspección que han requerido las autoridades españolas están retrasando el momento en el que el barco, que será uno de los más grandes de la flota humanitaria europea, pueda empezar a rescatar hombres, mujeres y niños en peligro en la ruta migratoria más mortal del planeta.

Teóricamente, el proceso de certificación del Open Arms Uno en España tendría que haber sido rápido, pero ya han pasado nueve meses (con los costes correspondientes en sueldos y mantenimiento) y la embarcación continúa sometida a inspecciones. Se trata de un barco especializado en rescate (tiene incluso un hospital a bordo) que cuando pasó a manos de la ONG badalonesa trabajaba en las plataformas petroleras del Mar del Norte. Estaba plenamente operativo y tenía todos los certificados en regla de Irlanda, el estado que entonces lo abanderaba, y de Lloyd, una de las certificadoras internacionales más prestigiosas. La normativa de la UE establece el reconocimiento automático de los certificados de los estados miembro, pero no ha sido así en el caso del Uno.

"Nos están reclamando cosas que no piden a las grandes compañías de transporte ni a los barcos de Salvamento Marítimo. Es una guerra constante de inspecciones. Nosotros cumplimos rigurosamente todos los estándares de seguridad y tenemos los certificados que lo demuestran, pero todo son trabas", lamenta al ARA el fundador de Open Arms, Òscar Camps. "Hoy mismo han venido a entrevistar uno por uno a todos los miembros de la tripulación, la semana pasada nos hicieron traducir todos los manuales de funcionamiento del barco al castellano, nos han hecho esperar durante meses en el registro, nos dicen que el inspector está de vacaciones... y no podemos continuar teniendo el barco parado", añade. La Capitanía Marítima incluso ha obligado a la organización a ampliar de 9 a 12 el número mínimo de tripulantes, aunque en las operaciones de rescate habrá hasta 31 personas, incluidos médicos y socorristas profesionales, para ocuparse de los náufragos.

España, bandera blanca por poco

La primera dificultad que tuvieron que afrontar fue que Irlanda bajó la bandera del barco en el momento en que pasó a manos de la ONG. "Tuvimos que solicitar la bandera española, lo cual tardó tiempo, y superar las presiones del ministerio del Interior", añade Camps. El Uno tiene la bandera española desde hace tres meses, y ya ha superado tres auditorías, pero todavía está pendiente de recibir los dos certificados de seguridad. La Capitanía Marítima de Barcelona no ha respondido a las preguntas de este diario sobre el proceso de certificación del barco.

Uno de los problemas que hay sobre a mesa es que muy probablemente, como ya le pasaba al anterior barco de la ONG, el Open Arms, la nueva embarcación será sometida también a estrictas inspecciones en Italia cuando empiece a rescatar migrantes en las aguas que separan las costas italiana y libia. Según el Memorándum de París, si los barcos de bandera de un país son detenidos muy a menudo, esto acaba degradando su posición en el ranking internacional, que divide los pabellones entre banderas con bandas blancas, grises y negras, para preservar el respeto a la normativa de seguridad internacional. Desde el 1 de julio España ocupa el lugar 39 en la lista de 40 países que han obtenido este año la bandera blanca.

Un verano difícil

Mentras que el Open Arms Uno continúa parado en el puerto de Barcelona, la situación en el Mediterráneo Central no solo no mejora (este año han muerto 819 personas en esta ruta, que se sepa), sino que la perspectiva es que todo irá a peor. Lo explica Xavier Aragall, responsable de migraciones del Instituto Europeo del Mediterráneo: "No es por casualidad que en la cumbre de la OTAN se habló del Sahel, porque en países como Malí o Níger ya no hay control del estado. Además, tenemos los impactos del cambio climático y de una economía criminal. También preocupa la situación en el Sudán. Y cuando toda esta gente que intenta huir llega a Libia para intentar continuar hasta Italia, son detenidos por los guardacostas libios y devueltos sin ninguna garantía. Es así como Europa ha externalizado el control fronterizo, con una total despreocupación por los derechos". Y ahora que Marruecos vuelve a ejercer de policía de la frontera española, con el visto bueno de Madrid y de las instituciones Europeas, pese a las muertes en la valla de Melilla, "tendremos que estar muy atentos a las rutas del Mediterráneo Central y Oriental".

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