Pekín mira de reojo y sube el gasto militar

La guerra de Ucrania sobrevuela la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, a pesar de que no se haya mencionado ni una sola vez

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Xi Jinping a la Asamblea Nacional

PekínLa crisis internacional provocada por la guerra en Ucrania no se ha mencionado en todo el discurso del primer ministro chino, Li Keqiang, que ha inaugurado este sábado la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, con la presentación del informe de gobierno. Está previsto que el documento se apruebe con rotunda unanimidad antes de la clausura el día 11 de marzo.

Pero la sombra de la inestabilidad que genera la guerra planea sobre la cita anual de la política china, que se ha abierto en el Gran Salón del Pueblo bajo una puesta en escena inalterable a pesar de los años. Los aproximadamente 2.800 legisladores, provenientes de todo el país, han seguido aplicadamente el discurso del primer ministro.

Las sanciones económicas impuestas a Rusia amenazan la estabilidad, que es el gran objetivo del gobierno chino en un año de cambios profundos en la política interna. Ha utilizado en 28 ocasiones la expresión “estabilidad económica” durante su discurso.

Con el telón de fondo de la crisis internacional provocada por la invasión rusa de Ucrania, Pekín ha anunciado que aumentará el presupuesto militar un 7,1%, una cifra superior al crecimiento del PIB. El dato muestra la firmeza de Pekín a la hora de continuar modernizando su ejército ante el que analiza como presiones para contener su influencia en el mar de China Meridional y las reivindicaciones secesionistas de Taiwán.

Puede ser que la situación internacional haya propiciado que el mensaje sobre Taiwán haya sido más moderado que otros años, en el que veladamente se advertía que Pekín podía recurrir a soluciones militares para recuperar la isla.

Ante el conflicto en Ucrania, China continúa navegando entre dos aguas. Por un lado, insiste en que está en contra de la guerra, pero sin ni siquiera nombrarla ni condenar la invasión de Ucrania, que califica de “operación especial rusa”. Defiende su neutralidad, aunque mantiene que Rusia continuará siendo un socio estratégico y se abstiene en las Naciones Unidas de votar contra cualquier propuesta que perjudique a Moscú. Internamente, la alianza con el relato de Moscú llegará a afectar a los forofos al fútbol, que no podrán seguir la Premier. No se retransmitirá por televisión por las imágenes de apoyo a Ucrania que podrían aparecer durante los partidos.

Pero, económicamente, Pekín intenta preservar las buenas relaciones con la Unión Europea, su segundo socio comercial, y hasta hoy no ha mostrado ningún indicio de saltarse las sanciones impuestas en Rusia para evitar represalias contra sus bancos y empresas. Incluso el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), impulsado por Pekín, anunció el viernes que suspendía sus actividades en Rusia y Bielorrusia.

Un objetivo de crecimiento económico del 5,5%, el más bajo desde los años 90

La imagen de los 7 miembros que forman el núcleo del gobierno inaugurando la sesión plenaria del Parlamento, capitaneados por el presidente Xi Jinping, no se volverá a repetir. En octubre el Congreso del Partido Comunista de China elegirá una nueva dirección. La enmienda en la Constitución aprobada en 2018, que suprime el límite de mandatos, permitirá que Xi Jinping se perpetúe en el poder, pero no se espera que lo siga todo su equipo de gobierno.

Fijar el objetivo de crecimiento para 2022 en el 5,5%, aunque es lo más bajo desde los años 90, manda un mensaje de confianza en la fortaleza de la economía china, puesto que es superior al que pronosticaban los analistas. El Banco Mundial limita la subida del PIB al 5,1% y el FMI la reduce al 4,8%. Para lograrlo, China tendrá que invertir en un potente paquete de estímulos que incluirán ayudas fiscales y créditos para las empresas.

El gobierno aspira a conseguir que la inflación no supere el 3% en este ejercicio y a crear 11 millones de nuevos puestos de trabajo urbanos. El objetivo es que el paro no supere el 5,5% en las ciudades. Son unas estadísticas que no tienen en cuenta las bolsas de paro entre la gran masa de emigración interna, más de 250 millones de personas.

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