Guerra de Siria

Primera condena por las torturas del régimen de Bashar al-Ásad

Un tribunal alemán sentencia a cuatro años y medio de prisión a un ex agente del régimen que llevó a decenas de manifestantes a un centro de detención

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El acusado de torturas a Sirio en el juicio en Alemania.

BarcelonaEyad al-Gharib, excoronel de los servicios de inteligencia del gobierno sirio de Bashar al-Ásad, ha sido declarado culpable como cómplice de crímenes contra la humanidad cometidos en la guerra de Siria. Es el veredicto histórico que ha emitido este miércoles un tribunal alemán, en la primera sentencia condenatoria por los crímenes de la dictadura siria. Al-Gharib, de 44 años, ha sido condenado a cuatro años y medio de prisión por haber ayudado a detener a al menos treinta manifestantes durante la revolución del 2011, para llevarlos al centro de detención Al-Khatib de Damasco, conocido como "la rama 251", y por haber participado así en el sistema de torturas "a escala industrial", dice la sentencia, del régimen de Al-Ásad. Diez años después de la revolución que degeneró en la guerra más atroz del siglo, es una victoria moral en la lucha contra la impunidad de la dictadura siria.

Al-Gharib, que en la lectura del veredicto se tapaba la cara con un dossier, ha sido condenado por su participación en la represión de las protestas contra el régimen que estallaron en 2011, pronto hará diez años, en la ciudad de Douma, en el sur del país. Los jueces lo han encontrado culpable de haber detenido a manifestantes y haberlos llevado al centro de detención del barrio de Al-Khatib de Damasco, donde eran torturados. El condenado, sin embargo, es solo el asistente del otro principal acusado en este caso, el oficial de los servicios de inteligencia Anwar Raslan, que está acusado de 58 asesinatos y de haber torturado a 4.000 prisioneros políticos entre abril del 2011 y el septiembre del 2012. Se lo acusa de crímenes contra la humanidad y también de violaciones con el agravante de asalto sexual. Su veredicto se tiene que hacer público en octubre.

“La decisión es histórica porque condena a todo el sistema criminal del régimen sirio. Al-Gharib es un hombre, pero formaba parte de una máquina organizada con órdenes de arrestar a civiles pacíficos, hacerlos desaparecer, torturarlos, matarlos y esconder sus cuerpos en fosas comunes", ha dicho este miércoles Anwar al-Bunni, uno de los testimonios claves de la Fiscalía como víctima de las detenciones y torturas en esta prisión, que está exiliado también en Alemania, donde reconoció a Raslan como su torturador y ayudó a desenmascararlo.

Raslan había conseguido llegar a Alemania como refugiado. El exoficial de los servicios de inteligencia y su asistente fueron detenidos en 2019 después de una investigación que, curiosamente, se había iniciado cuando el propio Raslan había acudido a una comisaría de Berlín para denunciar que lo perseguían. El juicio empezó en abril del 2020 en aplicación del principio de justicia universal vigente en el sistema alemán.

Por el tribunal han pasado numerosos oficiales arrepentidos del régimen, muchos bajo condición de anonimato por miedo a represalias a sus familias que continúan en Siria. Uno de los más excepcionales fue el de un entierramuertos, que describió los entierros de miles de víctimas de las torturas en fosas comunes en los cementerios de Najha y Al-Qutayfah, en la periferia de Damasco.

El juicio de Coblenza también ha sido la primera ocasión en la que se han utilizado como pruebas las fotografías de Cèsar, el pseudónimo del fotógrafo del régimen que desertó con 50.000 imágenes que había tomado de muertos bajo tortura en los centros de detención y que la propia dictadura utilizaba para documentar el funcionamiento de los centros de detención y para atemorizar a las familias.

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