Activismo climático

Red A22: ¿Quiénes son los activistas climáticos que atacan las obras de arte?

Colectivos ecologistas protestan por la inacción de los gobiernos interrumpiendo partidos de tenis, cortando autopistas o violentando museos

3 min
Las activistas de Futuro Vegetal enganchándose  a las Majas de Goya.

ParísTiran pintura encima de los cuadros más famosos de los grandes museos europeos, interrumpen partidos de rugby o de tenis y bloquean autopistas en hora punta. Desde hace unos meses, activistas contra el cambio climático de diferentes países actúan coordinadamente para llamar la atención de la opinión pública sobre la urgencia de actuar para proteger el planeta. La mayoría de los grupos que han protagonizado las acciones más mediáticas forman parte de la llamada Red A22 y actúan en Reino Unido con el nombre de Just Stop Oil, en Alemania con el de Letzte Generation o con el de Declare Emergency en Estados Unidos. "No estamos aquí para sensibilizar, suplicar o entretener. Estamos aquí para forzar el cambio necesario para que este mundo continúe existiendo –explican los activistas en su página web–. Estamos aquí para obligar a los gobiernos a reducir drásticamente sus emisiones de CO₂, nada más y nada menos".

De la Red A22 hay grupos en once países en todo el mundo, la mayoría en Europa. En Francia se llaman Dernière Rénovation (Última Renovación) y, como en el resto de países, han intensificado sus acciones en las últimas semanas, coincidiendo con la celebración de la COP27 en Egipto el mes pasado. "Lo que hacemos es una campaña de resistencia civil pacífica que nace de la constatación científica de que tenemos delante una ventana abierta de entre dos y tres años para actuar contra el cambio climático: si no cambiamos radicalmente nuestra forma de vida ahora, después será demasiado tarde, estará fuera de nuestras manos", advierte en una conversación con el ARA Anne-Constance, una de las jóvenes que forman parte de Dernière Rénovation.

El colectivo nació en marzo, cuando mandaron una carta al presidente de la República, Emmanuel Macron, para reclamar que se comprometa a la renovación de todo el parque inmobiliario francés para mejorar la eficiencia energética. No hubo respuesta. Ante lo que consideran la inacción del gobierno, Dernière Rénovation inició una serie de acciones que son "muy molestas" para la gente, admite la activista. El objetivo es presionar al ejecutivo para que cumpla con sus promesas en materia climática.

El colectivo –en realidad, se autodefinen como una campaña– denuncia que el gobierno francés no cumple con los acuerdos y considera que sus acciones, si consiguen que una gran masa de ciudadanos se sumen, harán reaccionar a los políticos. "El gobierno no está a la altura de la urgencia de la situación", afirma Anne-Constance.

Riesgo de ser detenidos

Por ahora son más de 300 personas en diferentes ciudades francesas, la mayoría jóvenes de entre 25 y 35 años. En los últimos meses han protagonizado acciones diarias, sobre todo cortes de carreteras, pero también han tirado pintura naranja a la estatua de Charles Ray que hay ante la Bolsa de París, han interrumpido en plena representación una obra en la célebre Opéra Bastille de la capital francesa, se han encadenado a la red de la pista de tenis de las semifinales de Roland Garros y también han interrumpido el Tour, por poner solo algunos ejemplos. "¿Por qué tenemos que llegar hasta aquí para ser escuchados? –se pregunta la activista–. La cuestión que nos tenemos que plantear es cómo es posible que en 2022 haya jóvenes que en vez de estudiar o trabajar o aprovechar la vida estén dispuestos a arriesgarse a ser detenidos".

Los activistas de Dernière Rénovation, y toda la oleada de colectivos que reivindican la urgencia climática, se inspiran en el movimiento norteamericano de los años 60 de resistencia civil, nacido para poner fin a la discriminación de los afroamericanos y la segregación racial. "Como entonces, creemos que si hay acciones muy repetitivas y sostenidas en el tiempo, se pueden acabar cambiando las cosas", explica Anne-Constance.

En España no hay ningún movimiento adscrito a la Red A22 pero sí los hay similares, como Futuro Vegetal, adscrito al grupo internacional Extinction Rebellion, un colectivo que también se autodefine como resistencia civil con presencia en unos setenta países. El grupo Futuro Vegetal, con activistas en Catalunya, es responsable de la acción en el Museo de Prado, donde dos de sus miembros se pegaron las manos con pegamento a dos cuadros de Goya a principios de noviembre. También han bloqueado los accesos a Mercabarna y han tirado coca-cola a la vitrina que protegía la réplica de una momia en el Museu Egipci de Barcelona.

stats