El Reino Unido, sin gasolina por la falta de camioneros

El gobierno evalúa la participación del ejército para regularizar la situación, agravada por el pánico de los conductores

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Colas de cotxer ante una gasolinera  a Bracknell, al oeste de Londres, este domingo

LondresPrimer fueron los estantes de los supermercados. Ahora ya son las gasolineras. En las últimas setenta y dos horas, algunas partes del Reino Unido han sufrido la histeria de los automovilistas, que se han lanzado a formar largas colas ante las estaciones de servicio para llenar los depósitos, y para cargar todo tipo de contenedores, como se ha podido ver en muchas imágenes difundidas en las redes sociales. Tienen miedo de quedarse secos en medio de la carretera.

La razón: la interrupción habitual de la cadena de suministro de gasolina debido a la endémica falta de conductores de camiones de gran tonelaje que el país vive desde hace años –se calcula que hacen falta unos 90.000–, y que afecta a todos los sectores de la distribución logística. La pandemia, pero sobre todo las restricciones a la entrada de trabajadores extranjeros debido al Brexit, son el origen de un problema que hasta diciembre había pasado desapercibido justamente por el concurso de los profesionales provenientes del continente.

En algunas partes de la Gran Bretaña, pero no en Irlanda del Norte, hasta el 90% de las estaciones se han quedado sin la gasolina más común y sin diésel. El 30% de los establecimientos de British Petroleum se han visto afectados. Una asociación de gasolineras independientes ha informado también este lunes de que dos tercios de sus 5.500 miembros han agotado las existencias de gasolina durante el fin de semana. Y la cadena de supermercados Asda, que también cuenta con gasolineras en los grandes centros comerciales en las afueras de las ciudades, ha limitado a 30 libras (35 euros) la cantidad de líquido que se puede reponer.

Visados temporales

El gobierno, que destaca que no hay falta de combustible, había insinuado inicialmente que podría ser el ejército quien se ocuparía de la distribución, una medida que de momento ha quedado fuera de la ecuación. A la vez, sin embargo, ha preparado un plan de contingencia para expedir hasta 5.500 visados de trabajo temporal, por tres meses, para atraer a conductores europeos. Y, al mismo tiempo, ha dejado en suspenso las reglas de la competencia para que las diferentes compañías puedan compartir información sobre las áreas más afectadas por la escasez de combustible y enviar las reservas necesarias.

La preocupación de las autoridades es que la situación se agrave todavía más los próximos días y afecte especialmente a las semanas previas a Navidad, cuando el abastecimiento de los supermercados es clave para un desarrollo normal de la actividad comercial y económica.

El cartel, improvisado, es muy explícito. No queda gasolina en esta estación de Tonbridge, en el sudeste de Inglaterra

En principio, la participación del ejército se ha rechazado porque no es ningún remedio efectivo, de acuerdo con Brian Madderson, de la Petrol Retailers Association. La falta de preparación a la hora de cargar combustible en las refinerías y de depositarlo en las gasolineras podría ser una traba todavía mayor que una solución de urgencia.

Por otro lado, la desesperada medida de abrir las puertas temporalmente a los conductores europeos tampoco parece una alternativa viable. Edwin Atema, jefe de investigación y aplicación de la Federación de Sindicatos Holandeses, que representa a los conductores de toda la Unión Europea, ha asegurado este lunes por la mañana en el programa Today, de BBC Radio 4: "Los trabajadores de la UE con los que hablamos no irán al Reino Unido con un visado de corta duración para ayudar al Reino Unido a salir del lío que han creado ellos mismos", en relación con el Brexit.

La palabra clave

Brexit, de hecho, es la palabra clave que el gobierno quiere evitar. Incluso la oposición laborista no osa pronunciarla para no ser acusada de ir contra la "voluntad del pueblo", según una de las fórmulas recurrentes de los partidarios del divorcio con la UE. La oposición, de hecho, dirigida por un líder, Keir Starmer, más preocupado por combatir la izquierda de su propio partido que no por fiscalizar la gestión del gobierno, está mostrándose del todo incapaz de sacar rédito político de los problemas alarmantes del gobierno Johnson.

Desde la prensa amiga, además, Downing Street se defiende y acusa a una asociación de conductores anti-Brexit de haber avivado artificialmente el pánico de los compradores cuando, el pasado jueves, informó de los primeros problemas de desabastecimiento de gasolina.

Otros sindicatos británicos han acusado al gobierno de cultivar a lo largo de los años una crisis con sus políticas de salarios bajos y de condiciones de trabajo muy deficientes. El secretario general de GMB, Gary Smith, ha asegurado en el mismo programa Today : "No estoy convencido de que solo emitir visados pueda solucionar el problema. Tenemos una crisis a corto plazo, tenemos que reunirnos y encontrar soluciones para ello. Pero tiene que haber una conversación honesta sobre un país que está inmerso en una dinámica de sueldos bajos y trabajo inseguro. Ahora pagamos por años de rebajas de los salarios y las condiciones laborales". Unos años en los que el gobierno ha estado en manos de unos conservadores más preocupados por el Brexit que por resolver los problemas estructurales del país.

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