Rusia retira tropas de la frontera con Ucrania y abre la puerta a reconocer las repúblicas del Este

Kiev dice que no se creerá la desescalada hasta que constate un repliegue real

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Tropas rusas hacen ejercicios militares en la región de Rostov.

Moscú / Barcelona¿Inicio de la desescalada o maniobra de distracción? El ministerio de Defensa ruso ha anunciado este martes por la mañana que algunas de sus tropas desplegadas cerca de la frontera con Ucrania han empezado a volver a sus bases después de acabar las maniobras. El anuncio ha causado una reacción positiva de los mercados y tanto el rublo como la grivna, la moneda ucraniana, se han recuperado. Sobre el terreno, sin embargo, Rusia mantiene las maniobras a gran escala y sigue concentrando tropas a las puertas de Ucrania. Según el ministerio de Defensa de Ucrania y los Estados Unidos, son 140.000 soldados rusos desplegados en Crimea, el lado ruso de la frontera y Bielorrusia. Una amenaza que está lejos de desaparecer. El Kremlin ha abierto un nuevo frente con la petición de la Duma de reconocer las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, que consagraría su dominio.

"Unidades de los distritos militares del sur y el oeste, que han cumplido sus misiones, están subiendo a trenes y camiones para volver a sus guarniciones hoy. Algunas unidades formarán convoyes militares", ha dicho Igor Konashénkov, portavoz del ministerio de Defensa.

El ministerio también ha difundido un vídeo en el que se ven vehículos armados volviendo a sus bases después de las maniobras, con tanques, vehículos de combate de infantería y baterías de artillería que se cargan en un tren.

Este martes el canciller alemán, Olaf Scholz, que ayer visitó Kiev, se ha desplazado a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin. El socialdemócrata, sentado en la misma larga mesa blanca del Kremlin en la que Putin habló con el presidente francés, Emmanuel Macron, ha apostado por el diálogo y ha agradecido poderse "comunicar directamente". El presidente ruso se ha referido a las estrechas relaciones económicas de su país con Alemania. Igual que hizo Macron, Scholz no se ha querido someter a la prueba PCR de los servicios sanitarios rusos, cosa que justifica para el Kremlin la larga superficie de la mesa que los ha separado.

Vladímir Putin y Olaf Scholz este martes en Moscú

Además del estacionamiento de tropas fuera de los cuarteles al lado de la frontera con Ucrania, el ejército ruso está llevando a cabo maniobras militares a gran escala en la vecina Bielorrusia, previstas hasta el 20 de febrero. Los Estados Unidos y algunos servicios de inteligencia europeos habían advertido de que estas maniobras podrían ser una cobertura para un ataque sobre Ucrania, pero el Kremlin siempre ha afirmado que volverán a los cuarteles cuando acaben. El 20 de febrero es, pues, una fecha clave para saber si efectivamente Rusia se repliega.

El Kremlin se ha apuntado la “no invasión” como una victoria propagandística y ha ridiculizado los pronósticos estadounidenses que aseguraban que el 15 de febrero se desencadenaría el ataque ruso. "El 15 de febrero pasará a la historia como el día que la propaganda de guerra occidental fracasó", ha dicho Maria Zajárova, portavoz del ministerio de Exteriores ruso: "Han sido humillados y destruidos sin efectuar ni un solo disparo". El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que los EE.UU. “han puesto el mundo entero en un estado febril": "En efecto, no es más que una campaña informativa sin precedentes para avivar la tensión en Europa”. 

¿Bluf o principio de la desescalada?

La mayoría de las bolsas europeas, que habían abierto en negativo siguiendo la tendencia del martes de caídas generalizadas, han virado a positivo con el anuncio de retirada de algunas tropas rusas. El Ibex-35, que en la apertura perdía un 0,41%, subía un 1,08% poco antes de las once de la mañana. En Frankfurt el Dax-30 subía un 1,45% a la misma hora, en París el selectivo CAC-40 ganaba un 1,31%, y en Londres el FTSE-100 subía un 0,68%. El Eurostoxx-50 también se situaba en verde con una ganancia del 1,31%.

A pesar de que se trata del primer gesto de distensión, en Ucrania se ha recibido con escepticismo. "Solo nos creeremos la desescalada cuando veamos la retirada de las tropas", ha dicho el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba.

En declaraciones al ARA, el analista militar Mijailo Samus, director del New Geopolitics Research Network, valora que el anuncio ruso "es una señal de que no habrá un ataque militar abierto estos días", pero a la vez recuerda que las bases militares rusas siguen situadas muy cerca de las fronteras de Ucrania. "Desde el punto de vista militar, no es un cambio significativo porque la mayoría de las unidades militares rusas de los alrededores de Ucrania están estacionadas permanentemente cerca de la frontera y tienen un alto nivel de preparación. Rusia podría atacar a Ucrania en cualquier momento después de esta retirada. Ataques híbridos sobre la información, ciberataques, la economía y la energía continuarán". Lo más preocupante ahora es el bloqueo económico por el despliegue naval ruso en el mar Negro: "Podría tener un enorme impacto económico. Guerra híbrida".

La Duma reconoce las repúblicas autoproclamadas del Donbass

Mientras, en el corazón de Rusia, la Duma daba luz verde al reconocimiento de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. La petición, propuesta por el Partido Comunista, ha tenido el apoyo de 351 de los 450 diputados. La cámara baja pide a Putin que sean reconocidas como estados, como pasa con Artsaj, Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia, controlados en gran manera por Moscú y que sirven para hacer presión a países como Georgia o Moldavia.

Rusia se situaría así fuera del marco de los acuerdos de Minsk, que buscaban una salida a la guerra en el Donbass, un conflicto que se ha cobrado ya 15.000 vidas. Si se acaba haciendo efectivo el reconocimiento, el próximo paso podría ser la anexión de estos territorios a Rusia, como ya pasó con Crimea. Rusia también se podría ver legitimada para una intervención si se lo piden las autoridades locales de los nuevos estados reconocidos, como pasó con Georgia en 2008 con Abjasia y Osetia del Sur. Fuentes diplomáticas ucranianas consultadas por el ARA temen que esto pueda ser percibido como un mal menor en comparación con la guerra abierta. Y si la respuesta internacional es débil, Putin tendrá el camino allanado. El presidente de la Duma ya ha advertido este miércoles: "Nuestros ciudadanos y compatriotas [como se refiere el Kremlin a los rusos que viven en las antiguas repúblicas soviéticas] del Donbass necesitan nuestra ayuda y apoyo".

Según explica al ARA el analista Denis Kolesnik, “reconocer [las Repúblicas Populares] va en contra de los intereses rusos y obviamente podría incrementar las tensiones”. Razona que, en un principio, “Rusia quería reintegrarlas en Ucrania bajo la influencia rusa, y Kiev se opuso frontalmente porque entendía el peligro que suponen para el estado ucraniano”. Concluye que si finalmente se confirma esta iniciativa, “querría decir que Rusia unilateralmente abandona el acuerdo de Minsk”.

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