Escalada nuclear

Putin y Trump juegan ahora a la amenaza nuclear

El Kremlin ordena estar listo para pruebas atómicas si la Casa Blanca da el primer paso

Vladimir Putin dirige una reunión del Consejo de Seguridad en Moscú.
06/11/2025
3 min

MoscúVladimir Putin está frustrado porque su despliegue de potencial nuclear no ha encogido a Donald Trump. Las exhibiciones rusas del misil Burevéstnik y del submarino Posidón no han pasado por alto en Washington, pero la reacción no ha sido la esperada. El presidente estadounidense no sólo no ha corrido a implorar en Moscú medidas para detener la escalada, como pretende el Kremlin, sino que ha puesto a prueba su propio misil con capacidad atómica, el Minuteman III, y ha continuado envolviendo la madeja sobre la posibilidad de realizar ensayos con explosiones nucleares.

El miércoles, el presidente ruso convocó un Consejo de Seguridad extraordinario y montó una escena pensada para un único espectador, el inquilino de la Casa Blanca. Supuestamente había que hablar de los problemas del transporte, pero el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, intervino teatralmente, se saltó el orden del día y expresó preocupación por el anuncio de Trump de reanudar las pruebas nucleares más de tres décadas después.

Putin convino que era un tema "serio" y cedió la palabra al resto de participantes en la reunión. El más vehemente fue el ministro de Defensa, Andrei Beloúsov, quien advirtió de "la acumulación activa de armas ofensivas estratégicas por parte de Washington" y aseguró que Estados Unidos está trabajando en un sistema de misiles hipersónicos capaces de llegar al centro de Rusia en seis o siete minutos. Por todo ello, concluyó: "Es recomendable empezar los preparativos para pruebas nucleares a gran escala de inmediato".

El jefe del estado mayor, Valeri Gueràssimov, también criticó que la falta de claridad en las declaraciones de Trump sobre los ensayos atómicos "no proporciona motivos para creer que no llevarán a cabo en un futuro próximo". Y añadió: "Si no tomamos las medidas adecuadas ahora, perderemos la oportunidad y el tiempo de responder eficazmente".

Preparativos para pruebas nucleares

El presidente ruso les recogió el guante, pero les paró los pies. Se limitó a pedir "propuestas" a su gobierno sobre cómo preparar pruebas nucleares, a la espera de sacar el agua clara sobre la posición estadounidense, e insistió: "Si Estados Unidos hiciese estas pruebas, Rusia se vería obligada a tomar las medidas recíprocas adecuadas". Es decir, que, pese a la amenaza, el Kremlin no tiene ninguna intención de hacer explosiones atómicas si la Casa Blanca no da el primer paso.

Este jueves, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, se quejaba de que "no ha habido ninguna reacción oficial" estadounidense en la reunión del Consejo de Seguridad ni en el lanzamiento del Burevestnik o el Poseidón. Hace mes y medio de la oferta de Putin en Trump de prorrogar el Tratado Nuevo Start, que limita el número de armas nucleares de cada país, pero en Washington no parecen dispuestos a discutirla hasta que se avance en la resolución de la guerra de Ucrania.

El analista Vladímir Frolov sugiere que Rusia está utilizando "el lenguaje laxo" de Trump sobre las pruebas nucleares para "imponer la imperativa de un acuerdo directo con Estados Unidos en cuestiones estratégicas". Es decir, Putin quiere negociar con el presidente estadounidense al margen del conflicto ucraniano. Frolov cree que "podría funcionarle", pero hasta ahora las señales de la Casa Blanca no son tranquilizadoras para el Kremlin.

Tal y como señala el experto en armas nucleares Andrei Baklitski, la actual carrera armamentista, que ambos países niegan, no está motivada por ninguna necesidad específica, sino por un "ciclo de acción-reacción". Es más, se produce en un momento de acercamiento entre las dos potencias y, por tanto, a pesar de la frialdad de las últimas semanas después del fracaso de la no-cumbre de Budapest, se enmarca en el juego diplomático.

Ahora bien, así como para Putin la obsesión por la seguridad nacional y la disuasión nuclear es producto de una inquietud existencial, para Trump se presenta como un elemento más de la fanfarronería con la que suele abordar los temas geopolíticos. La escalada es una manera de demostrar al resto que Estados Unidos es el país más poderoso y, tal y como asegura él, el que posee el mayor arsenal atómico del mundo, aunque esto sea falso y, en realidad, Rusia tenga más armas atómicas que nadie.

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