La sombra de Trump está detrás de los camioneros antivacunas de Canadá

Las manifestaciones se enquistan y se extienden mientras Ottawa continúa colapsada

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Protesta de camioneros en Ottawa contra la obligatoriedad de las vacunas para los conductores que cruzan la frontera.

WashingtonDesde hace casi dos semanas unas decenas de camioneros canadienses paralizan el país. Lo que empezó como una manifestación contra la obligatoriedad de la vacunación para poder atravesar la frontera entre Canadá y Estados Unidos –según la patronal, el 90% de los camioneros están vacunados–, a medida que la protesta ha crecido se han sumado elementos de la extrema derecha y seguidores de teorías de la conspiración para convertir la movilización en un pulso al gobierno de Justin Trudeau.

El llamado "convoy de la libertad" tiene colapsada Ottawa, la capital canadiense, y ha bloqueado –aunque sea temporalmente– el principal paso terrestre entre Canadá y EE.UU.. Como dicen sus portavoces, lo que empezó como un movimiento antivacunas "ahora es un movimiento por la libertad", una acción que directamente busca la caída del gobierno.

Entre los participantes hay líderes conocidos y reconocidos que apoyan las teorías de la conspiración de QAnon, grupos islamófobos y homófobos, representantes del ultraderechista Partido del Pueblo del Canadá (PPC) e incluso el líder de los Soldados de Odin, un grupo violento de ideas neonazis.

Los intentos de desmontar la protesta han sido totalmente infructuosos, y la aparición de banderas confederadas de EE.UU. y simbología nazi han provocado que crezca el miedo de que se vuelva violenta, cosa que incrementa las dudas de los gobiernos federal y local sobre cuál es la respuesta adecuada para poner fin a la situación.

Trudeau se muestra firme

El gobierno de Trudeau no tiene ninguna intención de rendirse a las exigencias de los manifestantes. "Están intentando bloquear nuestra economía, nuestra democracia y las vidas de nuestros ciudadanos. Se tiene que acabar", ha dicho Trudeau en una sesión extraordinaria del Parlamento, monográfica sobre la situación.

Lo que sí que han conseguido es la atención máxima de los movimientos de ultraderecha de Estados Unidos. Lo que está pasando en Canadá, normalmente reconocido como un país demasiado amable y que de manera inesperada es ahora centro del radicalismo antivacunas, se ve como símbolo de un movimiento que va más allá, con muchas similitudes y como una evolución de las demandas y movimientos postrumpistas que se viven en EE.UU..

Los principales presentadores de la conservadora Fox News, fuertemente ligados al movimiento trumpista y a la difusión de las teorías de la conspiración, hace días que abren sus programas –que tienen decenas de miles de seguidores– con este tema, y ponen a los camioneros canadienses como ejemplo a seguir, haciendo de altavoz y aprovechándose de su posición para inocular la misma rabia en los sectores de EE.UU. más propensos a imitar lo que está pasando en Canadá.

Donald Trump en una imagen de archivo.

Varios políticos conservadores también han visto un filón. El expresidente Donald Trump los aplaudió en uno de sus últimos mítines, hace unos días, y los animó a continuar con su "protesta pacífica contra las duras políticas del lunático de extrema izquierda Justin Trudeau, que ha destruido Canadá con medidas alocadas contra el covid". Una decena de congresistas del ala más conservadora, pero también el líder y el número dos de los republicanos en la Cámara de Representantes, los han apoyado. El fiscal general de Texas, republicano, publicitó en las redes sociales una campaña de crowdfunding para financiar la protesta a través de su cuenta oficial.

Críticas en Canadá

El apoyo que llega desde el sur no es muy visto por las autoridades canadienses. "Ciertamente, no tendría que preocupar al fiscal general de Texas cómo nos va en la vida diaria a los canadienses", se ha quejado el ministro de seguridad pública de Canadá, Marco Mendicino. El jefe de la policía de Ottawa dijo la semana pasada que tienen constancia de que hay un "elemento significativo" que desde EE.UU. está participando en la protesta, con financiación y ayuda a la organización, sin dar más detalles.

El impulso de la ultraderecha ha hecho aflorar el movimiento en todo el mundo, con intentos de imitación del impacto canadiense. Empiezan a aparecer réplicas: camioneros, antivacunas y seguidores de teorías de la conspiración en Australia y Nueva Zelanda se han movilizado de manera similar.

En Canberra, la capital australiana, hace días que se ven centenares de vehículos con banderas del país y emblemas y pancartas con eslóganes de Donald Trump; el martes, por ejemplo, bloquearon durante unos instantes el aeropuerto de la ciudad para impedir la llegada de los legisladores antes del inicio de sesiones semanal. Donde da la impresión que no tendrá un seguimiento tan ferviente ni con tanto impacto es en Nueva Zelanda: este miércoles apenas quedaban unas decenas de los miles manifestantes que rodearon el Parlamento en la capital neozelandesa, Wellington.

A una escalera menor también se han visto copias inspiradas en el movimiento canadiense en otros países, como por ejemplo en Francia, donde unas decenas de personas se citaron en ciudades como Niza y Perpiñán con la intención de ir a París y Bruselas para exigir el fin de los requisitos de vacunas en Europa.

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