EE.UU.

Steve Bannon, exasesor de Trump, se entrega a la justicia de los EE.UU.

El líder ultraderechista pide a sus seguidores que sigan concentrados en su objetivo: acabar con el "régimen" de Biden

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Steve Bannon acusado para no cumplir con una citación del Congreso , en Washington

WashingtonEl exasesor ultra de Donald Trump, Steve Bannon, se ha entregado este lunes a las autoridades de los Estados Unidos para hacer frente a la imputación de dos delitos de desacato a la citación del Congreso para atestiguar y entregar documentos sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero. El líder ultra es el primero que encara un proceso judicial en este caso y, si es declarado culpable, podría ser sentenciado a hasta dos años de prisión y una multa económica.

Se esperaba que durante su primer contacto con la justicia se declararía culpable o inocente, pero finalmente la jueza encargada de la primera parte del proceso, Robin Meriweather, ha decidido que este paso se dé el jueves, en una nueva audiencia. Casualmente, el juez al que se ha asignado el caso a partir de ahora es Carl Nichols, nombrado por Trump y con un historial conservador muy contundente. De momento, Bannon ha quedado en libertad sin fianza, bajo un régimen de vigilancia bastante ligero y estándar: entrega de pasaporte, notificación de movimientos si sale fuera de Washington y obligatoriedad de estar en contacto con el tribunal como mínimo una vez por semana a través del teléfono.

El momento de la llegada de Bannon al cuartel general del FBI para entregarse a las autoridades ha servido al líder ultra para mandar un mensaje a sus seguidores. En un breve discurso con tintes que han recordado la constante cantilena trumpista de la caza de brujas, Bannon ha advertido a sus fieles de que lo que le está pasando forma parte del "ruido" de las élites de Washington contra su movimiento.

"Quiero que estéis atentos, que no os distraigáis. Recordad: es la señal, no el ruido. Esto es todo ruido", ha dicho ante una muchedumbre de cámaras televisivas, dirigiéndose específicamente a la de su medio digital, WarRoom, en la que se dedica principalmente a difundir teorías de la conspiración y justificaciones del pensamiento ultraderechista. Según Bannon, su movimiento ya está "derrocando al régimen de Biden", y ha implorado que sigan con la tarea que tienen entre manos.

La nota de color la han dado las decenas de periodistas, una expectación mediática esperada, y la aparición de activistas con carteles que lo han acusado de "colpista" junto a un globo hinchable con la figura de una rata decorada con el tupé y la corbata clásicos de la imagen corporativa de Donald Trump.

Aviso para navegantes

El caso de Bannon es un hito importantísimo en la investigación sobre los hechos del día de Reyes. El exasesor presidencial, altavoz fundamental del trumpismo, es el primero en declararse en rebeldía con el trabajo del Congreso, y los demócratas esperan que sirva de aviso para navegantes para todos aquellos que todavía dudan de si colaborar o no.

Bannon se escuda en el hecho de que sigue el consejo y la voluntad de Trump, y de que su testimonio y documentos sobre la implicación y conocimiento sobre el asalto al Capitolio y los preparativos de los días previos tienen confidencialidad por el "privilegio ejecutivo" del expresidente. Los demócratas en el Congreso esperan que el proceso que está viviendo Bannon sirva para que alguno de los que también han sido citados por el comité investigador, una cifra que ya llega a la treintena, decida no arriesgarse a hacer frente a la justicia y coopere completamente, hasta el punto de dejar la lealtad a Trump.

Quien no ha dado este giro, y se enfrenta a seguir los pasos de Bannon, es el último jefe de gabinete de la administración trumpista, Mark Meadows, que el pasado viernes dejó expirar el plazo que tenía para responder a los congresistas y es posible que también sea declarado en desacato incluso esta semana.

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