Tres líderes de la UE llegan a un Kiev asediado por Putin

Zelenski asume que Ucrania no podrá entrar en la OTAN y las conversaciones continúan

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El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki,, el primer ministro esloveno Janez Jansa,  Jaroslaw Kaczynski y el primer ministro checo Petr Fiala hablan sobre un mapa en un tren hacia Kiev, Ucrania, 15 de marzo de 2022.

Bruselas / LondresQue los próximos días serán muy duros, "difíciles y peligrosos" y que se espera la intensificación de los ataques sobre varias ciudades, especialmente Kiev, lo prueba el hecho que a las 20.00, hora local, la capital ucraniana ha entrado en un nuevo toque de queda de 35 horas, durante el que todos los habitantes sin permiso tendrán que permanecer en su casa o bien en los refugios. La orden la ha dado el alcalde, Vitali Klichkó, después de que la noche anterior los bombardeos indiscriminados sobre zonas residenciales de la ciudad dejaran un balance de cinco civiles muertos y varios edificios destruidos, y cuando ha pronosticado un nuevo impulso ruso.

El toque de queda no ha afectado, sin embargo, a los primeros ministros de Polonia (Mateusz Morawiecki), la República Checa (Petr Fiala) y Eslovenia (Janez Jansa), que pocos minutos después de que entrara en vigor han llegado a la capital de Ucrania en un viaje para mostrar su compromiso con Zelenski y apoyo a Ucrania. “Esta guerra es resultado de un cruel tirano que ataca a civiles indefensos y bombardea ciudades y hospitales en Ucrania. Tenemos que parar esta tragedia tan pronto como sea posible. Por eso [...] estamos en Kiev”, ha señalado el primer ministro polaco, en una publicación en Facebook. La estampa recuerda la del presidente polaco Jarosław Kaczyński, cuando el agosto de 2008 fue a Tbilisi con los presidentes de Ucrania y los líderes de los Estados Bálticos, desafiando las ambiciones imperialistas de Rusia sobre Georgia. En el Kremlin había entonces Dmitri Medvédev y Putin era el primer ministro. Pero los argumentos ya fueron los mismos que ahora. Medvédev había ordenado una presunta operación de pacificación a la ex república soviética a raíz de la escalada bélica a Osetia del Sur, lo mismo que Putin ha exhibido sobre el Donbás. Kaczyński hizo un discurso que ahora resulta profético ante el Parlamento de Tbilisi: "Hoy Georgia, mañana Ucrania, pasado mañana los Estados Bálticos y más tarde, quizás, llegará el momento de mi país, Polonia".

La visita de los tres líderes a Ucrania era consabida, pero no ha sido secundada por los responsables de las instituciones comunitarias. Según confirman fuentes europeas, la semana pasada informaron a los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea durante la cumbre de Versalles. Pero no se hizo ningún anuncio ni, de hecho, se pidió que fueran en representación de la Unión de manera oficial porque no había consenso para hacerlo. 

Hasta ahora se había especulado con la posibilidad de celebrar en Kiev una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores, también como símbolo de apoyo. Pero nunca se ha llegado a hacer, tanto por razones de seguridad como porque Occidente intenta que Moscú no interprete ninguno de sus movimientos como una provocación más, teniendo en cuenta que, según la OTAN, el Kremlin ya fabrica suficientes pretextos para justificar sus ataques en Ucrania. Por eso, el lunes, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, advirtió a los tres líderes de los "riesgos de seguridad" que implicaba un viaje de estas características. Las mismas fuentes europeas citadas anteriormente han insistido en que no hay ningún mandato del conjunto de la UE porque Michel o ningún otro representante de las instituciones viaje a Ucrania. 

Los residentes del edificio que fue atacado con un bombardeo de artillería ante el edificio, a Kíiv

Pero para continuar mostrando unidad absoluta en todo el bloque occidental y también para acordar los próximos pasos a seguir ante la intensificación del ataque ruso en Ucrania, la semana que viene el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha convocado una cumbre extraordinaria de líderes de la Alianza Atlántica, una cita en la que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aprovechará para unirse el mismo día 24 de marzo a la cumbre de líder europeos ya programada. "En este momento crítico, los Estados Unidos y Europa tenemos que continuar unidos", ha piado Stoltenberg.

"Es una verdad y se tiene que reconocer"

Mientras tanto, Ucrania y su relación con la OTAN puede ser una de las monedas de cambio para conseguir la paz. Cuando menos, para llegar a un alto el fuego con qué empezar a negociar la salida de un laberinto dramático para millones de personas después de veinte días de invasión y guerra. Así lo ha insinuado este martes –y no es la primera vez– el presidente Volodímir Zelenski en un foro sobre seguridad que lo ha reunido por videoconferencia entre Kiev y Londres con los líderes de la Fuerza de Expedición Conjunta (el Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Estonia, Islandia, Letonia, Lituania, los Países Bajos, Suecia y Noruega). Zelenski ha dicho durante el encuentro: "Ucrania no es miembro de la OTAN. Lo entendemos. Hemos sentido durante años que las puertas estaban abiertas, pero también hemos sentido que no nos podíamos unir. Es una verdad y se tiene que reconocer. Pero si no podemos tener las puertas abiertas, entonces tenemos que cooperar con las asociaciones con las que podamos, que nos ayudarán, nos protegerán y tendremos garantías [de seguridad] separadas".

Las manifestaciones del presidente son, de hecho, muy similares a las que la semana pasada hizo en una entrevista con la cadena norteamericana ABC. Pero en medio de una guerra, siete días es mucho tiempo, mucha destrucción y muchos muertos, y el timing de sus palabras no hay que menospreciarlo, todavía menos cuando las ha pronunciado prácticamente al mismo tiempo que se retomaban las conversaciones de paz entre las delegaciones rusa y ucraniana.

¿Hace falta, pues, entender la frase clave –"Pero también hemos sentido que no nos podíamos unir. Es una verdad y se tiene que reconocer"– como una concesión a Putin? Sea como fuere, los comentarios han levantado inmediatamente inevitables especulaciones. ¿Kiev está poniendo las bases para intentar llegar a un pacto con Moscú? Una de las exigencias del presidente ruso, y uno de sus argumentos para justificar el ataque, es el riesgo que una militarizada y atlantista Ucrania supone para la seguridad de Rusia. ¿Ucrania se dobla al oso ruso, pues? ¿Acepta el chantaje de la fuerza y renuncia a su soberanía para decidir si se une a la OTAN y a la Unión Europea? Difícil de ver, de momento, al menos en opinión del anterior embajador norteamericano en la Alianza, Kurt Walker, que considera que las declaraciones de Zelenski son poco más que la asunción de una realidad. "Antes de la guerra, no había ningún movimiento dirigido a un ingreso de Ucrania a la OTAN. Por lo tanto, a la práctica, no supone mucho admitirlo", ha dicho, en un mensaje de voz dirigido a la BBC.

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