Canadá

Trudeau gana por la mínima y tendrá que gobernar en minoría

Las elecciones anticipadas dejan el mismo escenario que en 2019

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El primer ministro canadiense y líder  del Partido  Liberal, Justin Trudeau, con su familia, celebrando el resultado.

BarcelonaVictoria por la mínima. El primer ministro de Canadá, el liberal Justin Trudeau, ha ganado las elecciones de este lunes, por tercera vez consecutiva, pero tiene pocos motivos de celebración. Había anticipado dos años los comicios, confiando en que los buenos resultados en la gestión de la pandemia le brindarían la mayoría absoluta, pero se ha quedado corto: tendrá que seguir gobernando con el apoyo de los partidos del centroizquierda. Además, ha obtenido unos 300.000 votos menos que los conservadores. Unas elecciones para nada que dejan muy tocado su liderazgo.

"Os he escuchado. No tenéis ganas de hablar de política ni de elecciones: queréis que nos pongamos a trabajar para vosotros y yo estoy listo para hacerlo", ha dicho de madrugada, en un tono casi de disculpa, el primer ministro. En el hotel de Montreal donde seguía los resultados se respiraba un aire de alivio.

Las proyecciones de la radiotelevisión CBC, a la espera del recuento del voto por correo y de algunas circunscripciones, otorgan a los liberales 158 diputados (lejos de los 170 de la mayoría absoluta), mientras que el Partido Conservador se queda con 119 escaños. El soberanista Bloque Quebequés consigue 32; el progresista Nuevos Demócratas, 24, y los Verdes, 2. El xenófobo Partido del Pueblo, que se había erigido en portavoz del movimiento contra las restricciones de la pandemia, quedaría fuera de la cámara, pero ha obtenido un 5% de votos, que podrían haber cambiado el resultado a favor de los conservadores. Un escenario prácticamente calcado al de 2019 que deja a Trudeau abocado a otro gobierno en minoría.

Jugada fallida

Los analistas atribuyen el resultado precisamente a la decisión de Trudeau, el 15 de agosto pasado, de anticipar las elecciones, que fue criticada por la oposición y leída por el electorado como una maniobra partidista en plena cuarta oleada de la pandemia.

La repetición electoral, a solo dos años de los últimos comicios y cuando el gobierno funcionaba con el apoyo de quebequeses y la izquierda, ha generado malestar, más todavía cuando ha costado más de 468 millones de euros, la factura más cara de la historia del país, aparte del riesgo sanitario.

Trudeau, sobre quien recae la responsabilidad personal de haber convocado unos comicios que han vuelto el país a la casilla de salida, justificó la anticipación argumentando que los canadienses tenían que avalar en las urnas las medidas extraordinarias adoptadas por su gobierno para combatir la pandemia. Pero todo el mundo sabía que se trataba de recuperar en el Parlamento la mayoría que había perdido en 2019 o, como dijo su propia jefa de campaña, "coger el volante con las dos manos".

Cuando Trudeau convocó las elecciones tenía unos diez puntos de ventaja sobre los conservadores, pero después de una campaña exprés de cinco semanas llegaron prácticamente empatados a los sondeos. De hecho, los conservadores han obtenido más votos (34%) que los liberales (32%), pero el sistema electoral canadiense –de sufragio directo: el candidato más votado en cada una de las 338 circunscripciones es quien la representa en el Parlamento– ha concedido más escaños a los liberales. No es un mal resultado para el nuevo líder conservador Erin O'Toole, pero no ha acabado de convencer con su política de centrar el partido en temas como el cambio climático. Los conservadores no ganan unas elecciones desde 2011.

Perspectivas

La anticipación de las elecciones evita a Trudeau someterse a las urnas cuando llegue el peor impacto económico de la pandemia. La inflación se está disparando (3,1% en junio) y la falta de mano de obra (en el país hay un millón de puestos de trabajo sin cubrir) es un freno a la reactivación. El primer ministro se dedicó en cuerpo y alma a la campaña, intentando recuperar el espíritu de la "trudeaumanía" que lo llevó a imponerse por sorpresa en 2015 sobre el conservador Stephen Harper y prometiendo la creación en cinco años de un sistema de guarderías públicas en todo el país.

Los comicios se han acabado convirtiendo casi en un referéndum sobre su gestión. Su defensa de la vacunación –ha llegado incluso a reclamar la obligatoriedad de la inmunización del personal de la administración federal– le ha valido la oposición de sectores antivacunas, que han irrumpido en la campaña.

Ganador pero debilitado, Trudeau arranca su tercer mandato negociando con el Bloque Quebequés y el Nuevo Partido Demócrata, que ya fueron su apoyo en la última legislatura. Como ha dicho de madrugada el líder quebequés Yves-François Blanchet, "todo por esto".

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