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Trump y Putin se ciernen sobre Madrid

Donald Trump y Vladimir Putin se dan la mano en Helsinki
08/02/2025
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Stalin evitaba pronunciar la palabra nazismo, lo rehuía. Prefiere hablar de fascismo alemán, posiblemente porque en el nombre del partido de Hitler, el NSDAP –Partido Nacional Socialista Obrero Alemán–, había evocaciones del comunismo. Sin embargo, Stalin intentaba evitar lo inevitable: que dos estructuras y dos pensamientos totalitarios, aparentemente opuestos, tuvieran puntos de conexión. Analogías en las que hurgó la pensadora Hannah Arendt. Como ahora mismo el ensayista Anne Applebaum hurga en las autocracias y las esferas ultras.

Este fin de semana Madrid será un gran escaparate de los partidos ultraderechistas integrados en el grupo europarlamentario Patriotes por Europa. Esto está ocurriendo a tres meses contados para conmemorar 80 años de la derrota del fascismo y del nazismo. Seguro que Hannah Arendt habría logrado una acreditación de observadora, y es posible que Anne Applebaum la haya gestionado. Sorprende Applebaum cuando, desde el presente, da un salto atrás y explica que la retórica de Trump se asemeja más a la de Stalin que a la de Hitler. Que ambos, Stalin y Trump, formulen el peligro del enemigo interno con la misma intensidad. Analogía una vez más, mientras en Madrid sombras del pasado se proyectan en dirigentes de ahora. Alrededor de Viktor Orbán no sería difícil detectar las energías del autócrata Miklós Horthy y de los agitadores de la Cruz Flecha de los años 40. Aunque Viktor Orbán se formó políticamente en la juventud comunista de Székesfehérvár, la ciudad de las cercanías de Budapest donde nació. Quizás las sombras más inquietantes son las francesas de Vichy acompañando a Marine Le Pen: el mariscal Pétain, el primer ministro Pierre Laval y el ideólogo ultra Charles Maurras, todos invocando "trabajo, familia, patria", el lema de "su" Francia. El Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen son los ultras de la UE con mayor promesa social, porque la que aspira a ser presidenta de la República no olvida que muchísimos de los votos que ella y su padre Jean-Marie Le Pen han ido acumulando en las últimas décadas provienen de izquierdistas decepcionados, especialmente del Partido Comunista, un sector del Partido Comunista. Corría el año 1993 y el diario Le Monde lo difundió.

Matteo Salvini, Viktor Orbán, Marine Le Pen y Santiago Abascal recordarán que el grupo parlamentario Patriotes por Europa tiene más de 85 diputados y representa a más de diecinueve millones de europeos. Y evitan mencionar las conexiones con las oligarquías que les hacen llegar millones de euros y dólares, como hizo Steve Bannon en el primer mandato de Trump. Y Marine Le Pen difícilmente ha olvidado los millones que le llegaron en el 2017 gracias al préstamo de un banco ruso y de los buenos oficios de Vladimir Putin. Los líderes de Patriotas por Europa tanto admiran a Putin como veneran a Trump, y se puede decir que ambos planearán sobre Madrid aclamados de palabra o de pensamiento por Le Pen, Orbán y Salvini. Y, si estuviera, también por Alice Weidel, la líder neonazi alemana acogida por Musk y capaz de decir que "Hitler era comunista". De Putin se sabe que comulga con varios componentes del "fascismo rojo" elaborado por su asesor Alexander Duguin. ¿Y Trump? ¿Es fascista, Trump? El historiador Robert Paxton, especialista en fascismos, dice que sí. En cambio, Richard Evans no va más allá de decir que es un ultrapopulista, aunque reconoce que Trump desprecia la verdad y la democracia y es capaz de subvertir la moralidad.

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