El ataque ruso en Ucrania

Ucrania teme quedarse sin misiles para proteger a las grandes ciudades

Putin incrementa los bombardeos contra el país ante las dudas de Occidente de enviar más armas

Olha Kosova
4 min
Una central eléctrica bombardeada en la ciudad de Járkov, en el noreste de Ucrania.

Kiiv"Nos hemos acostumbrado a los bombardeos. A veces, ni siquiera nos despertamos. Pero últimamente, incluso nuestra fortaleza flojea. Más que el café, lo que realmente nos da energía por la mañana es saber que seguimos vivos", asegura una vecina de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, ubicada en la frontera norte con Rusia. Cerca de su casa hay trozos de cristales rotos y restos de proyectiles con la siguiente frase escrita: “Por Crocus City Hall”, en referencia a la sala de conciertos en las afueras de Moscú donde murieron más de 140 personas en un atentado el pasado 22 de marzo. Pese a que el Estado Islámico reivindicó el ataque, Rusia sigue culpabilizando a Ucrania. Como dice un proverbio ruso: "Donde hay voluntad, se encuentra una excusa".

Los vecinos de Járkov aguantan los ataques rusos con un estoicismo admirable. Así lo muestran vídeos en las redes sociales donde se ve, por ejemplo, cómo los jugadores de un campo de fútbol se echan al suelo sin perder los nervios cuando hay un bombardeo, o como un grupo de mujeres que hacen yoga recogen las suyas cosas con total calma después del estruendo de un ataque. Pero después de más de dos años de guerra, parece que el instinto de supervivencia empieza a fallar.

La intensidad de los bombardeos rusos ahora es imposible de ignorar. Desde marzo, además, el principal blanco son las infraestructuras. Este jueves las tropas del Kremlin han lanzado más de 40 misiles y cerca de 40 drones de ataque contra la red eléctrica y de gas, una ofensiva más potente que la del otoño del 2022. Además, los ataques son ahora más precisos y sus consecuencias más devastadoras.

Járkov ha vivido momentos críticos al quedarse completamente a oscuras. Aunque el suministro se ha restaurado de forma intermitente, el alcalde de la ciudad, Igor Terekhov, ha reconocido que las principales instalaciones energéticas han quedado destruidas, lo que afecta tanto a la electricidad como a la calefacción.

Asimismo, la central eléctrica de Trypilska, una de las mayores de Ucrania, también ha sido bombardeada y ha perdido el 100% de su capacidad operativa, según la empresa propietaria, Centrenergo. De hecho, los expertos admiten que será extremadamente complicado, sino imposible, recuperar el estado que tenía el sistema energético antes del 22 de marzo. “Sin suficientes misiles para la defensa antiaérea, todos los esfuerzos son en vano”, lamentaron fuentes de la compañía.

Ante una amenaza cada vez mayor, se multiplican los mensajes de los ucranianos en las redes sociales pidiendo que la OTAN “cierre el cielo sobre Ucrania”, algo que ya solicitaron sin éxito a principio de la guerra. Sin embargo, entonces los países de la Alianza Atlántica sí proporcionaron a Ucrania misiles Patriot e IRIS-T para interceptar los proyectiles rusos, lo que permitió a los ucranianos dormir más tranquilos.

En la capital, Kiiv, la defensa aérea ucraniana era incluso objeto de poemas o expresiones de arte para agradecer la protección que ofrece a la ciudad. Ahora, sin embargo, la situación es menos poética. Tras los ataques, el presidente Volodímir Zelenski ha destacado que los recursos de los sistemas de defensa aérea ucranianos son críticos, y ha vuelto a pedir más armas a Occidente, en vez de "cerrar los ojos y dedicarse a largos debates".

The Washington Post ya informó de lo que es evidente en el país: los suministros de misiles para proteger a las ciudades se están agotando. Esto significa que, en lugar de interceptar cuatro de cada cinco misiles que Rusia dispara contra Ucrania, sólo podrá frenarse uno. Algunos expertos incluso afirman que "muy pronto" Ucrania se va a quedar sin proyectiles para proteger el cielo de las grandes ciudades.

En su cuenta de X, el periodista de Bild, Julian Röpke, declaró este jueves que el "muy pronto" ya ha llegado. "Como dije hace unas semanas (y casi nadie me creyó): Ucrania se ha quedado sin misiles Patriot e IRIS-T. También se han agotado o destruido la mayoría de los otros suministros de defensa aérea", ha escrito el reportero.

Las palabras de Röpke han llamado la atención de Ilya Yevlash, el portavoz de la fuerza aérea ucraniana que, sin ofrecer detalles exactos sobre los recursos disponibles, ha pedido a los ucranianos que mantengan la calma y ha asegurado que los países aliados están plenamente informados sobre la situación. Sin embargo, Yevlash no ha escondido que el problema existe. "Debemos entender ante todo que Ucrania no produce de forma independiente estos sistemas y proyectiles. Obviamente, necesitamos más misiles", ha afirmado. Por su parte, los oficiales rusos han declarado tener constancia de que Ucrania se está quedando sin misiles y, por ello, han decidido intensificar los ataques.

El bloqueo en EE.UU.

El principal obstáculo para obtener nuevos misiles es el bloqueo que Estados Unidos mantiene para un paquete de ayuda militar en Ucrania de 60.000 millones de dólares. Este paquete debe ser aprobado por las dos cámaras del Congreso: el Senado, controlado por los demócratas; y la Cámara de Representantes, en la que los republicanos tienen mayoría. Los partidarios de Trump en la Cámara pretenden obstaculizar a la administración de Biden hasta las elecciones de noviembre para mostrarlo como un líder inepto.

Recientemente el presidente Zelenski ha reconocido que, sin el apoyo estadounidense, será imposible ganar la guerra. Y la trágica realidad es que los bombardeos siguen destruyendo casas, fábricas y ciudades enteras, hundiendo la economía y siguiendo vidas humanas en Ucrania.

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