El ultra Éric Zemmour entra en campaña

El candidato al Elíseo, de ideas islamófobas y machistas, está impulsado por un magnate de la comunicación accionista de Prisa

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Una mujer increpa el político de extrema derecha francés Eric Zemmour en Marsella, al sur de Francia, en una imagen reciente.

ParísÉric Zemmour, el nuevo aspirante a presidente de la extrema derecha francesa, siempre había soñado con formar parte de la élite política y social de París. De joven lo intentó por la puerta grande, a través de la Escuela Nacional de Administración (ENE), la prestigiosa escuela de Estrasburgo que forma las élites del país – han pasado todos los presidentes que ha tenido Francia en los últimos 25 años, a excepción de Nicolas Sarkozy–, pero no consiguió entrar. Es una espina que siempre tendrá clavada, pero su reconversión a periodista lo catapultó a estrella mediática y le puso en bandeja el paso a la política que acaba de hacer. 

“Su historia es la de una ascensión social como hay muchas otros en el deporte o en la música. Pero hay muy pocos casos equivalentes en el mundo intelectual”, afirma el periodista del Express Etienne Girard en la biografía (no autorizada) de Zemmour, Le Radicalisé. El candidato xenófobo, conocido por su discurso antiinmigración, proviene de una familia modesta de judíos argelinos emigrada a Francia en los años 50. Su ascenso intelectual y, sobre todo, su salto a la política, no se entienden sin la figura del magnate de la comunicación Vincent Bolloré, presidente del grupo Vivendi, que integra medios de comunicación como Canal+, CNews, Europe 1 y Paris Match. Éric Zemmour empezó a hacerse conocido como editorialista del diario Le Figaro, pero se hizo realmente popular en su etapa a CNews, donde tenía un programa que disparaba las audiencias, con cerca de un millón de espectadores. Desde 2019, cuando Zemmour aterrizó a la cadena, CNews ha triplicado sus espectadores. “Bolloré le hizo su hombre de confianza”, explica Girard. La prensa francesa asegura que el periodista y el empresario hablan cada día por teléfono y comen juntos una vez al mes. 

Declaración de guerra a Macron

Zemmour dudó durante mucho tiempo si presentarse o no a las elecciones. Poco se sabe de los motivos que lo empujaron finalmente a dar el paso, más allá de la supuesta decadencia de Francia, pero Bolloré es la clave. El empresario, a punto de cumplir los 70 años, hace meses que planea expandir su imperio comunicativo antes de ceder el reinado, pero algunos de sus planes empresariales se han visto truncados. Bolloré cree que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, está detrás de sus fracasos. Hace pocos días, Le Monde publicaba un reportaje que explicaba una tensa comida en el Elíseo entre el presidente de la República y Bolloré el junio pasado. Durante el encuentro, Macron habría reprochado al magnate que estuviera intentando quedarse con todos los medios de comunicación. “Lo que pasa aquel día en la Elíseo es mucho más que un simple desacuerdo: es una declaración de guerra” de Bolloré al presidente francés, asegura el diario. Dos meses después estallan los rumores que apuntaban que la estrella de CNews se presentaría a las elecciones presidenciales.

“"Zemmour es el candidato de un grupo audiovisual”, aseguraba el expresidente François Hollande en una entrevista al Corriere della Sera. “Reprochamos a Silvio Berlusconi que hubiera puesto sus televisiones al servicio de su carrera política, pero ahora hay un grupo privado, el de Bolloré, que ha escogido a Zemmour como portavoz de sus intereses”, lamentaba Hollande. 

Bolloré no solo tiene la mirada puesta en los medios de comunicación en Francia. Vivendi forma parte del accionariado de la italiana Mediaset, de Universal Music y Telecom Italia. En España participa del accionariado de Prisa –propietaria del diario El País y la Cadena SER, entre otras– con un 9,9% y Bolloré aspira a obtener el 29,9%, el límite que obligaría el grupo a lanzar una opa para el 100% de Prisa. La operación está pendiente del aval del gobierno español, a quien Vivendi ya ha pedido que autorice la adquisición de acciones.

Rodeado de jóvenes

Si Vincent Bolloré ha empujado a Zemmour a la candidatura para echar a Macron del Elíseo y tener vía libre para sus planes de negocio, lo cierto es que el experiodista ha sabido sacar rédito de sus obsesiones contra el Islam y ha conseguido grupos de apoyo que han surgido mayoritariamente en las redes, como la Generación Z, un grupo de jóvenes de extrema derecha que se ha volcado en su carrera en el Elíseo. Su presidente, Stanislas Rigault, es un joven de 22 años que desde hace semanas se pasea por los platós de televisión y los micrófonos de radio para defender las ideas del periodista. También tienen un papel importante, sobre todo a la hora de buscar apoyos en el territorio, los llamados Amigos de Zemmour, la asociación que está detrás de su campaña electoral y que busca la financiación necesaria para pagarla. Se trata también de gente muy joven que ve en Zemmour al candidato ultraconservador intelectual que le faltaba a Francia. 

Detrás de Zemmour no hay ningún partido, ni políticos conocidos. Solo sus fans, algunos hombres de negocios que le ayudan a financiarse y su núcleo duro, con quien está empezando a diseñar una estructura de partido. Su principal asesora es Sarah Knafo, una brillante y ambiciosa enarca –ella sí que ha pasado por la ENE– de 28 años que se ha convertido en su mano derecha. Knafo ha presentado a Zemmour la mayoría de las personas que formarán parte de su equipo. Todas tienen en común que son jóvenes y sin prácticamente experiencia en el mundo de la política. Es una de las principales debilidades de la candidatura de Éric Zemmour, que este domingo se ha estrenado en su primer acto de campaña. 

Reconquista, el nuevo partido para vencer a Macron y a Le Pen

Su obsesión es la supuesta islamización de Francia. El nombre del nuevo partido del ultraderechista francés Éric Zemmour, que ha revelado este domingo en el primer mitin electoral, resume a la perfección su defensa de la necesidad de frenar el “declive” del país: el partido se llamará “Reconquista”, una referencia evidente a la historia de la España de los siglos XI al XIII, cuando los cristianos expulsaron a los musulmanes de la península Ibérica. “Salimos a la reconquista de nuestro país”, ha gritado ante las 13.000 personas que han asistido al acto.

Después de denunciar “el odio” de los medios de comunicación y de “la extrema izquierda”, Zemmour ha defendido sus postulados antiinmigración . “Soy el único que establece sin falso pudor el vínculo evidente entre la inmigración del otro lado del Mediterráneo y las amenazas que cada día pesan más sobre las mujeres francesas, sobre su libertad y, a veces, sobre sus vidas”, ha asegurado antes de dirigirse a los ciudadanos “que no son franceses” para proponerlos “la asimilación”. “Sí, yo hago la distinción de los que son franceses y los que no lo son”, ha dicho sin despeinarse.

En su discurso ha desgranado sus propuestas, como limitar el derecho de asilo, expulsar del país sistemáticamente a los inmigrantes en situación irregular o a los que no encuentren trabajo en cinco meses. También propone endurecer las condiciones para obtener la nacionalidad francesa.

Durante el acto, seguidores de Zemmour han agredido violentamente a un grupo de activistas que han mostrado camisetas con el lema “No al racismo”. No ha sido el único incidente del acto. El mismo Zemmour ha sido agredido por un hombre, que ha sido rápidamente neutralizado por el equipo de seguridad del candidato, cuando hacía su entrada en recinto. El ultraderechista ha resultado herido en la muñeca. También algunos periodistas han denunciado insultos por parte de asitentes al acto. Horas antes, más de 2.000 personas se han manifestado en París contra la extrema derecha de Zemmour y de la otra candidata xenófoba, Marine Le Pen.

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