Estados Unidos

El trumpismo acentúa la persecusión en las universidades a raíz del asesinato de Kirk

Las bases MAGA señalan a las universidades como lugares de "radicalización marxista", aunque el tirador sólo había sido un semestre en el campus

Un velatorio para Charlie Kirkfos, asesinado a tiros durante un acto en la Universidad de Utah Valley en Estados Unidos.
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WashingtonTyler Robinson, el presunto asesino de Charlie Kirk, no era estudiante universitario –solo estuvo matriculado un semestre en una ingeniería eléctrica que abandonó– y los expertos tampoco tienen claro que fuera un "radical de izquierdas", tal y como lo definía Donald Trump antes de que ni siquiera se supiera su identidad. Buena parte de las inscripciones en los casquillos de bala, que la investigación cita como prueba de un "proceso de radicalización", están más bien inspiradas en el mundo de los videojuegos. Una de las frases es una referencia al videojuego Headliners 2: "¡Eh fascista, tómalo!", la cual iba acompañada de tres flechas. Pero los hechos ya no interesan a los círculos trumpistas, que han iniciado una caza de brujas online y apuntan a las universidades como "centros de radicalización marxista".

Una de las fórmulas que, sospechosamente, más se repite en las publicaciones de X –y que incluso ya se han contagiado a la burbuja digital catalana– es el relato de cómo un chico normal criado en una familia republicana y trumpista acabó radicalizado en la "extrema izquierda" tras ir a la extrema izquierda. "Nuestras universidades ya no son instituciones de educación superior y lugares donde explorar el pensamiento. Son el caldo de cultivo para marxistas y comunistas radicales", escribía una usuaria con más de 50.000 seguidores. "Me gustaría saber los nombres de los profesores que radicalizaron a este joven joven. Me pregunto si podrían ser acusados ​​de incitar este asesinato político", escribía otro perfil con más de cinco millones de seguidores.

Quien introdujo a Robinson en el uso de las armas para que supiera manejar el rifle de caza con el que disparó a más de 180 metros el disparo preciso que hirió de muerte a Charlie Kirk no fue ningún profesor, sino su familia. En el perfil de Facebook se ven fotografías del chico, mucho más joven, manipulando armas de todo tipo. El autor del último episodio de violencia armada de Estados Unidos desarrolló la pasión por las armas en casa.

Uno de los grandes interrogantes es hacia dónde conducirá Trump toda la revulsión que ha generado el asesinato de Kirk. Las bases MAGA ya señalan el camino: rematar a las universidades. Después de más de medio año de persecución ideológica encubierta como guerra cultural en los centros de educación superior, con las retiradas de fondos y cancelación de visados ​​de estudiantes, ahora se prepara el terreno para que el presidente pueda aplicar acciones más duras. También contra los medios de comunicación. La influencer ultra Laura Loomer, otra figura en el mundo MAGA que tiene conexión directa con la Casa Blanca, pide que "existan demandas masivas y que los medios propagandísticos tengan que pagar por lo que han hecho". "Están radicalizando a la gente para que asesinen a sangre fría", añade Loomer.

Aunque el asedio a Harvard y Columbia son los casos más conocidos, la realidad es que Trump también ha estado acosando a despachos de abogados para evitar que acepten presentar recursos contra sus acciones ejecutivas y en los medios de comunicación. En la sala de prensa de la Casa Blanca cada vez hay más comunicadores de los nuevos medios que han nacido a la sombra del trumpismo y que están desplazando a los periodistas. El resultado es que en las ruedas de prensa las preguntas amigas –e incluso alabanzas a Trump– están ganando terreno a aquellas que cuestionan al presidente.

Las bases trumpistas han convertido a X –la red controlada por Elon Musk– en una especie de acto de fe digital donde se exhiben nombre y apellidos de personas anónimas por su posicionamiento sobre el asesinato de Kirk. Capturas del perfil de LinkedIn, Facebook e incluso stories de Instagram se agolpan en la red mientras se pide el despido de las personas citadas. El mismo movimiento ultraconservador que criticaba la cultura de la cancelación y decía que el wokismo había dejado a un lado la libertad de expresión para criticar los discursos de odio y racistas, ahora se ha convertido en la nueva policía de internet y revisa perfiles de trabajadores del gobierno y grandes empresas como Apple para ver qué han escrito.

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