Agitadores de extrema derecha con piel de cordero de periodistas

La medida es incómoda, antipática. El gobierno del PSOE promueve que el Congreso se dote de un reglamento para evitar el show diario que los agitadores de extrema derecha hacen en las ruedas de prensa: persecuciones por los pasillos, provocaciones por tenerlas grabadas en vídeo, intervenciones que no son preguntas sino editoriales que nadie ha pedido... Personajes como Viten tivas que les permiten el privilegio de poder cuestionar a los representantes del pueblo para montar su numerito a menudo teñido de un matonismo inadmisible. Y, sin embargo, regular esto puede ser un buen sidral. Porque cuando el periodismo abusa de la democracia es lamentable, y la extrema derecha da muestras a diario. Pero cuando es la política la que abusa del periodismo entonces el resultado es directamente catastrófico.

Ojalá salgan adelante, ya que el resultado debería ser un juego más limpio y una mejor información para el ciudadano, sin la interferencia de trinchereros batussers que basan sus crónicas en la distorsión sistemática de las voces de los demás con ediciones de vídeo y montajes de vergüenza ajena. Y también debería resultar una dignificación del (buen) periodismo. Pero habrá que hilar muy fino para evitar la arbitrariedad. Y el límite que separa a una pregunta incómoda de una impertinencia o insulto a veces puede resultar delgado, sobre todo en esta época de hipertrofia de la ofensa. Este dilema, por cierto, ilumina las carencias de las asociaciones de prensa, que en aras de un mal entendimiento de la defensa del periodismo acaban poniéndose de perfil y, por tanto, legitimando esta adulteración del oficio por parte de indeseables. Deberían ser más valientes e implicarse en la elaboración del reglamento, precisamente para protegerse.