La añoranza es un sentimiento tramposo que romantiza el pasado como sistema de autodefensa cuando el presente nos resulta terreno hostil.El Mundodestinaba la portada del domingo a espolear el possanchismo dentro del PSOE, de la mano de los sospechosos habituales Page, Lambánte otro. Y escribían este subtítulo: "Quieren visibilizar una alternativa: «No puede calar la idea de que el PSOE clásico no va a volver»». Espero que el lector me permita el estilo telegráfico para intentar condensar en pocas líneas cosas que me vienen a la cabeza cuando siento "PSOE clásico". Los GAL, Vera, Barrionuevo y el señor X. Filesa. El piano de Narcís Serra. Alfonso Guerra tirando de un avión Mystère para ahorrarse un atasco en carretera. Los hermanos de Alfonso Guerra. La promesa de los 800.000 empleos de Felipe González, incumplida. Loapa. Corcuera aprobando que la policía pudiera entrar en las casas esbozando la puerta sin permiso judicial. Las peonás de Andalucía como método para mantener el voto cautivo. El caso de los ERE. El caso Mercurio. La broma del referendo de la OTAN y el "de entrada, no". Baltasar Garzón.
La lista podría seguir un buen rato, pero se hacen la idea. Y, claro, queEl Mundoahora se preste a esta nostalgia del felipismo cuando su razón de existir fue convertirse en hostigador de aquel régimen que tenía muy cerca al diario más vendido (El País), la radio más escuchada (la SER) y la única televisión de pago y prestigio, concedida graciosamente (Canal+), lo cierto es que resulta bastante conmovedor; si incluso su director fundador, Pedrojota Ramírez, fue víctima de un montaje sexual para tratar de descabalgarlo, presuntamente con las cloacas del PSOE "clásico" financiándolo, según sugería el perjudicado… Ya se ve que la memoria es traicionera. O quizás lo son los principios.