La autoestima televisiva en los especiales electorales

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Antonio García Ferreras en el especial de laSexta sobre las elecciones en Euskadi.

El domingo por la tarde, la primera cadena que prestó atención a las elecciones vascas fue La Sexta, con un Objetivo Euskadi que empezaba a las siete y media con Antonio García Ferreras al frente. El primer plato eran los resultados de los sondeos con la habitual mesa de contertulios que, más que priorizar el análisis, pretende estimular cierta polémica. Una hora después de arrancar, Manuel Cobo, político del PP que desde la mesa admitía su aspiración de que su partido tuviera cada vez más votos, bautizaba a Pedro Sánchez como "el Red Bull de los nacionalistas, porque las da alas, las da votos y las da poder". Su vehemencia convirtió al moderador en tertuliano, y Ferreras le recordó que fue con el gobierno del PP que había habido dos referendos independentistas y ninguno con el PSOE en el poder. El cara a cara de Cobo con la periodista Angélica Rubio animó el impasse de las encuestas previas, que siempre es la etapa más amodorrada de los especiales electorales. Objetivo Euskadi se prolongó hasta poco después de las once de la noche, con el despliegue habitual de redactores en sus sedes electorales, las conexiones en directo y entrevistas a los candidatos. Siempre con la rueda impaciente de García Ferreras, su minuto y resultado, más circense que constructivo.

TV3 relegó la especial de las elecciones vascas al 3/24 en un programa impecable pero de recursos mínimos. La presentadora Cristina Riba hizo triplete en domingo: sondeos, Telenoticias y valoración de los resultados, alternando ambas cadenas. En TV3 priorizaron un refrito del concurso Atrápame si puedes antes que dedicar tiempo a la actualidad electoral más inmediata, en una etapa de la televisión pública donde parece que el periodismo les molesta y sólo confían en el entretenimiento para incrementar cifras de audiencia. La especial en el canal de noticias con el análisis de Jordina Arnau y Txell Ortiz demostró una preparación exhaustiva por parte de la tripleta de periodistas que encabezaban la emisión. Fueron conectando en directo con Montse Castany y Aitor Álvarez desde Euskadi y David Melgarejo desde Madrid. Después del Telenoticias, Riba continuó con la especial en el 3/24, con entrevistas y conexiones con las sedes de los partidos. Un programa humilde pero eficaz, que, al menos, quizás hubiera podido promocionarse mejor.

El especial electoral más ambicioso y que alcanzó la excelencia fue el de La1. Marta Carazo y Alejandra Herranz desde el plató del Telediario condujeron los preliminares de las encuestas y, con el escrutinio, ofrecieron datos y alternarse con la emisión desde Bilbao conducida por Xabier Fortes. Análisis al margen, la majestuosidad de la puesta en escena fue espectacular gracias al tratamiento visual. El sed se situó frente al Museo Guggenheim y se utilizó la arquitectura como decorado suntuoso para integrar parte de la infografía. Un especial cuidado con los colaboradores, muy rico informativamente, digno de una televisión pública, pero, a la vez, hipnótico en lo que se refiere a la imagen.

A veces, más que buscar las cosquillas en los audímetros, es gratificante percibir el deseo de marcar las diferencias, de asumir retos y de notar la pulsión de conectar con el espectador a través de la autoestima televisiva.

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