Un café al día te separa de ser un gran tenedor

Si ayer hablábamos de los secretos de feria deEl Español para vivir hasta los 132 años –que si dos yogures, que si tres copitas de vino– hoy toca ocuparse de otro subgénero periodístico: lo que pregona que con un pequeño ajuste se puede convertir en un potentado de bolsillos hondos. Atención al titular: "Mago More (54), emprendedor, sobre el ahorro en España: «Una chica estuvo dos años sin tomarse un café y ahora tiene quince pisos»". Aunque los tomara antes en estos establecimientos extrañamente llamados "café de especialidad" –donde la pompa en el nombre se traduce en unos precios infladísimos para una taza de agua infusionada– ya se ve que los números no salen. Los 730 cafés de estos dos años deberían costar cada uno 6.164 euros para poder adquirir un inmueble de 300.000 euros (y ya echo bajo). Luego lees, y lo que dice es que la chica en cuestión, que limpiaba casas, logró ahorrar para pagar la entrada de un piso, y que el inmueble costaba 50.000 euros. Vamos, que pudo ahorrar 1.000 tristes euros en dos años gracias a pasar la fregona en estado de semisomnolencia por falta de cafeína. A partir de ahí, la joven se convirtió en emprendedora y, siguiendo el cuento de la lechera del Mago More –que tan pronto saca del sombrero de copa un conejo como quince pisos– ya estará comprando media ciudad, en estos momentos. Bezos y Musk ya tiemblan.

El objetivo de artículos así, claro, es que nadie reclame que quizá habría que pagar 500 euros más anuales a esta profesional, si eso le debe permitir no ya vivir en propiedad, sino poseer un pequeño imperio inmobiliario. Es como cuando, a raíz de la crisis, aparecían artículos poniendo de moda cosas como el doblemanting, la táctica infalible para ahorrar en calefacción, y otras miserias periodísticas similares para que la precariedad tuviera una pátina cool. No vaya a ser que se nos alborotase el gallinero.