'Como si fuera ayer'.
Periodista i crítica de televisió
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Una de las tramas más delirantes de los últimos meses del Como si fuera ayer es, sin lugar a dudas, la de las primas, Lidia y Gina, envueltas con el mismo amante y embaucador de señoras. Introducir en la historia un personaje de esos que los medios llaman "estafador del amor" no está mal, básicamente porque hemos podido ver en las noticias y en reportajes cómo estos individuos existen ya menudo se salen con la suya. Construir el relato por duplicado ya ha sido algo atrevido, pero después la serie ha terminado abocada a la turquización. Ha sido todo tan exagerado, forzado y melodramático que Como si fuera ayer ya parece una telenovela turca pasada de tuerca. Primero la rivalidad de las primas por la herencia y después la inaudita y surrealista seducción del marido de Gina por parte de Lidia. Deducimos que la filigrana servía para dar una vía de salida al personaje de Jordi, que ha desaparecido (¿temporalmente?) de la serie. Entonces, ambas mujeres se recomendaban una aplicación de citas y hacían un pacto extraño: decidían no hablar entre ellas de sus relaciones amorosas dada su tendencia a sentirse atraídas por el mismo perfil de hombre. Extraño. A partir de ahí entrábamos en la dinámica del estafador sentimental jugando en paralelo, como las engañaba y obtenía transferencias por duplicado. El descubrimiento de la farsa ya tuvo aires de culebrón tronado con el desmayo de Lidia en medio de la calle. Capítulo a capítulo, la cosa iba degenerando cada vez más. El planteamiento de los Mossos de utilizar a Marta como señuelo para pillar al estafador in fraganti ya era bastante inverosímil. Unos Mossos, por cierto, que están quedando como ineptos. Organizan una trampa temeraria para detener al estafador pero, finalmente, se les escapa en plena calle porque las primas, en un estado de histeria propio de un sketch malo del José Mota, atacan al ladrón a bolsos mientras la policía intenta llevárselo a comisaría. Por no hablar del fracaso y la apatía de los Mossos en el caso del bar del narcotráfico donde se utilizan menores. Siguiendo con las primas, el triste papel de estos dos personajes femeninos es alarmante. Y muy especialmente el de Gina, que tiene más recorrido narrativo en la serie, y aun así ha acabado en un rol que no encaja con el talante de su personaje. Las amenazas y las persecuciones por la calle ya se entiende que eran para añadir algo de suspense y acción al Como si fuera ayer, que de vez en cuando necesita algo de sacudida para no caer en el aburrimiento costumbrista. Pero el esperpento final lo hemos constatado en los últimos minutos del episodio de este viernes. Ese giro de última hora ya ha sido el colmo del despropósito. Más que estimular la desazón o la empatía del espectador, lo que hace es arrastrarlo a la burla y los aspavientos. La trama degenera en el nivel de las telenovelas más histriónicas. Con la trama de las primas del Como si fuera ayer han arrastrado al espectador al hate-watching, en el que te enganchas a la serie para reírte de la deriva del guión. O quizás es que ya se trata de eso...

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