Circula desde ayer un vídeo bajo la marca Channel 1 que muestra un informativo piloto generado gracias a la inteligencia artificial. Los presentadores son avatares digitales creados a partir de personas reales, capaces de cambiar de lengua de forma instantánea, y con una apariencia bastante convincente (si obvias detalles como manos con dedos de formas extrañas o una incapacidad manifiesta a la hora de hacer chistes ligeros para las transiciones). Los creadores aseguran que quieren producir unas 500 historias diarias, contando que las personas en general consumimos unas diez en media hora y, a partir de ahí, hacer que un algoritmo decida para cada uno cuáles son las piezas que potencialmente pueden interesarle más. Un informativo a la carta.
La pregunta está servida: tiene sentido mantener los canales todonoticia humanos ¿que van sirviendo el mismo menú una y otra vez a todo el mundo, en fracciones de media hora? Sin negar ni un gramo de la espectacularidad de la imagen resultante y las posibilidades que abre, el informativo de Channel 1 tiene un defecto insalvable, al menos por el momento: le falta alma. No lo digo desde una posición humanista o mística, hablo de todo lo que la inteligencia artificial todavía no sabe replicar, desde la calidez y expresividad a las inflexiones de la voz que sólo aparecen cuando alguien comprende el sentido global del discurso. Ésta start-up capitaliza con acierto la fascinación y el poder de marca que va acumulando la IA, pero a quienes consideramos que la solución al periodismo debe ser periodística y no tecnológica –¡pero utilizando la tecnología, claro!–, Channel 1 no debe hacernos perder el sueño. Ahora bien, medios como el 3/24 deben afilar los sentidos, ya que los bustos hablantes digitales obligarán a buscar la diferenciación: mayor comentario, mayor interacción, mayor riesgo, mayor credibilidad y menos circular por inercia por el carril central. ¿Nos ponemos?