Dígitos y Andróminas

Todo lo que ha destruido Elon Musk en un año en X

X, el antiguo Twitter, no acaba de convencer a nadie y los tuits se han convertido en una notable fuente de desinformación

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Elon Musk

El 27 de octubre de 2022, Elon Musk adquirió Twitter, al que rebautizó como X en julio. En el transcurso de los últimos doce meses bajo la nueva dirección, la empresa ha despedido a miles de empleados y ha sufrido una disminución del 60% en sus ingresos publicitarios, su principal fuente de financiación. Esta transformación no ha sido bien recibida por los inversores, puesto que el valor de X ha experimentado una caída superior al 50%. Además, muchos usuarios perciben que la plataforma ha pasado de ser una fuente relativamente fiable de información a ser un canal propenso a difundir desinformación, en parte debido a la relajación de los filtros y las reglas de moderación de contenido que anteriormente se aplicaban.

Sin embargo, durante el mes de septiembre, según la consultora SimilarWeb, X registró 5.900 millones de visitas, sólo un 13% menos que en el mismo mes del año anterior.

El cambio de propiedad de la plataforma de microblogs –y ahora se puede llamar así más que nunca, porque los usuarios que pagan pueden publicar textos largos, en vez de hacerlo en otro sitio y enlazarlo desde del tuit– ha estado rodeado de controversia. Especialmente, las acciones controvertidas y contradictorias de Elon Musk han alimentado muchas de las polémicas a lo largo del año. Durante el primer verano bajo la dirección de Musk, el mundo sufrió clima extremo en varias regiones, con incendios devastadores, inundaciones y otros desastres medioambientales. Aunque la mayoría reconocía la evidencia del cambio climático, pocas semanas antes se había eliminado la prohibición de miles de cuentas negacionistas del cambio climático en Twitter. Igualmente, se ha favorecido el retorno de usuarios que promovían desinformación sobre el cóvido y las vacunas, aprovechando las nuevas libertades. En algunos casos ha sido el propio Musk quien ha realizado intervenciones ofensivas, aplicándose un trato preferente y captando a millones de nuevos seguidores. conflicto entre Israel y Hamás, donde la plataforma ha visto una proliferación sin precedentes de falsedades y desinformación, a menudo propagadas por agencias de espionaje estatales. La retirada del distintivo que antes indicaba los perfiles de confianza y la introducción de la modalidad Premium, que ofrece mayor visibilidad a los abonados que pagan 8 euros al mes, han generado críticas. Convertir la capacidad de pagar en un indicador de confiabilidad parece lo contrario de la credibilidad.

Este clima ha generado un caos informativo. Siempre se había cumplido el patrón de que un 10% de los usuarios publicaban el 90% de los tuits. Pero ahora, según un estudio de la Universidad de Washington, durante los tres días posteriores al ataque de Hamás a Israel, siete cuentas premium de X dominaron completamente las conversaciones. Estos perfiles acumularon 1.600 millones de visitas, muy por encima de los 112 millones de visitas que sumaron los principales medios de comunicación como The New York Times, la BBC, Reuters o la CNN. “Publican muy rápido, sin contrastar nada ni citar fuentes, logrando así más visibilidad”, se queja uno de los investigadores citados por el diario francés Le Figaro.

Problemas con la publicidad

Linda Yaccarino, consejera delegada de X desde junio, se ha apresurado a recuperar a antiguos anunciantes como Warner y McDonald's y mantiene contacto frecuente con Thierry Breton, comisario del mercado interior de la Unión Europea, para abordar la desinformación y cumplir con la legislación comunitaria de los Servicios Digitales (DSA). Pese a la afirmación de Yaccarino de que el 90% de los 100 principales anunciantes han regresado a la plataforma, ejecutivos de grandes agencias de publicidad han matizado que muchas empresas han devuelto, pero con un presupuesto más reducido, un tercio de lo que gastaban antes. También se ha confirmado una disminución del 60% en la facturación publicitaria en Estados Unidos, según Elon Musk.

El número de usuarios diarios activos en X en septiembre se situó en 245 millones, una cifra ligeramente inferior a los 260 millones que Musk comunicó hace un año. Los usuarios más fidelizados parecen ser los seguidores de eventos deportivos, posiblemente debido a la dificultad de difundir noticias falsas o distorsionadas en este ámbito (aunque el Barça podría discutirlo).

En cuanto a los planes futuros de X, l empresa quiere crear una aplicación todo en uno: una plataforma para concertar citas, realizar transferencias de dinero, buscar trabajo y, claro, compartir noticias, imágenes y vídeos. Sin embargo, parece que los usuarios ya están satisfechos con aplicaciones especializadas existentes y no muestran demasiada inclinación hacia este tipo de "megaaplicación" al estilo de la china WeChat, cuyo éxito es muy peculiar de la cultura china y difícil de replicar en EEUU o en Europa.

Entre los retos más destacados que X afronta para recuperar parte del prestigio perdido, particularmente en la UE, está la esperada prohibición para los gigantes tecnológicos estadounidenses que explotar los datos de los usuarios para mostrar anuncios personalizados. Esta decisión ya ha impactado plataformas como Meta (Facebook e Instagram), que desde mediados de noviembre ya no podrán realizar este tipo de publicidad, según el orden de la junta europea de protección de datos en el organismo regulador de Irlanda, donde Meta tiene su sede europea. El impacto de esta decisión en el negocio de las grandes tecnológicas –incluida X– es imprevisible.

Yaccarino asegura que la cuenta de resultados de X estará equilibrada el próximo año. Esto se prevé gracias a una drástica reducción de la plantilla, ya que más del 80% de los 7.500 empleados que tenía Twitter hace un año se han ido o han sido despedidos. De enjugar mínimamente la deuda ya ni se habla. Recientemente, la empresa ha informado a los empleados de que su valoración actual es de unos 19.000 millones de dólares, una caída del 55% respecto a los 44.000 millones que Musk desembolsó por Twitter en octubre de 2022. Se calcula que para financiar parte de esa adquisición, Musk solicitó un préstamo de 13.000 millones de dólares a siete entidades bancarias. Actualmente, estos bancos no saben a quién endosar la deuda, vista la incertidumbre sobre el valor real de la compañía.

Sin embargo, Elon Musk no parece demasiado preocupado por esta situación. Disfruta de los retos y en otras aventuras empresariales como Tesla y SpaceX, ha logrado salir con éxito a pesar del escepticismo general. Además, expresó abiertamente la preferencia de que sus empleados sean "adictos al riesgo". Por eso, la incógnita que representa esta X es de dimensiones descomunales.

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