El éxito de Israel de ligar flamenco y terrorismo

La banalización de la política que han traído las redes se expresa también en el surgimiento de una nueva especie: el Ministros graciosus. En España la conocemos bien, gracias al titular de Transportes, Óscar Puente, pero también es autóctona de otras regiones (todavía) más áridas. En Israel, el ministro de Exteriores es Israel Katz. Y si, por el cargo, alguien espera un maestro de la diplomacia y las formas, un cinturón negro de la etiqueta... está bien equivocado. La penúltima ocurrencia de este facecioso individuo es colgar en la red X un vídeo en el que dice que Hamás está agradecida a España y donde se ven imágenes de terroristas intercaladas con unos bailarines flamencos. Supongo que el ministro Katz ha ido a comprar ya los mejillones y patatas para montar el correspondiente vídeo si Bélgica se suma finalmente al reconocimiento del estado palestino.

Por él hará, claro. El drama es que a los medios nos cuesta sustraernos de esa dinámica perversa. Como su homólogo español ha contestado que no se dejarán “amedrentar” –¿por un vídeo mugriento de 18 segundos?– la noticia adorna algunas portadas de este lunes en el quiosco. Por tanto, la ocurrencia de Israel Katz ha dado fruto mediático, y encima gratis. Y es una nueva contribución al ruido, ya desviar el foco de lo que importa, que son las vidas masacradas por una reacción desproporcionada. En otro tuit, dice que la vicepresidenta española es una "ignorante llena de odio" a la que envía a aprender "sobre 700 años de dominio islámico en Al-Ándalus, la España de hoy". Bien, el legado andalusí trajo transmisión de textos clásicos, avances en medicina o matemáticas y buenas técnicas textiles, por ejemplo. No tengo ninguna simpatía por esta o cualquier otra religión –otra cosa son las creencias– pero descalificar una cultura entera mientras das lecciones sobre odio puto a racismo.