La falsa muerte de Noam Chomsky y los peligros de la propagación de 'fake news'
Durante este martes circuló una información falsa que anunciaba el fallecimiento del intelectual
BarcelonaEste martes por la tarde una noticia falsa empezó a correr por las redes sociales: Noam Chomsky, uno de los principales intelectuales de las políticas de izquierdas de Estados Unidos, habría fallecido. La información era mentira, pero se extendió por todo el mundo. Una multitud de medios de comunicación, instituciones y altos cargos dieron credibilidad a su muerte y las redes hervieron. La información no tardó en ser contrastada y su mujer, Valeria Wasserman, desmintió a distintos periodistas que su marido hubiera muerto. Sin embargo, la mentira ya estaba extendida y pasó un buen rato hasta que la verdad no se impuso.
Aparte de su esposa, el hospital donde hasta ayer estaba ingresado –En Beneficencia Portuguesa de Sao Paulo– también comunicó que Chomsky, de 95 años, seguía vivo. Y, de hecho, en una carta firmada por el director ejecutivo del centro, Renato Vieira, y el cardiólogo Marcelo Sampaio, explicaron que habían dado el alta médica a Chomsky, que seguirá recibiendo tratamiento desde casa. Según publicó hace unos días el diario Hoja de Sao Paulo y recoge la agencia Efe, el intelectual estaba ingresado desde el año pasado a causa de un accidente cerebrovascular masivo que le ha dejado con dificultades para hablar y mover el lado derecho del cuerpo.
¿Pero cómo puede que una noticia falsa se extienda de esta manera? En este caso, no existe una única explicación. Tal y como explica el profesor de la Universidad Pompeu Fabra y experto en redes sociales y comunicación Frederic Guerrero-Solé, las conocidas como fake news tienen varios orígenes. Por un lado, pueden surgir de una persona anónima y, por otra, de una organización o persona a la que la sociedad da credibilidad. En el caso de Chomsky, pero, según Guerrero-Solé, fue una mezcla de ambas. Si bien no se sabe de dónde surgió la primera información, "fuentes que la sociedad considera fiables se hicieron eco". Es el caso, por ejemplo, de la oficina de Sao Paulo del Partido de los Trabajadores, formación a la que pertenece el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. En España compartieron también la noticia políticos de primera línea, como es el caso de Íñigo Errejón.
Ésta no es la primera vez que Noam Chomsky sale salpicado de una noticia falsa. De hecho, también fue víctima de una entrevista inventada que publicó el periodista italiano Tomasso Debenedetti, un profesional de las fake news. Una de sus polémicas más recientes tuvo lugar el pasado septiembre, cuando se inventó la muerte del cantautor mallorquín Tomeu Penya. "Lo he hecho para denunciar la situación del periodismo, que con la aparición de las redes sociales y las prisas por dar las noticias puede caer en grandes errores", explicó entonces a Catalunya Ràdio.
Herramientas para detectar las 'fake news'
¿Pero qué podemos hacer para evitar caer en las noticias falsas? Tal y como explica Guerrero-Solé, aunque "no existe ninguna fórmula mágica que nos sirva para detectar fake news", sí podemos intentar minimizarlas. A su juicio, la "herramienta básica" para evitar la desinformación es "contrastar". Esta, sin embargo, tiene un problema: requiere un esfuerzo que la audiencia, muchas veces, no está dispuesta a hacer. Además, avisa que normalmente nos servimos del principio de verosimilitud, lo que nos induce muchas veces al error. Por eso, Guerrero-Solé recomienda guiarnos por el principio de la fuente fiable, que consiste en elegir de manera crítica aquellos medios que merezcan la consideración de fuente creíble.
Por otra parte, el editor jefe de Verificado, la primera plataforma de fact-checking de Cataluña, Marc Masip, explica un método de cuatro pasos que puede servir a la ciudadanía para saber si una información es o no real. El primero de ellos es sencillo: se trata de parar y reflexionar sobre si la noticia puede ser cierta o no. Una vez reflexionado, es necesario mirar quién nos está dando la información. "No es lo mismo que quien lo afirme sea una persona anónima que una organización fiable", asegura Masip. El tercer paso se basa en contrastar: ¿qué medios están haciéndose eco? Y, finalmente, está por ver si hay pruebas que sostengan los hechos. "Si no hay, debemos sospechar", dice. Además, según el editor jefe de Verificado, en casos como el de ayer es muy importante consultar que dicen las principales cabeceras. "En caso de que no digan nada, lo primero que debemos hacer es dudar de lo que se dice", cree. Masip concluye que, "con estos cuatro sencillos pasos, seremos capaces de juzgar desde la autocrítica".
Los peligros de la mentira
Sin embargo, el fenómeno de la desinformación no es anecdótico y tiene unas consecuencias muy claras en la población. Una de ellas, tal y como señala Guerrero-Solé, es el fenómeno creciente de news avoidance, referido a toda aquella gente que prefiere evitar el consumo de información. "La población cada vez confía menos en los medios y ya no saben si lo que consumen es o no cierto", asegura. Así pues, las fake news están favoreciendo de forma indirecta que cada vez la gente se informe menos y pongan por delante el consumo de entretenimiento. "Es una forma de evitar la desprotección", explica el profesor de la UPF.
En esta línea, este lunes se hizo público que el nivel de desinterés por las noticias entre la población había alcanzado su máximo histórico. Según un informe anual del Institut Reuters, el 39% de las personas evitan de forma recurrente el consumo de información. Este dato evidencia un fenómeno creciente en los últimos tiempos: hace sólo siete años el porcentaje que evitaba las noticias era de tan sólo el 29%, un dato 10 puntos por debajo del actual.