Gol o no gol... o admitir la duda

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"¡La bola entra!". La frase la dijo, obviamente en inglés, John McEnroe en 1981, con su furia proverbial ante el juez de tenis Ted James, por un punto no concedido. Y se hizo famosa, así en spanglish, por una campaña publicitaria de la época. La ciencia avanza una barbaridad, que decía la zarzuela, pero de vez en cuando todavía resulta insuficiente para determinar el justo resultado de este sustituto de la guerra a patadas que es el fútbol.

Raphinha antes del Madrid-Barça

Llevamos veinticuatro horas con los rótrings, la escuadra y el cartabón y es imposible ser concluyente: haría falta una imagen de la portería perfectamente alineada que, de momento, no ha existido. Pero esto no ha impedido que algunos medios sí sean categóricos. Mundo Deportivo, por ejemplo, titulaba “Era gol”. Y Sport se acoge al término más ambiguo de "Gol fantasma", pero en el subtítulo sí se habla de "gol que entró en la portería de Lunin". Los deportivos de Madrid son más cautos. Evitan otorgar el punto, pero no lo niegan. Y, después, están los hooligans. Tales como OK Diario, que puede verse como una extensión más de los alargados dedos de Florentino Pérez, que dedicaba hasta cuatro titulares a la pelotita en cuestión, con formulaciones tan serenas como “Laporta, que cuadruplicó el sueldo de Negreira, pide repetir el clásico si el gol fantasma fue legal” o “La televisión polaca saca los colores en la Liga de Tebas y demuestra que el gol de Lamine no entró”. No hace falta decirlo, las otras imágenes que sugieren que la bimba sí que entró en la portería brillan por su ausencia. Pienso que nada costaba dejar un margen para la ignorancia. Los periodistas intentamos saber las cosas pero, si no podemos afirmarlas, lo mínimo que podemos hacer es recoger la duda o el convencimiento personal. Aunque sepa grave –y que planee la sombra del favoritismo de siempre–, a desgañitarse, en el campo.

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