El plusmarquista español de firmas de manifiestos Fernando Savater deja El País después de colaborar desde el primer número. "Sí, me han echado", declara a El Confidencial. Hombre, veamos. Resulta que el filósofo tiene libro nuevo donde dice que rotativo de Prisa "ha pasado a convertirse en un risible epítome de la prensa al servicio de la política". Más vale tarde que nunca, pero sorprende que un intelectual de su talla haya tardado casi medio siglo en descubrir que El País tiene tirada en defender al PSOE. Si hubiera llamado a Juan Luis Cebrián o Felipe González podrían haberle ahorrado varias décadas de confusión. Dice también Savater: "Bastantes compran el diario sólo los sábados, día en que aparece mi columna, y me lo hacen saber a cada paso: «Por tu culpa todavía tengo que comprar...»". La frase se comenta sola. Como esa otra: "El peor nacionalismo es el de los que no se declaran nacionalistas". Cuéntame más, amigo Savater! El columnista carga asimismo contra la "desafortunada invasión femenina" que a su entender sufre el rotativo y tras señalar nombres que le gustan de otros medios, remata: "A El País nos ha tocado el lote menos lucido". E insulta, como colofón, a varios periodistas de la casa.
Está muy bien que un diario mantenga a articulistas que tensan la línea editorial: es un servicio a los lectores enfrentarles a ideas que, si no falsean hechos o atentan contra la dignidad, merecen ser discutidas. Pero no hablemos de eso, sino de empezar a escupir a todo el personal que elabora el diario. Si Savater no ha ido a buscar que le echaran –para poder hacerse la víctima– significa que su capacidad de análisis está al nivel subfreático de su coherencia. Porque, si tan incómodo estaba y con sus columnas zapatinas aguantaba solo la edición de los sábados, lo más digno que podía hacer es plegar.