Televisión

¿Qué se ha hecho de los anteriores presentadores del 'Telenotícies'?

El ARA contacta con algunos de los conductores icónicos de los informativos para que expliquen sus actividades más recientes

Uno de los primeros 'Telenotícies' de TV3
9 min

BarcelonaCon motivo de los 40 años de TV3, el ARA ha contactado con algunos de los conductores pasados ​​de los Telenoticias que ya no hacen pantalla para preguntarles por sus actividades de los últimos años y, también, sobre si añoran esta etapa de enorme exposición pública.

Jordi Llompart: "La llevo en el corazón, pero nunca me he arrepentido de irme de TV3"

Jordi Llompart, en su etapa en el 'Telenotícies' y en la actualidad.

A Jordi Llompart el plató le quedaba corto. Él era más callejero y su aspiración pasaba más por la itinerancia de los viajes, o una corresponsalía. Sin embargo, estuvo en TV3 casi trece años, desde enero de 1988, fundamentalmente en Telenoticias Tarde. La casa le ofreció dirigir y producir la serie documental El olvido del pasado, sobre la conservación del patrimonio cultural en el entorno del Mediterráneo. “Eso me abrió la puerta a intentar hacer lo que siempre había deseado, desde la carrera. Tuve la necesidad de seguir ese camino. Miro TV3 con cariño y siempre la llevo en el corazón, pero nunca me he arrepentido de haberme marchado”.

Productor de películas documentales y de ficción, Llompart es uno de los especialistas en el país en cine Imax, de gran formato. Ha sido muy prolífico y le llaman a menudo para proyectos internacionales. Hace dos años estuvo en India, dirigiendo un documental sobre el cricket, el deporte nacional del país. Y el año pasado, en Angola. El año pasado publicó el libro Viajes de Kabbo, donde revive las experiencias vividas en Sudamérica, África y Oriente Próximo, incluida una traumática: la muerte de su hija, de siete años, en 2005. Actualmente tiene la agenda plena y ya piensa en algunas propuestas de una considerable envergadura. Además, el periodista es también presidente de la Sociedad Nueva Geográfica, que quiere divulgar conocimiento y valores relacionados con la protección del medio ambiente.

“Cuando dejas los Telenoticias dejas el plus de la popularidad y hacer pantalla. Pero esto era algo que, más allá del plus éste, no era lo que me llenaba o satisfacía”. Todavía se encuentra gente que le detiene por la calle, pero no siente nostalgia. "Es una etapa pasada y han venido otras, más intensas".

Maria Gorgues: "Puedo vivir sin hacer documentales"

Maria Gorgues, cuando presentaba el TN y en una foto reciente.

Quien fue primera presentadora del Telediario mediodía, junto a Enric Calpena, fue la cara de los flamantes informativos de TV3. También estuvo en el Telediario noche, hasta que lo dejó a principios de 1991, cuando estaba ya en el último tramo del embarazo de su segunda criatura. Una vez consumido el permiso de maternidad, reingresó en TV3 en la sección de Cultura. Desde entonces, los documentales en profundidad, y con frecuencia con acento musical, han sido su pasión.

Todo empezó cuando Mònica Terribas pensó en ella para que hiciera un Sin ficción sobre la investigación emprendida por Jordi Savall en torno a la dinastía Borja. Siguió otro sobre Victoria de los Ángeles, que se estrenó en el Liceu, con gran éxito. En enero de 2011, Gorgues se acogió a una oferta de prejubilación, pero siguió activa e inmersa en el mundo de los documentales, como el que dedicó a los 150 años del Teatro Romea de Barcelona, ​​estrenado en 2013. No ha podido salir adelante todos los proyectos que ha imaginado: quería levantar uno sobre la obra El contrabajo, de Patrick Süskind, y el oficio de contrabajista, pero no son los mejores tiempos, para las productoras del ramo.

“Puedo vivir sin hacer documentales”, explica al ARA, “porque mi abanico de intereses es amplio. Y mucha gente joven lo está luchando cada día, así que quizás yo ya no hace falta que esté ahí. Si lo necesitara para comer, iría con uñas y dientes, claro, pero por suerte no es el caso”. Gorgues mantiene un goteo de colaboraciones, una de las últimas en este diario, sobre la hija pequeña de Ildefons Cerdà. Y pese a la presencia constante de la música, ha sido la pintura y las clases de dibujo su afición más prominente en estos últimos años, sin ninguna pretensión de dedicarse profesionalmente. “¡No me gusta decir que lo hago por distracción, porque yo nunca me aburro!”, concluye, con una carcajada.

Aún ahora la reconocen por la calle, sobre todo el público de mayor edad. “Me maravilla que vaya por la calle, hecha un indio y con gafas de sol –pero porque hace sol, no porque vaya de Greta Garbo– y que aún así me reconozcan. Nunca he tenido ningún episodio desagradable”, explica. No se siente incómoda, pero recuerda que, tiempo era tiempo, eso de dar la cara, tener que maquillarse o llevar el pelo perfecto era una pequeña losa. "Lo soportaba, digámoslo así".

Eduard Boet: "Me siento un obrero del periodismo, un obrero del medio"

Eduard Boet, en una foto presentando un 'TN' y hoy en día.

Fue un habitual de los Telenoticias en los años 90, a pesar de la proyección, no es el trabajo del que se siente más orgulloso, ya que prefiere el trabajo discreto pero fundamental que emprendieron sus últimos años en la Corporación: redactar el actual Libro de estilo de la casa. Ya le gusta, haber sido polivalente: "Soy como aquellos futbolistas que no son excelentes en nada en concreto, pero que pueden hacer un poco de todo, aquí y allá", explica al ARA. “Yo he tenido un concepto diferente a este trabajo respecto a alguno de mis compañeros. Me siento un obrero del periodismo, un obrero del medio para el que he trabajado. Y es mi pasión”.

Del paso por los Telediario recuerda la dificultad de asumir la responsabilidad que él era el mascarón de proa de todo un trabajo de equipo que estaba detrás. Y, siguiendo con la metáfora futbolística, recuerda que una cosa es leer las noticias y otra ser su editor, quien decide cómo se disponen. "O sea, el jugador y el entrenador", explica.

Ahora, quien fue un niño de nueve años al que le regalaron por Reyes una radio y descubrió su vocación, se declara “jubilado de mentira”. Cada fin de semana retransmite partidos de fútbol modesto en el Maresme. Equipos de cierta solvencia de primera, segunda o tercera catalana, en emisiones que pueden verse en YouTube. “Eso me permite formar a chicos y chicas a quienes les interese el periodismo deportivo, que es fantástico. Así siento que cierro el círculo y devuelvo lo que a mí me dieron, cuando empezaba, maestros como Joaquim Maria Puyal o Agustín Rodríguez”.

Cuando mira los informativos de TV3 y de otras cadenas, cree que debería hacerse una reflexión sobre los condicionantes de la puesta en escena. “Las puestas en escena actuales exigen mucho más a los presentadores. No es lo mismo presentar en plano medio que en un americano o, como ocurre ahora, en un general mostrando todo el cuerpo con el que esto implica. Quizá deberíamos hacer la reflexión sobre si este formato, habitual en registros de entretenimiento, necesitamos también para los informativos. Yo siempre digo, medio en broma, que aunque no esté reconocido en la carta de los derechos humanos, uno tiene derecho a decidir cómo quiere aparecer en público frente a una cámara”, concluye.

Anna Lafau: “No añoro ir a trabajar, ni tener pantalla”

Anna Lafau, durante su paso por los 'TN' y en la actualidad.

De los diferentes entrevistados para este reportaje, Anna Lafau es quien se ha mantenido en un plano más discreto una vez dejó de presentar el Telediario, en 1995. Joven e inconformista, su entrada no fue fácil. Pronuncia la palabra mobbing, pero se apresura a decir que sólo fue al principio y que enseguida pudo cerrar el episodio y centrarse en una etapa “brillante”, llena de eventos convulsos como la guerra del Golfo o la caída del Muro de Berlín. "Era muy joven, con una pulsión política muy fuerte y muy izquierdas, lo que me hizo no ser bien recibida por un porcentaje pequeño de la redacción", rememora.

Terminada esta etapa, pidió un permiso formativo para ir a Nueva York y aprender cinematografía y dirección de actores. De vuelta, estuvo en la redacción de TV3 varios años, hasta que le detectaron una enfermedad crónica. “Iba trampeando y cogiendo bajas. La casa fue muy paciente conmigo hasta que me dieron la baja por larga enfermedad”. Y aclara: “Es una enfermedad crónica pero estoy bien, puedo hacer vida normal. Ahora, la enfermedad está ahí”. Lafau el año pasado publicó el poemario El ir y venir de las olas "escrito hace unos años, en un momento emocional crítico y triste" según explica el editorial.

A pesar de la discreción –se declarará “invisible” en el momento de contactarla– mantiene un perfil en las redes sociales donde la mayoría de mensajes son replicadas de Junts y su entorno. Ella lo atribuye a su amistad con Francisco de Dalmases y cree que los periodistas no deben militar políticamente. “Debemos guardarnos lo que votamos para nosotros”, dice.

“No añoro ir a trabajar, ni tener pantalla”, explica, a sus 56 años. “Nada! Estoy contenta de ver cómo lo hacen los compañeros, que lo hacen excelente o notable, notable alto, vamos. Pude comprarme una finca en el Maresme y soy feliz cuidando a las personas que quiero en el lugar donde empecé a hacer radio, a los catorce años”.

Josep Puigbó: "No volvería a hacer pantalla a cualquier precio"

Puigbó, en el plató del 'TN' y actualmente.

Josep Puigbó presentó el Telediario a lo largo de todos los 90, antes de dar el salto a TVE, donde asumió también el Telediario. Cuando regresó a Cataluña dirigió y presentó el programa (S)abuelos en TV3, con el que ha realizado casi un centenar de entrevistas en profundidad, aparte de dejarse ver en la extinta 8TV, con el programa Amigos, conocidos y saludados.

Más allá de su actividad en pantalla, Puigbó fue también una de las almas fundadoras de Ona Catalana, la radio privada que nació a finales del pujolismo, junto con RAC1. Las trifulcas entre accionistas y unas audiencias insuficientes empujaron la venta de la emisora ​​al grupo Prisa, que la acabó cerrando. El periodista ha mantenido su faceta de empresario y, junto a un socio, creó una empresa de comunicación, de la que se vendió su 50% hace dos años. Pero esto no quiere decir que haya abandonado el sector: sigue como autónomo ofreciendo sus servicios de formación en habilidades comunicativas, para políticos, empresarios e instituciones, además de consultoría audiovisual. "Me siento activo y con ganas de continuar".

Ahora bien, cuando se le pregunta si aspira a volver a la primera línea de presencia pública que comporta aparecer en televisión, se muestra cauto. “Para mí, mi escuela fue TV3, pero no lo añoro en absoluto porque, al final, siempre es más de lo mismo y lo hice un montón de años. Sí que me queda el gusanillo de poder hacer más (S)abuelos, o algún proyecto que quiero presentar para mantener viva mi vocación de periodista. Pero me resulta difícil, en ese momento, pensar que podría hacer el programa que quisiera, con el panorama actual. La televisión se ha ido transformando mucho en espectáculo y se ha perdido un poco el rigor que le pedíamos separar información y opinión, o información y espectáculo. Si no hago lo que quiero hacer, no volveré a hacer pantalla a cualquier precio. Todo tiene sus años”.

Mònica Huguet: “Desde que salí de informativos, el estrés ha desaparecido de mi vida”

Mònica Huguet, en el plató de los informativos de TV3 y en una imagen reciente.

Buena parte de las caras fundacionales de TV3 entraron cuando eran muy jóvenes, porque la cadena quería vender la imagen de modernidad frente a la consolidada TVE. Huguet aún cursaba cuarto de carrera cuando el decano le alertó de que estaban haciendo pruebas para ingresar. "Tuve la sensación de que empezaba la casa por el tejado", explica a este diario. “No tenía experiencia y, de la noche a la mañana, me hice famosa y si subía a un autobús todo el mundo empezaba a susurrar. ¡Pasó todo tan rápido! Me sentía flotando todo el día y no me acuerdo mucho, ¡de hecho! Nunca estás preparado, para que te ocurra algo así”. Esta fama le trajo consigo cantos de sirena de televisiones de Madrid, que rechazó, y una oferta sorprendente: que la edición española de la revista Playboy le ofrece 200.000 pesetas para salir desnuda. “Dije que ni en broma, claro. Supongo que explica mucho la consideración que se tenía de las mujeres, con esta propuesta machista, por aquel entonces. Pero nosotros no éramos un busto hablando, como ocurría entonces en TVE. Y sabíamos que lo preciado que podíamos ofrecer era la credibilidad”.

Como Llompart, Huguet también tenía ganas de calle. “Siempre había querido ser reportera... ¡que es lo que menos he acabado haciendo! Como presentadora nunca me sentí del todo segura. Creo que fui estándar, que lo hice bien, pero sin sobresalir. Y le pedí a mi director hacer otras cosas”. La periodista ha seguido en TV3, en distintas posiciones. Una de las más intensas fue la de jefe de Cultura, que dejó después de ocho años, porque empezaba a notar los estragos del estrés. De hecho, marchando de vacaciones sufrió un ataque de amnesia global transitoria. Siguieron meses de pruebas médicas, para descartar otras opciones y confirmar que el ritmo de vida era el que había dado este aviso. En su última etapa, Huguet se ha dedicado a ser la directora del espacio de entrevistas En el coche, presentado por Eloi Vila. "Yo estoy muy enganchada a la información, pero desde que salí de informativos, el estrés ha desaparecido de mi vida", detalla, y recuerda que como madre de tres hijos, después del trabajo empezaba otra jornada laboral . Preguntada por si querría volver a hacer cámara, responde: “Nunca he pensado que TV3 quisiera tenerme en pantalla. Dependería del programa, supongo”.

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