Creadora de la serie 'Todo lo otro'

Abril Zamora: "Para mí, el hecho de ser trans es tan poco relevante como el hecho de ser rubia"

Abril Zamora, durante la presentación de su serie, 'Todo lo otro'
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Después de ser guionista de Élite y crear la comedia Señoras del (h)AMPA, Abril Zamora (Cerdanyola del Vallès, 1981) acaba de estrenar Todo lo otro, una de las primeras producciones españolas de HBO Max. En la dramedia, Zamora hace de todo: es la creadora y la directora y da vida a Dafne, una desorientada chica en la frontera de los 30 años que está frustrada por un trabajo poco satisfactorio y una vida sentimental a la deriva.

En Todo lo otro eres creadora, directora y protagonista. ¿Cómo lo has vivido?

— ¡Soy muy pesada! [ríe] Al principio fue complicado, sobre todo la parte del rodaje, hasta que me acostumbré. Era mucha responsabilidad y mucho trabajo. Pero he tenido la suerte de trabajar rodeada de mis amigos, no solo los actores sino también el resto del equipo, con el cual ya había trabajado antes. Es cierto que dirigir y actuar al mismo tiempo a veces es complicado, pero pudimos ensayar mucho.

La serie tiene mucho retrato generacional. ¿Era tu idea?

— Siempre intento rechazar este concepto, porque me parece muy nicho. Aunque los protagonistas tienen todos unos 30 años, no quería hablar de una generación concreta, sino de unos personajes concretos. Los conflictos que se tratan son muy universales y puede empatizar una persona de quince, dieciséis o cincuenta años. En la serie hablamos de la frustración, del amor unilateral, de perder los objetivos de vista, y creo que esto es muy fácil de reconocer en ti misma, tengas la edad que tengas. Quería huir del concepto generacional, pero, al final, es verdad que estoy hablando de personajes de más 30. Siempre me ha parecido que en la ficción española hay un vacío de historias respecto a esta franja de edad.

¿Has utilizado elementos autobiográficos?

— Sí, pero no de manera consciente. Es mucho más autobiográfica de lo que pensé cuando la estaba creando, pero nunca fui consciente de que estuviera explicando una cosa que me tocara tan de cerca. Construí los personajes muy a medida para los actores que los interpretarían y los acerqué a sus personalidades, pero sus tramas son ajenas a ellos. El personaje protagonista sí que tiene muchas cosas que son mías: cómo se enfrenta a los conflictos o cómo vive sus emociones es bastante similar a cómo lo hago yo. Estamos en momentos vitales diferentes, pero la frustración que sufre el personaje es una cosa que también he vivido. Yo tengo muy latente el adolescente que hay en mí, pero también la saboteadora interna, y esto hace que nos asemejemos.

¿Crees que todos tenemos esta saboteadora interna?

— Creo que sí, que todos la tenemos constantemente. Yo muchas mañanas pienso "soy fea, no sirvo para nada, soy un fraude", pero después pienso "¡Eh, que yo también molo!". Creo que es una cosa muy normal y creo que se tiene que aprender a gestionarlo y que no te paralice. Quizás esta inseguridad es lo que ha hecho que todo este proceso no me superara, porque ha sido una cosa muy grande. Nunca me llegué a relajar al 100% y creo que esto es más productivo que estar muy segura de ti misma.

Abril Zamora

¿Cuando escribiste la serie tenías en la cabeza otras ficciones que se han denominado generacionales como por ejemplo Girls?

— Siempre las he tenido presentes. Cuando tuve la oportunidad de escribir una serie nueva siempre pensaba en las series que me gustaban mucho por su tono. En España nos da mucho miedo aguantar una pausa entre los actores o que las series puedan fluctuar de un tono más ligero a uno más dramático; es una cosa que siempre he visto fuera y me llamaba mucho la atención. Sí que hay un cierto paralelismo con Girls, porque es la historia de unos personajes y de crisis existenciales cuando pasas de los 30, pero una vez acabada la serie ya no veo tantos parecidos.

En muchas entrevistas has dicho que la etiqueta 'trans' no es lo que más te define, pero en la serie sí que está presente. ¿A la ficción española le cuesta mucho tener personajes trans?

— Sí, nos cuesta mucho tener personajes trans en la ficción y, sobre todo, que estén alejados de tramas que sean puramente LGTB. En los primeros episodios sí que se menciona [que la protagonista es trans], pero después se va perdiendo. Habría sido muy tonto no mencionar la transexualidad del personaje en algún momento, pero lo hago como lo hago en mi vida: para mí, el hecho de ser trans es tan poco relevante como el hecho de ser rubia. La protagonista está muy normalizada en su trabajo, en sus relaciones personales y su círculo de amistades. Para mí esto es lo que tenemos que explicar: la ficción es educación, y creo que es maravilloso hacer una ficción en donde el personaje trans protagonista está normalizado en el marco en el cual vive. Es cierto que en algunos momentos se le da importancia, pero también se da al hecho que es victimista, pesimista o que tiene mucha ilusión. Siempre digo que no es relevante que el personaje sea trans, pero que sí que lo es que la creadora lo sea. Creo que es importante hablar de este tipo de cosas y que se vea que hay creadoras trans, directoras trans...

Normalmente son profesionales que tienen más dificultades para poder desarrollar sus proyectos...

— Totalmente. Hay un nivel de paro agobiante en el sector, especialmente en el mundo de la interpretación, porque hay poquísimos personajes trans y no siempre los hacen actores o actrices trans, porque se llama a actores o actrices cisgénero para hacerlos. Cuando los intérpretes trans estén normalizados y puedan hacer cualquier personaje será el momento en el que un intérprete cisgénero podrá hacer un personaje trans. Pero hasta entonces, como solo puedes hacer un personaje muy de tanto en tanto, es terrible que ni siquiera les llamen para hacer los castings para roles trans.

Decías que la ficción es educación. ¿Qué piensas cuando lees noticias como que se han intentado prohibir una serie de libros LGTBIQ en los institutos de Castellón de la Plana?

— Es terrorífico y desolador. Creo que este tipo de cosas han pasado siempre, pero ahora nos estamos fijando muchísimo porque con el auge de los partidos de ultraderecha está saliendo gente de la caverna, y es muy triste. Estamos en el año 2021 y estamos hablando de derechos humanos y sentido común. Es terrible que esto pueda pasar y que se prive a niños y adolescentes de conocer la cultura LGTB, sobre todo porque si un niño es gay lo continuará siendo, lea estos libros o no. Hagamos fácil su camino para que su adolescencia sea más sencilla.

En la serie El desorden que dejas (Netflix) se prescinde totalmente de si el personaje es trans o no. ¿Este es el camino?

— Ojalá, pero estamos a años luz de que esto pase. Creo que cuando Carlos Montero [creador de la serie] me llamó para hacer aquel personaje fue un paso de gigante en el audiovisual. No era relevante que yo fuera trans: él me llamó porque le gustaba como actriz, independientemente de lo que yo era. Ojalá esto pasara más, pero lamentablemente no es la normalidad actualmente.

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