A Jorge Javier Vázquez le hacen una cara nueva
Al presentador de Telecinco le han hecho una cara nueva. La semana pasada, en Supervivientes All Stars, intentó disimular su rostro. Llevaba gafas de sol y la realización lo mostraba siempre en plano general para que no se apreciara la cirugía estética radical a la que se había sometido. Esta semana conectó con su compañero de cadena Joaquín Prat cubriéndose la cara con un pañuelo, creando más misterio en torno a su imagen. Y finalmente, cuando arrancó El diario de Jorge, descubrimos, con estupor, los resultados de su lifting facial completo y todo tipo de intervenciones complementarias. "Hola a todos, soy Jorge Javier aunque no lo parezca", anunció nada más empezar. La apariencia era esperpéntica. Ha perdido todas las facciones naturales de una cara y la expresividad. La inflamación general del rostro le otorgaba una expresión rígida, incluso parecía que le costara mover la boca. La intervención en los párpados le ha dejado los ojos abiertos de par en par, como en un estado de alerta permanente. En la introducción de la presentación habló de la consolidación de su programa de testimonios a pesar de la falta de confianza inicial. En realidad, era una excusa para justificar lo que realmente quería decir: "Recordad una cosa y que os quede grabada en el cerebro: los programas, como las caras, necesitan tiempo para asentarse”. Habrá que ver cómo se asienta la parte facial, pero ahora mismo es como si la transformación del presentador formara parte del mismo espectáculo, en una mezcla fascinante de horror y morbo.
La imagen impactante pone de manifiesto la tiranía de la presión estética que ejerce la cadena sobre sus empleados. Buena parte de ellos se han vuelto marionetas que ponen su cuerpo a disposición del medio televisivo para subsistir en él. Son muchos los presentadores y colaboradores que se someten a constantes tratamientos e intervenciones, haciendo obvia la manipulación quirúrgica de su cara. De hecho, muchas veces lo han convertido en el propio relato televisivo. Luchan para mantener una eterna juventud que se vuelve inquietante y antinatural. Es un pez que se muerde la cola. Para seguir delante de las cámaras entienden que es necesario operarse, con el tiempo se necesitan nuevas operaciones para adaptarse a los nuevos estándares. Cuantas más operaciones, más grotesco el resultado y, por lo tanto, más se acentúa la necesidad de volver a corregir el físico.
Antes, el rostro de un presentador era una herramienta de mediación con la audiencia. Había que transmitir proximidad y confianza, para ser una especie de espejo de los espectadores. Ahora, las caras, especialmente en Telecinco, son máscaras. La misma cadena acaba por normalizar unos rostros postizos a los que la audiencia se acaba acostumbrando. Y se contribuye así a crear nuevos estándares de imagen donde se naturaliza lo antinatural. En vez de transmitir autenticidad y credibilidad, comunican impostura, falsedad e inseguridad, aparte de prejuicios físicos y edadismo. Jorge Javier Vázquez, más que emanar juventud, ha terminado poseído por la misma artificialidad, aberración y farsa que los contenidos que presenta en televisión.