Obituario

Muere el cronista cultural Joan de Sagarra

El periodista, hijo de Josep Maria de Sagarra, dejó constancia de la vida barcelonesa y teatral en la prensa durante sesenta años

Juan de Segarra
09/05/2025
3 min

BarcelonaJoan de Sagarra (París, 1938 - Barcelona, ​​2025), cronista de la Barcelona de la segunda mitad del siglo XX y, especialmente, de la vida en los escenarios catalanes, ha muerto a los 87 años, según avanza el diario en el que colaboraba, La Vanguardia. A lo largo de sesenta años, el hijo del reconocido escritor Josep Maria de Sagarra (1894-1961) ha cultivado su renombre de columnista polémico y crítico exigente. Entre los hitos de sus crónicas culturales está la de haber bautizado a la Gauche Divine desde las páginas del Tele/eXpres, con una expresión que se inventó para definir a los intelectuales y artistas progresistas y acomodados que habitaban la discoteca Bocaccio en los años 60 y 70, entre los que se movía.

Nacido en París y formado en derecho en Barcelona, ​​y en estudios teatrales en La Sorbona, Joan de Sagarra se decantó desde principios de los años 60 por el periodismo. Escribió artículos en las páginas de los principales medios de la época, como El Noticiero Universal, El Correo Catalán y el Tele/eXpres, decenas de revistas de cine, teatro y cultura, y más adelante en El País, El Mundo y finalmente a La Vanguardia, donde publicó el último artículo en 2022. Los libros Las rumbas de Joan de Sagarra (1971) y La horma de mí sombrero (1997) recogen sus artículos.

Sagarra tenía una gran cultura teatral —en París había visto el teatro y el cine de posguerra, y tenía un gran bagaje literario y cultural— y formó parte de la generación que renovó la crítica escénica. Ejercía una crítica "subjetiva, apasionada y partidista, que son las condiciones de la crítica según Baudelaire", decía. Su opinión contaba en la época en que se construía la escena teatral catalana y no estuvo de pontificar sobre iconos de la época como Boadella, Dagoll Dagom, Els Joglars, Comediants, el nuevo Teatre Lliure –que consideraba "una perla"– y el Teatre Català de Flotats. Su tono duro e implacable tenía un gran público lector pero a menudo incomodaba a los artistas afectados. Por ejemplo, mantuvo un enfrentamiento abierto con Josep Maria Flotats, quien llegó a anunciar que no actuaría si Sagarra estaba en la sala, a lo que él respondió con sorna, desde otro diario, que estaba "la mar de tranquila".

Lector habitual de media docena de diarios extranjeros, Sagarra era de los periodistas conectados con la cultura europea, en especial con artistas e intelectuales de la francofonía, con un pie en el Festival de Aviñón. Cuando abandonó la crítica teatral, sus crónicas se centraron en la vida intelectual y en la crónica cotidiana de la barcelonesa, en sus círculos de amistades, siempre rodeado de intelectuales y políticos, y un vaso de whisky Jameson en la mesa.

Entre sus gestos polémicos, el hijo de Josep Maria de Sagarra también se apuntó al Foro Babel, la iniciativa de los años 90 en defensa del bilingüismo y en contra de la normalización lingüística de la Generalitat, en el que también había nombres de la Gauche Divine como Rosa Regàs y Ana Maria Moix. Antes ya había canjeado la "culturilla" que promocionaba la Generalitat, porque no incluía la cultura hecha en castellano.

Se implicó en diversas iniciativas e instituciones culturales. Entre 1978 y 1979 ejerció de delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona. Entre los reconocimientos que ha recibido se encuentran el premio Ciudad de Barcelona de periodismo (1998), el título de oficial de la Orden de las Artes y las Letras (2006) y el Premio Nacional de Periodismo (2008).

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