El nacionalismo banal se come la prosa bonita

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El diario Abc ha publicado en días diferentes dos crónicas de color: se trata de sendos viajes al municipio más independentista (Sant Martí d'Albars) y al menos (Badia del Vallès). Los textos vienen firmados por el periodista de Valladolid José F. Peláez y están muy bien escritos, con imágenes vívidas y cuidadas y una mirada respetuosa. No es, para nada, la caricatura que podría esperarse viniendo de este diario.

Bahía del Vallés

Ahora bien, aun así se cuelan los tópicos y, sobre todo, ese nacionalismo banal según el cual los nacionalismos siempre son los demás. Cuando habla de Badia del Vallès, que define como un lugar dejado de la mano de Dios, viene a decir que el independentismo es un lujo burgués, de gente que tiene sobradamente cubiertas las necesidades primarias. En cambio, en la pieza sobre Sant Martí de Albars escribe: “Me voy pensando en lo complicado que me resultaría ser nacionalista y sentirme de algo desde un aislamiento tan enorme”. Merece la pena recordar que, aunque este pueblecito del Lluçanès sea de postal, ha perdido dos tercios de sus habitantes en el último siglo. ¿Aquí no aplica, pues, el cliché de la decadencia y lugar olvidado? ¿De verdad no se le ocurre que el porcentaje magro de voto independentista en Badia es la expresión meridiana de otro nacionalismo, vinculado en este caso al origen de quienes primero poblaron esa pequeña ciudad artificial? ¿Que el altísimo porcentaje que saca Vox está apestado no ya de pulsión identitaria, sino directamente de la xenofobia que culpa a los recién llegados de sus desgracias y frustraciones? Cualquier retrato dice más del pintor que del pintado y, aunque insisto en la bondad de la técnica del autor, el resultado acaba resultando plano y formulario, demasiado deudor de los propios prejuicios.

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