Los Óscars revuelven el archivo de TV3

El programa 'Tot torna'.
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Albiramiento de ovnis, un widget revolucionario para recoger las cacas de perro, llamadas de atracadores al Telediario o domingueros instalados junto a la autovía. Son algunas de las noticias que Òscar Andreu y Òscar Dalmau han recuperado de los prolíficos archivos de TV3. La plataforma 3Cat ha estrenado Todo vuelve, el nuevo programa de los Óscars que hace una contracrónica divertida del pasado del país. Una parodia informativa de diez episodios donde se repasa la actualidad entre 1985 y 2006. Es una mirada foteta que recoge momentos delirantes, peculiares o inauditos que en su día fueron tratados con el rigor que exigen los informativos y que, el paso de los años, nos provocan, al menos, cierta perplejidad. Todo vuelve funcionará entre la audiencia porque juega con la nostalgia y el asombro de las imágenes de archivo. Una estrategia muy efectiva y utilizada en televisión. En este caso, los fragmentos están bien escogidos, no los hemos visto mil veces y lo envuelven con originalidad. Es un programa efectivo, trabajado, muy cuidado visualmente y con ritmo. Permite observar las narrativas televisivas de otra época, la evolución de la fonética del catalán (cuando todavía se pronunciaban las vocales neutras).

El programa satisface con creces las expectativas de los espectadores de ver en acción a los dos humoristas, omnipresentes a lo largo de todo el programa. Aparecen en tres niveles narrativos distintos que se van alternando. Por un lado, el doméstico. Un "vite qué hacen ahora" donde el dúo representa que mira la emisión desde casa, a la vez que la audiencia. Es donde los Oscar son más ellos mismos, explotan la buena sintonía entre ambos y la agilidad humorística. Lástima de algunos diálogos esporádicos basados ​​en hacerse los burros, un recurso infantil caducado heredado de los payasos más obsoletos. Dalmau y Andreu hacen más reír cuando hacen gala de su audacia que cuando fingen ignorancia. El otro nivel de actuación es el informativo. Los Óscars se convierten en los presentadores del telediario que recupera las imágenes antiguas, ofreciendo el contexto de lo que veremos. Y, finalmente, el tercer nivel es el de los sketches, donde se dan paso a sí mismos interpretando personajes vinculados a las viejas noticias, caricaturizados hasta el esperpento. En cada programa participan fugazmente protagonistas reales como Joel Joan, Mari Pau Huguet, Lluís Llach o el profesor Sebastià D'Arbó para elevar el factor sorpresa.

La perspectiva actual nos hace asimilar de una manera muy diferente las noticias que recupera el Todo vuelve. Como insinúa el título, la historia se repite. Descubrir que en 1985 ya nos daban consejos para evitar el contagio de un coronavirus o ver a los conductores encaramados en el techo del coche en una ronda de Arriba peligrosamente inundada antes de que se hablara de cambio climático es chocante. La televisión no deja de ser un espejo de lo que somos como sociedad y, por tanto, recuperar el pasado es una manera de autopercibirnos como país con humildad. Por suerte, el humor nos ayuda a hacer el trance más ligero.

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