Tina era uno de los motes que recibió Margaret Thatcher durante su mandato de hierro y plomo. Eran las siglas deThere Is No Alternative(no hay alternativa), la frase que espetaba cuando quería imponer su postura sin tener que razonarla. Presentar las cosas como inevitables es un recurso dialéctico tramposo, porque sitúa al otro en la desventaja de tener que defender una proposición que ya ha sido perfilada como irreal, utópica o naïf. El militarismo sabe mucho de utilizar esta técnica para defender sus antipáticas inversiones multimillonarias. Y los medios somos, a menudo, demasiado cómplices y dejamos que Tina nos marque un gol entre las piernas.
Así se desprende de un estudio de Media.cat con algunas conclusiones relevantes. Después de estudiar unos sesenta largos artículos sobre la escalada armamentística de los últimos meses, publicados en una serie de medios (entre ellos el ARA, pero sólo hay estadísticas del conjunto), resulta que el 78% de las piezas pueden ser vistas como favorables a la militarización. Tres cuartas partes de los artículos informativos (excluidas las opiniones) sólo tienen fuentes gubernamentales o de expertos partidarios del rearme y la confrontación. Más aún: el concepto "no hay alternativa" aparece en el 49 de los artículos estudiados. El periodismo se alimenta de conflicto y fuerzas en oposición: nos sentimos atraídos por las narrativas que plantean un choque y una resolución. Pero esto puede hacer que, inadvertidamente, los periodistas acabemos alimentando el carísimo juego militarista dando por sentado que el único orden posible pasa por una siniestra red cruzada de cabezas nucleares apuntándonos unos a otros. "Give peace a chance", cantaba Lennon. Los periodistas, que en su mayoría son pacifistas, podrían hacérselo suyo.