Rendirse a la democracia, dicen

El gran triunfo de la derecha española, en lo que se refiere al relato, habrá sido la apropiación de los términos que pertenecían tradicionalmente a la izquierda. Primero fue libertad, ahora toca democracia. El PP ha escogido la perversa disyuntiva "Democracia o mafia" para intentar forzar un adelanto electoral, y la prensa que le es afín se ha preocupado de que la palabra mágica apareciera en la mayoría de titulares que dedican a la manifestación de este domingo. Una marcha, por cierto, que habrá sido más discreta de lo previsto, porque al menos en las ediciones digitales no he encontrado los habituales marea, clamor, riada o la apelación a la mágica cifra del millón de congregados. En OK Diario, por ejemplo, prefieren tirar de lírica, con titulares de carácter romántico como "Ayuso deslumbra a los manifestantes". Ayuso la encantadora. De blanco en las fotos, como un hada que con su varita nos trae democracia y cervecita fresquita a las terrazas. Ayuso, en la portada delAbc en papel, dice que su principal aportación al futuro congreso del PP será la también muy democrática forma "Un militante, un voto". Toda esta inflamación democrática de los populares, una vez la parroquia tiene presentes las raíces históricas del PP, mueve al menos a la sonrisa descreída.

Los paralelismos con otras épocas son incómodos, pero toda esa destrucción del sentido profundo de las palabras nos remonta hasta el momento más funesto del pasado siglo. ¿Democracia es querer echar a un presidente legítimo y con mandato en vigor a golpe de turba inflamada? ¿Y qué representatividad tienen 100.000 personas, con su bigotito, su banderita y los labios todavía mojados de vino de misa —si me permiten la caricatura— en el centro de Madrid? Mirando el quiosco, el de papel y el digital, parecería que eso es España.