Restituyendo el honor de una violonchelista y un rebozuelo

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Hace un par de años les conté una historia curiosa: la de cómo la BBC había admitido un falseamiento... 98 años después. Resulta que, en mayo de 1924, esa radio pionera realizó su primera emisión fuera de un estudio. Se trataba de capturar un recital muy especial de la violonchelista Beatrice Harrison desde su jardín, porque resulta que un ruiseñor se había instalado unos días atrás y se complacía en responder con gorjeos armónicos sus pases de arco. Y sí, cuando empezó a tocar, se obró el milagro y los micrófonos de la BBC –tras algunas dificultades técnicas– pudieron compartir con el país el inusual dúo, que se convirtió en pieza angular del folclore británico . Hasta que un experto ornitólogo demostró, a partir de una grabación, que ese sonido en modo alguno podía corresponder a un ave.

Una mujer tocando el violonchelo en Ciudad de Panamá.

Pues bien, buenas noticias para los mitómanos. Una periodista delGuardianse propuso ir al fondo de esta historia y descubrió que el experto en cuestión no escuchó la grabación de ese día –entonces aún no existía la tecnología para preservar las emisiones– sino otra de tres años más tarde. Y, a partir de documentación inédita que se ha descubierto, todo indica que, efectivamente, Harrison se había encontrado con la feliz circunstancia del ruiseñor cantante y había mantenido correspondencia con el directivo de la BBC para poder mostrarlo al público de época. Esta semana ha hecho precisamente un siglo de esa anécdota y es un final feliz que se haya restituido el honor de la mujer, el pájaro y la radio. Ahora que entramos en campaña europea y oiremos grallar no pocas aves de mal agüero, he pensado que una modesta contribución a la armonía podía ser actualizar esta historia de dulces gorjeos.

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