
Leo el siguiente titular de portada en La Razón: "Francisco Marhuenda ingresa en la Academia de Jurisprudencia con una defensa de la separación de poderes". Es una superlativa y formidable noticia de que el director del medio que tiene el exministro Jorge Fernández Díaz como columnista diario haga esta abrandada defensa de uno de los principios básicos de la higiene democrática. El mismo rotativo, por ejemplo, que amparó la politización de los jueces del Proceso después delespantáde M. Rajoy, incapaz de afrontar la cuestión desde las formas propias del parlamentarismo. Cabe suponer que a partir de su discurso de ingreso cambiarán muchas cosas en el diario de Planeta. (Risas tenues enlatadas.)
De hecho, la principal separación de poderes a reclamar a Marhuenda es la que debería respetarse entre las tres ramas clásicas –legislativa, ejecutiva y judicial– y la institución de la prensa, el llamado cuarto poder, que se supone que no debe ser el brazo armado de los tres primeros, sino su contrapeso democrático. Poca separación de poderes observóLa Razóncuando, bajo su dirección, publicó las fotos del DNI de los 22 jueces que habían firmado en favor de un manifiesto independentista, caso que le mereció una imputación. El caso fue archivado porque no se pudo determinar quién había realizado la filtración. ¿Fotos del DNI? ¿Quién puede haber tenido acceso a ella? Ninguno Sherlock desentraló el enorme misterio, hasta que el asunto llegó a Europa y allí fueron más sagaces: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado por una violación del derecho al respeto a la vida privada y familiar por la elaboración de estos expedientes por parte de la policía española. Vamos, no se podía saber. Supongo que cuando la separación de poderes en España es una broma, los discursos sobre este sagrado principio en su prensa también se devalúan de forma proporcional.