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El arma secreta de 'Shogun' que podría ganar a Emmy a mejor actriz

Anna Sawai, intérprete japonesa criada en Nueva Zelanda, es uno de los grandes atractivos de esta serie épica que parte como favorita a los premios de la televisión estadounidense

Sean T. Collins / THE NEW YORK TIMES
4 min
Anna Sawai como Toda Mariko

[Esta entrevista contiene spoilers importantes de la primera temporada de Shogun]

Cuando Anna Sawai se preparaba para morir, escuchaba a Mozart. En una escena clave de la serie Shogun (Disney+) –en la que Toda Mariko, la noble y samurái deshonrada pero desafiante que interpreta, conoce su destino– Sawai pronuncia un discurso ardiente ante el siniestro Lord Ishido (Takehiro Hira). Lady Mariko sabe que es una condena a muerte. Para prepararse para ese momento crucial, la actriz escuchaba el Réquiem en re menor (K. 626), concretamente el Lacrimosa, la última parte de la Secuencia.

Ambientada en Japón feudal y basada en la novela de 1975 de James Clavell, la primera temporada de Shogun se centra principalmente en la relación entre Lady Mariko (Sawai) y John Blackthorne (Cosmo Jarvis), el temperamental navegando inglés cuya llegada a Japón desencadena el conflicto que conduce la serie. Las creencias católicas de Mariko y su lealtad a las costumbres tradicionales japonesas son puestos a prueba por su deseo hacia Blackthorne y la sed de justicia contra sus opresores. El conflicto también la conduce directamente a la muerte.

"La gente siempre dice: «Habrá sido difícil prepararse para este episodio» –explica Sawai–. Pero he estado aguantado y esperando durante 10 meses, y finalmente me he soltado".

El capítulo de la muerte es el fin de Mariko, pero no de la relación de Sawai con el personaje: su actuación le ha dado una nominación a Emmy a la mejor actriz en un drama. Su interpretación es una exploración sin miedo al abismo emocional entre los deberes de Mariko y sus deseos, que es aún más inquietante por todo lo que no se muestra.

En una videollamada desde Australia, Sawai, que es japonesa pero nació en Nueva Zelanda y vivió durante buena parte de su infancia, habla sobre el poder del silencio de Mariko y sobre qué significa para la su síndrome de la impostora haber logrado su primera nominación a los Emmy.

Las reacciones en Shogun pasaron rápidamente de "mmm, esta serie suena interesante" en "Uau, esta serie es muy buena", y luego en "Dale Emmy a esta mujer ahora mismo". ¿Estuvo pendiente de esta evolución del eco mediático?

— No es que esté delante del ordenador leyéndolo todo, pero digan lo que digan, siempre habrá una parte de mí muy autocrítica. Incluso mientras todo esto ocurría, yo pensaba "¿pero qué pasa si no les gusta el siguiente episodio?" Cuando llegamos al final, me di cuenta: "Oh, vale, la gente está realmente contenta con Mariko que vieron. Está muy bien escrita, y por eso les encanta, pero, sí, es probable que no haz un trabajo horrible del todo".

¿La nominación a Emmy le confirmó esa sensación?

— Me dio confianza. Tengo un síndrome de la impostora muy fuerte, así que siento que "lo estoy haciendo bien, que puedo seguir avanzando, que puedo seguir haciendo trabajos, puedo seguir trabajando duro para hacer lo que vieron en ShogunSólo me da ganas de hacer más. Me da ganas de seguir contando historias que tienen un gran impacto en la gente que hasta ahora no se ha sentido representada.

¿A quién se refiere?

— Hablo de las mujeres japonesas. Soy japonesa; mi madre es japonesa; mi abuela es japonesa. Las mujeres japonesas, y todo lo que han vivido, significan mucho para mí: no ha habido proyectos suficientes que muestren la vulnerabilidad, la complejidad y la profundidad y la fuerza que tienen dentro. Shogun es un proyecto que mi madre vio y pudo decir: "Oh, Dios mío, estoy muy orgullosa. Estoy orgullosa de ti". Y no hace falta que sean japonesas; ¡hay tantas otras personas de las que no se han contado las historias!

Mariko es fascinante por el tira y afloja entre la pasión y la emoción que siente y los apremios de su cultura y religión. Conduce a una suerte de actuación que no estamos acostumbrados a ver en un paisaje televisivo definido en gran parte por las grandes personalidades explosivas.

— He estado en la posición de tener que esconder mis sentimientos, y decir "sí", aunque por dentro estaba rabiosa. Conozco la historia. Sólo le estaba canalizando. El silencio de Mariko era poderoso. Si hay un grupo de personas hablando fuerte, me fijo en la persona que está sentada en silencio en el rincón y me pregunto qué está pensando.

La muerte de Mariko es una escena fundamental para la serie. ¿Esto añade presión a un momento ya intenso?

— Estoy segura de que otros actores no opinan lo mismo que yo, pero considero que cada escena es importante, así que me preocupo de cada escena. Era consciente de la importancia que tenía, pero si hubiera estado demasiado concentrada en esto, habría sucumbido a la presión. Sabía que era un momento poderoso y eso me hacía sentir más fuerte a la hora de afrontarla.

Shogun ha sido renovada por una segunda temporada. ¿Volverá? ¿La mirará?

Seré la primera persona en mirarla. ¿Volver? Probablemente no. No sé lo que está pasando, y si pudiera dar mi opinión... Quiero decir, me encanta la serie. Adoro a los creadores y me gustaría volver a trabajar con ellos. Pero la historia de Mariko está terminada. Es perfecto tal y como es. Si estuviera en la sala de guionistas, diría: "Mirad, chicos, tenemos que seguir adelante. A todo el mundo le encantó, pero gustó tanto por cómo acabó. No lo estropeemos".

Copyright The New York Times

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