Dios salve Texas: 'la zona de interés' de Richard Linklater
Una miniserie documental de HBO recorre la esquina oscura del estado norteamericano de la mano de tres cineastas
- Richard Linklater, Alex Stapleton e Iliana Sosa para HBO
- En emisión a Max
A principios de este siglo, Richard Linklater estaba trabajando en un proyecto en torno a dos antiguas estrellas del equipo de fútbol americano del instituto que terminan en prisión: uno como condenado, el otro como funcionario. La película no salió adelante, pero el director deAntes del amanecer recupera en parte esta idea en el primer episodio de God save Texas [Dios salve Texas], una miniserie documental en la que tres cineastas abordan aspectos espinosos del estado estadounidense a partir de su propio vínculo con el territorio. Aunque se le relaciona más con Austin, Linklater creció en Huntsville, un municipio tejano sede de numerosas prisiones, hasta el punto de que la industria penitenciaria se ha convertido en el monocultivo económico de la zona. Así, Texas también se ha convertido en el estado donde se ejecutan una tercera parte de las penas de muerte en Estados Unidos.
El director profundiza en esta cuestión cuando se da cuenta de que la base para ese proyecto desgarrado refleja lo que realmente ha pasado con antiguos colegas del instituto y la universidad. Muchos han terminado trabajando en las cárceles; algunos han sido internados. El responsable de Boyhood incide en una serie de dinámicas que coinciden con las observadas en cuanto a los campos de exterminio, desde la retórica que naturaliza el aceptar trabajos que tienen como objetivo ejecutar a personas hasta la facilidad con que los habitantes de la zona , también él, llevan a cabo su vida ordinaria sin pensar que a escasos metros existe una máquina de matar siempre en funcionamiento. Linklater, eso sí, se aproxima siempre con empatía a los testigos de clase trabajadora que entrevista, conecte o no con su postura respecto a la pena capital. También es a través de antiguos trabajadores en este sistema penitenciario que acaba conformando un discurso desgarrador e impecable contra la pena de muerte como rara vez hemos visto en un documental estadounidense.
La miniserie, inspirada en el libro God save Texas: en journey into del soul of the Lone Star State de Lawrence Wright, el periodista que ejerce de conductor en los tres episodios, se complementa con otras dos piezas. Alex Stapleton, responsable, entre otros, del espléndido documental El mundo de Roger Corman (2011), investiga la relación entre el boom del petróleo en Texas a lo largo del siglo XX y la historia invisibilizada de la población afrodescendente, para centrarse en cómo todo ello desemboca en un conflicto medioambiental de raíces racistas, desde que el mayor complejo petroquímico del país, otro de los motores económicos de Texas, se levanta justo en el lado de Pleasantville, el primero barrio para afroamericanos y judíos construido siguiendo el modelo de los barrios residenciales blancos, víctimas ahora de la contaminación y la degradación de la zona.
Iliana Sosa (What we leave behind, 2022) se encarga de otro de los pilares de la idiosincrasia tejana, la frontera con México, a partir de su propia experiencia de hija de inmigrantes que conoce bien la realidad de El Paso, en Estados Unidos, y su vínculo con justo la ciudad vecina, Ciudad Juárez, en México. En este episodio se explicita también la conexión con el Holocausto cuando se rememoran los procesos de limpieza al que se sometía a los inmigrantes mexicanos que llegaban a El Paso en la primera mitad del siglo XX, con el uso de un gas idéntico en el Zyklon B documentado por los propios alemanes antes de su aplicación a los campos de exterminio. Así, God save Texas conforma un tríptico que se adentra en la esquina oscura de uno de los estados más identificados con el estilo de vida estadounidense de la mano de dos mujeres y un hombre del territorio que ponen en evidencia las derivas más preocupantes de Estados Unidos como democracia.