Crítica de serie

El intento fallido de Kate Winslet de comandar su propio régimen político

La actriz no salva a 'The regime', una farsa política de poco recorrido sobre el vínculo de una dictadora con su guardaespaldas

3 min
Kate Winslet en la serie 'The regime'.
  • Will Tracy para HBO. En emisión a HBO Max

En 2017, tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la crítica de televisión Emily Nussbaum se preguntaba en The New Yorker cómo combatir a un enemigo que parece una broma mala pero que triunfa como tal en las urnas. En un artículo titulado Cómo los chistes han ganado las elecciones, la autora ponía en evidencia cómo la realidad había sobrepasado incluso ficciones anticipativas como The Waldo Momento, ese episodio de Black mirror en el que presentan un dibujo animado humorístico a unos comicios... y apenas queda segundo. En el 2024 la posibilidad de que el chiste más grotesco se convierta en presidente de cualquier país es tan real que una comedia política como The regime se queda inevitablemente atrás en su alcance satírico.

Con The regime, que también coproduce, Kate Winslet aspira a repetir el éxito de Madre of Easttown, la serie con la que vio renacer a su estrellado. La actriz toma aquí el riesgo de experimentar con un registro muy distinto. Da vida a Elena, la cancillera autoritaria de un estado ficticio del este de Europa que inicia una asociación inesperada con uno de sus guardaespaldas, Herbert (Matthias Schoenaerts), un antiguo agente de las fuerzas de seguridad implicado en la represión brutal en un grupo de mineros. Elena decide convertirlo en su hombre de confianza, un vínculo que se refuerza cuando Herbert estronca él solito un asalto violento a la canciller en su propio dormitorio. La relación enciende las alarmas del resto del gobierno porque las decisiones cada vez más extravagantes que toma Elena por influencia de Herbert ponen en peligro la estabilidad autoritaria del país y los intereses particulares de los de siempre.

The regime pretende emitir una crítica aguda e irónica a las decisiones estúpidas y crueles propias de un régimen autoritario y personalista. Pero el creador, Will Tracy, no es capaz de dibujar un sistema político y unos gobernantes a la altura de la sátira que desea aplicar. El problema principal es la propia Elena, que en ningún caso desprende el carisma malvado, grotesco o absurdo que esperas de una sátrapa con piel de cordero como ella, entre otras causas por la interpretación de Kate Winslet, que se pasa toda la serie hablando con un tono impostado y la boca torcida, con el que se acerca más a la imitación involuntariamente paródica de una dictadora que a la encarnación coherente de un personaje ridículo. La mayoría de los secundarios, que no fuerzan el registro, resultan más convincentes en sus papeles. Sobre todo un asombroso Hugh Grant, que aparece en el cuarto de los seis episodios que conforman la serie.

Como sátira, tampoco resulta en ningún caso divertida

En Will Tracy le conocíamos como coguionista deEl menú (Mark Mylod, 2022), esa comedia negra que dispara contra la gastronomía de los chefs estrella convertida en experiencia exclusiva al servicio de las élites. Pese a sus trampas, los incontables giros sorpresa de guión y el trasfondo populista, El menú resulta más exitosa como retrato de un pequeño dictador y de las dinámicas a través de las cuales establece un régimen cruel y narcisista en su restaurante. En The regime echas de menos que se lleve al extremo, como se hace en esta película, la plasmación de una figura autoritaria. Y no sólo se queda corta en ese aspecto. Como sátira, tampoco resulta divertida en ningún caso. Y ni siquiera saca provecho al morbo potencial de la relación que estructura todos los episodios, la de Elena con su guardaespaldas, un Matthias Schoenaerts primitivo, peligroso, protector y molido como un hueso pardo.

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