'Infidel': el arte sueco de romper una pareja
Tomas Alfredson, el director de 'El topo', convierte en serie el guión de Ingmar Bergman sobre su tormentosa historia de pasión y adulterio

'Infiel'
- Dirigida por Tomas Alfredson y escrita por Sara Johnsen para la Televisión de Suecia
- En emisión en VOSCat en Filmin
"Nuestro enamoramiento fue destructivo y llevaba desde el principio todo el infortunio imaginable en el equipaje", explica Ingmar Bergman de su tormentosa relación con Gun Hagberg, en su libro de memorias La linterna mágica. El director conoció a la periodista y futura traductora cuando ambos todavía estaban casados, él con su tercera mujer, Ellen. La aventura adúltera con Gun desembocó en un nuevo matrimonio entre ellos, un hijo, y un ulterior divorcio. Y terminó inspirando dos series. La primera, Secretos de un matrimonio (1974), la producción para la televisión sueca que aquí vimos en su versión cinematográfica. Es una pieza que ha marcado como pocas los dramas sobre crisis de pareja. La otra creación basada en esa historia es Infiel, la serie que acaba de estrenar Filmin, dirigida por Tomas Alfredson, que toma como punto de partida otro guión de Bergman que ya había propiciado un filme del mismo nombre de Liv Ullmann.
Hace más de veinte años que el director de Déjame entrar (2008) y El topo (2011) quería sacar adelante esta serie. Alfredson llegó a hablar con Ingmar Bergman de su propósito, antes de la muerte del cineasta, en el 2007. Pero las circunstancias no le acompañaron entonces. Ahora, convertido en uno de los cineastas suecos de más renombre, vuelve con toda una serie de cambios respecto a la obra original. Alfredson y la guionista Sara Johnsen han expandido la historia de David y Marianne, un joven director de cine que se enamora de la esposa de su mejor amigo, a lo largo de seis episodios de unos cuarenta minutos de duración, que les permiten adentrarse aún más en los matices del enamoramiento, la pasión y el pasión. También han añadido una hija, Isabelle, de Marianne, que se convierte en la caja de resonancia de los traumas que se disparan en un proceso de divorcio por adulterio. Porque Infiel no quiere reproducir la historia de pasión entre Ingmar y Gun, que en la ficción varía fuerza respecto a lo que el propio cineasta cuenta en sus memorias, sino recoger el efecto devastador que una historia de este tipo produce en sus protagonistas y en sus respectivas familias. La serie se mueve en dos tiempos: en los años setenta, cuando los protagonistas se conocen y se enamoran fatalmente, y un presente en el que se reencuentran ya muy mayores.
La sensualidad de Ingmar Bergman
La sensualidad empapa el cine de Ingmar Bergman, que, sin embargo, apenas incluía escenas de sexo en sus películas. En Infiel, en cambio, el personaje de David acaba convirtiendo su nuevo filme, la adaptación de una novela erótica, en la forma vicaria de cristalizar la tensión sexual con Marianne. La serie quiere plasmar el papel de la pasión en un vínculo tan intenso, y resulta interesante cómo el cine se convierte en el territorio para vehicular esa atracción. La serie recoge también una situación de abuso, esta sí explicada por Bergman, con toda la incomodidad necesaria.
Alfredson pone en escena con su buen gusto habitual este homenaje a Bergman. Sin embargo, la serie carece de aquella corriente tormentosa que sacude la filmografía del sueco. Quizás porque los intérpretes jóvenes, sobre todo los masculinos, quedan lejos del estilo bergmaniano, quizás porque el director no logra mantener la tensión dramática propia de un filme de este tipo, Infiel no hiere como lo hacían Secretos de un matrimonio y la adaptación de Ullmann. La sombra de Bergman se hace notar sobre todo en las escasas escenas en el presente, interpretadas por Lena Endre (protagonista también de la Infiel cinematográfica) y de un Jesper Christensen que recuerda a Erland Josephson.