Crítica de serie

La miniserie que le da la vuelta a la cultura de la cancelación

'Douglas is cancelled', del creador de 'Sherlock', Steven Moffat, es una producción sobre las dinámicas machistas en televisión

El actor Hugh Bonneville y la actriz Karen Gillan en la serie 'Douglas is cancelled'.
3 min
  • Steven Moffat para ITV1
  • En emisión en SkyShowtime

Douglas (Hugh Bonneville) es uno de los presentadores más populares de la televisión, un periodista veterano que se ha ganado el corazón de la gente desde su programa matinal, en el que comparte pantalla con una colega mucho más joven, Madeline (Karen Gillan). Hasta que un día alguien anónimo tuitea un supuesto chiste sexista que Douglas habría hecho en pequeño comité en una boda. En los primeros episodios de Douglas is cancelled no se explicita en ningún momento el contenido de la gracieta. Porque ahí radicaría la clave de la cultura de la cancelación según el creador de la serie, Steven Moffat. No importa qué dijo el protagonista, sino la interpretación que ha hecho alguien, la etiqueta condenatoria que se le atribuye, la escalada de todo ello vía redes sociales y hasta qué punto esto puede suponer el fin de la carrera de un periodista de renombre.

En cambio, sí se detalla el tuit al respecto que hace Madeline, la pareja periodística de Douglas. Un texto de deliberada ambigüedad que puede leerse, a conveniencia, como una muestra de apoyo a su colega, pero también como un posicionamiento distanciándose de alguien a punto de ser cancelado. En la cadena de televisión estalla la crisis. ¿Quizá Madeline quiere aprovechar la situación para desbancar a su compañero?

En los dos primeros episodios, Douglas is cancelled se despliega como una supuesta sátira de la cultura de la cancelación en el ámbito periodístico. Además de desarrollar las etapas de un escándalo mediático a partir de lo que quizá no sea más que una anécdota trivial, la serie también describe el conflicto cultural entre la generación de veteranos que creen que se ha sacado de contexto un chiste "de los de antes" y una juventud que ya no tolera cierto tipo de comportamientos. Claudia (Madeleine Power), la hija de Douglas, encarna este nuevo paradigma a través de un personaje que se define como "militante" pero a la vez espera no "tener que cancelar" su propio padre. Estos dos episodios también denotarían la edad de su creador: aunque la serie parece no querer posicionarse a favor de un bando más que del otro, queda claro que a los adultos, con todos sus defectos, no se los considera tan imbéciles o poco de fiar como a los jóvenes.

Y entonces, en el tercer episodio, Douglas is cancelled da una vuelta. En un flashback, se desvela el inicio de la carrera de Madeline y cómo conoció tanto Douglas como el productor del programa, Toby (Ben Miles), un depredador nato. Este capítulo funciona casi como un drama de cámara situado en un escenario único, la habitación de un hotel, en la que tiene lugar la entrevista de trabajo entre un jefe y una joven aspirante. Moffat, el creador de la serie Sherlock, se pone serio y afila el arte del diálogo para desvelar las dinámicas enterradas del abuso sexual, en un planteamiento que recuerda el de American bitch, el episodio de Girls en la que Hannah (Lena Dunham) entrevista a un escritor acusado de abusos, una pieza magistral que se ha convertido en referencia de la televisión contemporánea. La comparación también pone en evidencia la falta de sutileza de Moffat en comparación con el texto de Dunham. Si como serie que satirizaba la cultura de la cancelación no resultaba muy original, como drama en torno a la depredación Douglas is cancelled peca de exhibicionismo dialogístico y una excesiva obviedad. Y el segmento final, que desvela qué ocurrió finalmente en esa habitación de hotel, no es el gran posicionamiento a favor de las mujeres que Moffat cree. Sin embargo, lo más potente de esta nueva propuesta del responsable de Sherlock es la idea de base: tras la cacharrería de la cultura de la cancelación se esconde la realidad de la cultura de la violación.

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