La serie sobre el arte de seducir a hombres para dejarlos pelados
'Viudas negras: p*tas y chorras', la nueva creación de Malena Pichot, la confirma como uno de los nombres de referencia del humor contemporáneo
- Malena Pichot para Flow
- En emisión en HBOMax, Movistar+ y Amazon Prime
En 2008, mucho antes del MeToo y del boom de mujeres en la comedia televisiva, Malena Pichot estrenaba un videoblog en YouTube, La loca de mierda, que revolucionó el humor online con unos monólogos que abordaban desde la cagada de llamar al ex hasta los estados de ánimos preregla. El formato abrió las puertas a conquistar un territorio tan masculinizado como el de la comicidad audiovisual desde una perspectiva femenina y feminista, y se convirtió en referencia para muchas podcásteres posteriores, como las responsables del popular Deforme semanal. Pichot ha mantenido la popularidad en las redes (tiene más de un millón de seguidores en X), hasta el punto de convertirse en una figura mediática de amplio eco en Argentina, que se moja en cuestiones políticas y feministas sin que le intimiden las reacciones de odio.
La última ola de hostilidad que ha sufrido la ha hecho en parte "responsable" del brutal asesinato de tres chicas por parte de un grupo de narcotraficantes, un crimen que ha conmovido a Argentina. La "culpa" vendría de su última serie, Vividas negras: p*tas y chorras, una comedia de clase en torno a dos mujeres de más de cuarenta años que cuando eran jóvenes habían ejercido de viudas negras. Es decir, eran chicas que seducían a hombres para ganarse su confianza y luego drogarlos y dejarlos pelados. Pero la muerte accidental de una de sus víctimas, el famoso propietario de una serie de clubes nocturnos de Buenos Aires, provoca que ambas abandonen estas prácticas y emprendan caminos distintos. Maru (Pilar Gamboa) cambia de vida y se establece con la familia en una de esas urbanizaciones blindadas para gente rica "que no saben qué son los impuestos". Mica (Pichot) monta una peluquería en el barrio de toda la vida, donde vive con sus hijos gemelos universitarios. Pero cuando una vieja conocida sale de prisión se ven obligadas a reunirse de nuevo y retomar el antiguo oficio. ¿Se verán con ánimo?
Lejos de glamurizar esta práctica, Viudas negras lo toma como punto de partida para plantear una comedia criminal en femenino. La serie se distancia de los thrillers tarantinescos con mujeres como protagonistas al tiempo que explora un terreno creíble para cultivar una variante femenina de tantas películas y series de chicos sin recursos económicos que se mueven fuera de la ley. Pichot no condena a sus protagonistas, pero tampoco cae en el error de legitimar, desde el feminismo, su pasado como viudas negras. El escenario le sirve para desarrollar una serie sin pretensiones pero con un humor muy exitoso sobre mujeres mayores. Al mismo tiempo que dispara contra el elitismo imbécil de los barrios chetos, celebra la amistad entre las protagonistas y señala lo problemáticos que son los amores dependientes.
Viudas negras demuestra que Malena Pichot sigue siendo un nombre a tener en cuenta en la comedia contemporánea, también en el formato más convencional de serie de ficción. Como actriz, resulta más convincente que nunca. A su lado, Pilar Gamboa, miembro de Piel de Lava (una de las mejores compañías de teatro argentinas), se encarga de complementar el registro más popular y cómico de Pichot con una interpretación intensa y dramática, en el papel de la protagonista que busca escapar de su pasado de pobreza y delincuencia en un barrio cerrado, donde se hace amiga de tres ricas. Porque Viudas negras acaba siendo sobre todo una comedia de reivindicación de los entornos populares en un país cada vez más clasista.