Crítica de series

'Poker face': la 'Colombo' femenina que estábamos esperando

El director de 'Puñales por la espalda' traslada su pasión por los misterios criminales al formato serie

3 min
La actriz Natasha Lyonne en la serie 'Poker face'.
  • Creada por Rian Johnson
  • En emisión en SkyShowtime

La popular serie Colombo, que triunfó en la televisión de los años setenta, se distinguía por dos singularidades. Al contrario de la mayoría de procedimentales, que arrancan con el hallazgo de un cadáver para después seguir el proceso a través del cual los detectives de turno descubren a los responsables del asesinato, aquí ya vemos al principio quién había cometido el crimen, de modo que la gracia estaba en cómo los pillaba el protagonista. El otro rasgo característico era, claro, el investigador al que encarnaba el entrañable Peter Falk, con su voz ronca, la imprescindible gabardina, esa pose de estar siempre medio reflexionando y su satisfacción cuando ponía en evidencia a un culpable que se creía más listo que él.

Este es el modelo que sigue Poker face, la primera serie creada por Rian Johnson, que como director había firmado alguno de los episodios más míticos de Breaking bad, como La mosca y Ozymandias. Johnson ya ha elevado el misterio criminal sin pretensiones a blockbuster de prestigio con las dos entregas de Puñales por la espalda y ahora presenta esta serie que quiere homenajear programas de detectives como Colombo desde cierta distinción propia. El gran hallazgo de Poker face radica en otorgar el papel protagonista a Natasha Lyonne, que ya arrastra cierto culto por sus papeles en Orange is the new black y Muñeca rusa.

En el rol de una investigadora improvisada de nombre Charlie, Lyonne se desvela como la versión femenina de Colombo que siempre habíamos esperado. Ella también puede presumir de una inconfundible voz ronca, fuma sin medida, tiene un talante tan socarrón como bondadoso y desprende un carisma innegable. Sin embargo, en su caso, no estamos ante una policía sino ante una camarera de un casino con un talento innato para detectar si alguien miente. En el primer episodio, este don le permite descubrir quién ha asesinado a una de sus colegas en el trabajo, lo que la obliga a huir para no caer en manos de su antiguo jefe. A lo largo de su viaje por las carreteras secundarias de Estados Unidos en un Plymouth Barracuda azul soluciona asesinatos que tienen lugar en los escenarios más curiosos, desde un rincón de la Ruta 66 hasta un paraje montañoso aislado en Colorado.

La actriz Natasha Lyonne en 'Poker face'.

Puro rock'n'roll

A diferencia de Colombo, Charlie encarna una idea de fuera de la ley o de rebelde que en la ficción se ha perfilado habitualmente en masculino. No tiene hogar, ni familia ni pareja, y no parece preocuparle. Se gana la vida con trabajos precarios y temporales que le permiten seguir siempre en la carretera y que se convierten en los contextos de los crímenes que acaba investigando. Charlie es puro rock'n'roll y encarna cierto espíritu underground que parece borrado de la ficción estadounidense. Si ella resulta fuera de norma, los personajes que protagonizan cada uno de los episodios responden, en cambio, a arquetipos muy definidos tanto de malvados (habitualmente gente poderosa sin escrúpulos o figuras resentidas y amargadas) como de víctimas bondadosas.

Aunque ya sabemos que este tipo de series no pretenden profundizar en las contradicciones morales del alma humana, a veces se echa de menos un poco más de complejidad en el dibujo de estas protagonistas. De hecho, el único episodio que juega a despertar simpatía hacia unas asesinas, el que ocurre en un geriátrico, es también el más divertido y satisfactorio de toda la temporada. El otro gran aliciente de Poker face son las estrellas invitadas que van haciendo acto de presencia: Adrien Brody, Chloë Sevigny, Ellen Barkin, Tim Blake Nelson, Joseph Gordon-Levitt y, sobre todo, un Nick Nolte en un papel sorprendente en el octavo episodio.

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