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La serie sobre cómo Simone Biles ha cambiado la forma de entender el deporte

La gimnasta olímpica reivindica la importancia de la salud mental en el éxito deportivo

3 min
Simone Biles en la serie 'Simone Biles vuelve a volar'
  • Katie Walsh para Netflix
  • En emisión en Netflix

La docuserie sobre Simone Biles en Netflix arranca con un rotundo fracaso. Los Juegos Olímpicos de 2020 en Tokio debían consagrar a la gimnasta estadounidense como una de las mejores de la historia a partir de un ejercicio inédito e insuperable. Pero las expectativas generadas en torno a este hito se hundieron cuando el deportista no fue capaz de ejecutar la pirueta esperada. Y, visiblemente decepcionada, acabó abandonando aquella competición. Biles fue víctima de lo que las gimnastas estadounidenses denominan un twistie, un bloqueo mental momentáneo que te hace perder la conciencia sobre el propio cuerpo y su disposición en pleno ejercicio aéreo, con todo el peligro que conlleva en una disciplina en la que el menor error puede desembocar en un accidente fatal. A Biles no le fallaron ni el entrenamiento ni la disciplina. El problema radicaba en la salud mental.

Simon Biles vuelve a volar traza la trayectoria de superación de Biles desde Tokio hasta los Juegos Olímpicos de este año en París. La serie se divide en dos partes. La primera, ya disponible, se extiende hasta antes de los Juegos, y una segunda que se estrenará en otoño, se centrará en la experiencia de Biles este verano en la capital francesa. La estructura de la serie, que parte de una derrota, no es inédita en las narrativas del triunfo típicamente estadounidenses, al contrario. En Estados Unidos, la popularidad de las estrellas se forja a partir del renacimiento después de una caída estrepitosa más que a partir de carreras impecables que sólo sumen éxitos. Lo que singulariza el discurso de Simon Biles vuelve a volar es como la serie sitúa a esta crisis del atleta como un antes y un después en la forma de entender el deporte en su país. La contribución de Biles no se limitaría sólo a las impresionantes rutinas gimnasia que ya se han bautizado con su nombre, sino también en cómo ha roto con el tabú de la salud mental en este ámbito.

La serie no lo concreta de forma explícita, pero elabora un discurso de cambio de paradigma entre la era en la que Europa del Este dominaba este deporte y la época en la que triunfan deportistas afrodescendientes. Los dardos no se lanzan contra las medallistas de entonces (a quienes apenas se menciona) sino contra el modelo de entrenamiento que representaban, que habrían importado a Estados Unidos la pareja que formaban Bela y Marta Karolyi, entrenadores de Nadia Comaneci y artífices de los primeros logros internacionales del equipo estadounidense. Los Karolyi se identifican con una forma de entrenamiento tóxica y abusiva que anteponía el éxito a la salud física y mental de las atletas, a menudo menores de edad. También fueron ellos quienes propiciaron el contexto para que el médico Larry Nassar abusara de más de 250 chicas, entre ellas la propia Biles. Esta concepción del deporte sería la que deja atrás a Biles después de demostrar que cuidar el bienestar emocional no entra en contradicción con la disciplina y el esfuerzo por llegar a lo más alto del podio. En la serie también se apunta a otro tabú que la estadounidense habría contribuido a resquebrajar, el del canon de feminidad que hasta entonces imperaba en la gimnasia, marcado por chicas blancas y de pelo liso. Con lo que no rompe la serie es con el culto individualista a la triunfadora. Incluso cuando se habla de luchas colectivas como la denuncia en Nassar o la impugnación de los Karolyi, las testigos quedan supeditadas a construir la narrativa que favorece a la protagonista, y no a resaltar hasta qué punto otros atletas fueron claves para poder desactivar este modelo tóxico de entrenamiento deportivo.

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