¿Dónde termina la descripción y comienza el insulto?

Donald Trump este lunes en la cumbre del G7
19/06/2025
Jefe de Media
2 min

El periodista Terry Moran trabajaba en la cadena americana ABC News desde 1997, pero se ha quedado sin trabajo por un comentario en las redes sociales en el que describía Donald Trump y su colaborador Stephen Miller como "odiadores de nivel mundial". Aunque borró el mensaje, la cadena le suspendió y finalmente ha decidido no renovarle el contrato. Moran se defiende diciendo que, cuando lo escribió, lo releyó y pensó que era verdad, que era una definición esmerada de los hombres que estaba describiendo. Como contexto que quizás ayude a comprender –que no justificar– la medida expeditiva, hay que tener presente que ABC ha acordado pagar 15 millones de dólares como indemnización porque uno de sus periodistas dijo que Trump había sido "culpable de violación" (cuando ha sido "culpable de abuso sexual").

Es obvio que un mensaje así dificulta la percepción de neutralidad que pudiera tener el periodista, por mucho que se defina como centrista radical. Pero cuando hay una nueva clase política que ha clavado una coza en el tablero de juego y no tiene ningún problema para insultar a quien sea necesario, tener que observar asepsia tiene, de entrada, un punto de renuncia y de batalla perdida. Algunos personajes son tan anómalos que señalar sus taras debería contar como deber cívico, porque no llamar al autoritarismo por su nombre acaba facilitándole las cosas y blanqueándolo por omisión. Moran calculó mal el alcance de sus palabras, pero dejar que Miller y Trump exhiban su testa decapitada es una injusticia grotesca, porque los excesos de la camarilla trumpista tienen consecuencias bastante más devastadoras que un mensaje escrito con los dedos calientes y colgado pasada la medianoche. La regresión en Estados Unidos se ve también en pequeñas rendiciones como la de ABC.

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