El miércoles al mediodía el presidente Pere Aragonès visitaba En el rojo vivo. Antes de recibir al invitado, el programa arrancó con un gran ímpetu de Antonio García Ferreras, alarmado por la crispación en el Congreso. Siguiendo la tradición más estereotipada, describía el tono de la batalla entre PSOE y PP: “¡Cada día es más dura!, ¡más intensa!, ¡más de alto voltaje!, ¡más explosiva!”. El rótulo en la parte inferior de la pantalla resumía que en el hemiciclo “bajan en el barro y ponen el ventilador”. El lenguaje delataba cómo el programa de La Sexta se retroalimenta de estas situaciones convulsas.
Un poco más tarde, García Ferreras daba la bienvenida a Pere Aragonès y tras agradecerle la visita entraba en materia sin dilaciones preguntándole por la reclamación de la soberanía fiscal. “¿Quiere un financiamiento al estilo del cupo vasco y navarro?”, le consultó el presentador. "Me parece un buen ejemplo, sí", se limitó a responder Aragonés. No es habitual que los políticos hagan respuestas cortas, claras y escuetas. Normalmente tienden a alargarse para llevar la narrativa hacia discursos que les interesa más vender. En ese caso, se produjo una situación inversa. Aragonés era tan concreto que descolocaba al periodista, porque en algunas ocasiones la brevedad parecía tomarlo de imprevisto. Ferreras continuaba: “Saben que ustedes... bueno ustedes..., el nacionalismo catalán, dijo que no cuando se las planteó por parte de Adolfo Suárez. Fue Jordi Pujol el que dijo esto”. Y Aragonés fue lacónico: "Ese año yo no había nacido". El "saben que" mostraba una suficiencia aleccionadora. El uso enfático que hizo el periodista del “ustedes” destilaba un deje para referirse a una especie homogénea y adocenada, y es sintomático. La precisión posterior del "nacionalismo catalán" y "los catalanes de Convergencia" entroncaba también con la tradición de encasillar al país en una imagen caduca y tópica, sobre todo a la hora de recurrir a la figura de Jordi Pujol como la estrategia de sacar al santcristo gordo. "Yo soy de otra generación y de otro partido", le replicó Aragonés. Tras contestar el motivo por el que reclamaba recaudar el 100% de los impuestos en Catalunya, García Ferreras hizo un curioso comentario: “De momento, oficial o públicamente, el gobierno no está diciendo ni sí ni no, ni todo lo contrario. [...] Luego le diré lo que dicen en privado”. Ferreras parecía hacerse el interesante, queriendo exhibir que disponía de más información que el presidente.
El periodista sigue teniendo la mala costumbre de señalar al invitado con dicho índice para subrayar su ímpetu inquisitivo. Aprovechó la presencia de Aragonès en el plató para mostrarle la concentración de los funcionarios de prisiones que había en ese mismo momento frente a la Generalitat. Y le indicó que estaban “frente a su Palau”, atribuyendo casi categoría de propiedad personal a la institución. Para describir la situación en los centros penitenciarios, Ferreras volvió a caer en la vulgaridad adjetival: "No sé si la situación es explosiva...". En las entrevistas políticas conviene que sea el invitado el que se retrate con las respuestas. En este caso fue más bien el periodista quien se puso en evidencia.