El simbolismo del caso Nevenka

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Nevenka entrevistada por Ana Pastor en 'El Objetivo'.

El jueves por la noche, en La Sexta, la periodista Ana Pastor entrevistaba a Nevenka Fernández, que en el 2001, cuando era concejala del PP en el Ayuntamiento de Ponferrada, denunció al alcalde Ismael Álvarez por acoso sexual. Era la primera vez que se condenaba un cargo político en España por ese motivo y, pese a ganar ella el juicio, se marchó a vivir al extranjero para distanciarse de un país que tuvo una reacción cruel con ella.

Ana Pastor le hizo una entrevista cálida para dar a conocer la protagonista real de la historia que ahora se ha estrenado en los cines, Soy Nevenka. Todas las producciones que se han hecho en torno a este caso son, en cierto modo, gestos que intentan resarcir aquella injusticia. Es importante tener en cuenta el sitio donde se desarrolló la conversación televisiva con Ana Pastor. El encuentro se llevó a cabo en Zamora, durante el rodaje del filme. Zamora, a doscientos kilómetros de distancia del lugar de los hechos, nada pinta en este caso. Y, paradójicamente, por eso tiene un valor determinante. Ponferrada no autorizó el rodaje de la película sobre Nevenka. Y esto evidencia cómo Nevenka Fernández es, aún ahora, una figura rechazada en su localidad natal aunque la justicia y la evolución social le han dado la razón. Zamora es el no-lugar, un sucedáneo visual circunstancial, que delata el arraigo y la perpetuación del machismo.

Pastor fue repasando los hechos, los personajes principales y el contexto social y Nevenka fue exponiendo las sensaciones y reflexiones en torno a su vivencia desde la serenidad y la madurez que le han dado los años.

Hay un factor clave a la hora de ver la entrevista y es que la historia no debe leerse desde la perspectiva de la ola feminista actual, sino desde la hegemonía del machismo más autoritario que en ese momento no se cuestionaba. El caso Nevenka no fue mediático para hacer justicia a una mujer. Llamó la atención de los medios porque se consideró que una chica joven desafiaba de forma imprudente el poder establecido. Nevenka fue despreciada y atacada. Años más tarde, la exconcejala se ha convertido en una pionera y un referente feminista. Pero en 2001 la sociedad no lo percibía así. Y si bien ella tuvo la valentía de animar a otras mujeres a denunciar como ella, la política y los medios perpetuaron el miedo a hacerlo. Fuimos testigos de reacciones sociales multitudinarias contra ella, un juicio hostil con la víctima y un país incrédulo. El alcalde Ismael Álvarez es el paradigma de tantos otros hombres que actuaban según un impulso que consideraban legítimo, digno de la masculinidad que representaban. Nevenka simboliza el sufrimiento de miles de mujeres que vivieron situaciones parecidas, la inmensa mayoría sin decir nada. Y el fiscal García Ancos es el retrato perfecto de la sociedad machista más retrógrada e impune de esa época. Todo lo que significa ahora Nevenka, en ese momento no se leyó de la misma manera. Y su historia sirve para recordarnos el montón de Nevenkes con las que la sociedad está todavía en deuda.

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