La victoria de jugar contra España y perder

05/06/2025
Jefe de Media
2 min

Están los medios de derechas excitados por la derrota de la selección de Euskadi de pelota vasca contra España. El Mundo la coloca incluso en portada, cuando es evidente que si el resultado hubiera sido de signo opuesto apenas habría logrado tres rayas mal vueltas en alguna página izquierda interior. "España enfría el aquelarre nacionalista y vence a Euskadi en el balón vasco", escriben. Ya se sabe que "a miedo ellos" y "soy español, a qué quieres que te ganeson expresiones de patriotismo sano como la quinoa, mientras que las de las nacionalidades históricas son meras rabietas aldeanas de gente de poco mundo o cosa directamente de brujas, por lo que se ve.

Un pelotari vasco descansando entre punto y punto.

Dejemos a un lado el pequeño detalle que las dos representantes de la azul –porque ese es el color de la equipación española– se llamen Erika Mugartegui y Arai Lejardi, dos nombres que no parecen precisamente oriundos del barrio de Carabanchel o del de Chamberí. La gran miopía, cuando tratas la noticia así, es la incapacidad de entender que la victoria vasca no consiste en haber puntuado más o menos, sino simplemente haber podido competir con normalidad. Tener selección vasca, o catalana –lo que hay de escocesa en Reino Unido sin tanto aspaviento– es lo más razonable si de verdad crees en los estados plurinacionales y, por tanto, dejas que cada uno elija bajo qué colores quiere ejercer una determinada práctica deportiva. De hecho, la federación española ha recorrido la presencia de la selección vasca en esta Liga de Naciones ante el Tribunal Arbitral del Deporte, que aún no ha emitido resolución alguna. He aquí otro frontón interesante de seguir: el de los testarudos del españolismo centralista contra el muro de la diversidad, incluyendo sus arietes mediáticos que hoy celebran la derrota vasca con el frente bien abollado.

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