Entrevista

Fèlix Colomer Vallès: "Ha visto más gente mis vídeos porno que cualquiera de los documentales que he dirigido"

Documentalista

Fèlix Colomer entrevistado por Àlex Gutierrez.
Entrevista
01/08/2025
6 min

BarcelonaBob Dylan cantaba lo de "Yo contengo multitudes" y Fèlix Colomer Vallès se lo ha tomado al pie de la letra. A lo largo de sus 31 años en el planeta ha sido árbitro de fútbol, jugador de ajedrez, director de películas porno, vegetariano agresivo y cantante de trap. Este documentalista, responsable de piezas como Vitales y El negro tiene nombre, decidió contar todas estas vidas a su hijo Río, de 3 años. El resultado es la docuserie Las vidas del Félix que, producida por HBO, llega a TV3 este jueves con dos capítulos iniciales y uno nuevo cada semana, y que ya puede verse entera en el 3Cat.

¿Cuántas vidas caben en una vida?

— En mi caso muchas porque tengo una lista de cosas por hacer una segunda, tercera y cuarta temporadas. Es que todo el mundo tiene un documental sobre su vida. Quizás no han tenido tantas vidas diferentes como yo pero, si entras a fondo y la persona se abre en serio, sin quedarse en la fachada, seguro que todo el mundo tiene una película.

Cuéntame una de las vidas que te haya quedado en el tintero, pues.

— La de concursante de programas de televisión. Fui a El gran dictado y en Ahora caigo y me interesa mucho el mundo de los concursos, los profesionales que van y, sobre todo, el del público que acude. Los llevan allí en autocares desde los pueblos, les regalan un bocadillo y ellos lo dan todo. Me encantaría hacer el capítulo sólo para conocer al público de La ruleta de la suerte, que son gente que parece estar encocainada, aplaudiéndolo todo como locos.

El Félix que vemos en pantalla quiere tener éxito, destacar. Y muestras la frustración de no conseguirlo, como cuando te rebajan de categoría arbitral o, como fan del Libro Guiness de los récords, aspiras a tener el pelo de pezón más largo del mundo y, con ocho centímetros, todavía te quedas a unos milímetros del máximo registrado entonces.

— Exacto, y luego se ve cómo voy a ver a Daniel a Italia, sólo para conocer quién es y me cuenta que se les había sacado hacía poco, porque era algo asqueroso para su novia. Y es muy friki y tonto, quizás, pero a la vez para mí es como una metáfora de la vida: buscas una cosa, te miras en otro y luego resulta que no había para tanto.

Esto se hace evidente con otro viaje singular, a México, para ver al hombre del pene más largo del mundo, que presuntamente le llega al tobillo.

— Justa, porque es un pobre señor desgraciado, que vive en las peores condiciones, solo en una choza por donde pasan ratas. Y, al mismo tiempo, no quería operarse porque quería seguir siendo el señor con el pene más largo del mundo. Intuimos que finge que le llega hasta el tobillo porque hasta la rodilla –sabemos que le llega hasta allí– él considera que no es suficiente.

La serie también es una carta a tu hijo, el Río, que entonces tenía 3 años y ahora ya tiene 5. ¿Qué te gustaría que pensara, cuando la vea y pueda procesarla?

— Una de las virtudes que trato de transmitir y que también me ha transmitido mi padre es la curiosidad universal. Hacer documentales también tiene que ver con esto, y ser un friki, o un flipado, significa obsesionarse un poco con las cosas.

¿Te consideras un friki, un flipado?

— Sí, ambas cosas. Pero me encanta: lo encuentro muy positivo, ser un friki. Parece un insulto, pero para mí no lo es para nada. Si no hubiera sido un flipado, no habría hecho esto.

¿Cómo convences a una marca global como HBO de hacer una serie sobre ti, que no eres una figura reconocida?

— Se les convence no explicándolo, sino haciéndoles que vean el primer capítulo, en este caso el del ajedrez. Esto les hizo entender que era un collage donde hay comedia, pero también momentos emotivos, la reflexión sobre la paternidad y un grupo de personajes frikis entrañables. Con el episodio del ajedrez se veía cómo el niño que había sido el mejor de España de menos de 10 años lo ganaba todo... pero al mismo tiempo parecía no ser feliz. La regla dice que, para seducir al algoritmo, debe repetirse el éxito anterior, pero sin arriesgarnos nunca habríamos hecho esta serie. Y la suerte es que a HBO les encanta arriesgarse y ellos ya me tenían cariño, porque les había hecho Vitales, sobre la cóvid en el Hospital Parc Taulí.

Filmas muchas escenas caseras de tu hijo Río y de quien entonces era tu pareja, Valeria...

— Para el último capítulo en TV3 hemos realizado un cambio, para añadir nuestra ruptura definitiva.

Me preguntaba, en todo caso, cómo se sentía ella por exponerse también.

— Fue curioso porque cuando editábamos el capítulo, que habíamos grabado siete meses atrás, dije al montador que fuera él a hacer la música, la postproducción, el sonido, el color y todo lo que hay que hacer, porque me dolía demasiado. Sabía que era guay lo que habíamos hecho y que, en un año, sería chulo verlo. Y sí: ahora que he vuelto a verlo, me gusta. Claro, cuando te expones, después lo que hagas tienes que comérselo con patatas: forma parte de tu vida, como la gente que se hace un tatuaje. Yo tengo buena relación con todos y con ella también, muy buena. Le expliqué la idea de capturar la ruptura y le pareció bien. El día que vino a buscar las cosas a casa y me contaba que tenía novio encontró condones míos mientras sacaba cosas y me preguntaba si estaba con alguien... es la escena que hemos incluido.

Félix Colomer.

"Esto no parece un documental". Es una frase que se oye a menudo, como elogio, y que debe dar rabia.

— Entiendo qué quieren decir, porque asimilan los documentales a reportajes periodísticos o de animales, densos, de autor, aburridos y con poco ritmo. Pero mi reto haciendo documentales es lo contrario: tomar estructuras de ficción para contar historias reales, como la que estrenamos en septiembre, que se dice. Tiempo muerto y va de un jugador de baloncesto desaparecido hace décadas.

Las vidas del Félix es una serie para el mercado global pero que has rodado en catalán. De hecho, al explicar tu año como director porno, la motivación era también lingüística.

— La motivación no era dar porno, sino campaña catalana porque el porno es una de las cosas más vistas, pero no había nada en catalán. No tenía ni idea de este mundo, más allá de mirar porno, pero monté dos equipos. Con uno hacíamos la web, con amigos y amigas de la escuela y contactábamos con los actores y todo. Y el otro era el equipo de rodaje, porque empezaba a estudiar cine. Lo podíamos hacer porque sólo cobraban los actores y al final nos cansamos.

¿De qué, exactamente?

— Los actores con los que trabajé... eran muy complicados. Venían cuatro horas tarde al rodaje, todo era muy cutre y costaba mantener una relación profesional normal: les pasaban pollos rarísimos. Y tampoco ganábamos ni un euro ni nada. Eso sí, ha visto a más gente mis vídeos porno que cualquiera de los documentales que he dirigido, porque suman millones de visitas. Y eso que los vídeos estaban pensados más para hacer gracia que para poner caliente: eran una ahumada absoluta.

Uno se titulaba, de hecho, Jaime I el Conyqueridor.

— ¡Exacto! Y mostraba cómo Jaime I viajaba en el tiempo para encontrar a Isabel la Católica y hacer un baile de bastones con ella.

Eres director del máster de documentales en el Ajedrez. ¿Tenemos buen nivel de documentalismo en Cataluña como dice el tópico?

— Sí, llevo sólo dos años y todavía no puedo valorar a mis alumnos, pero hay superpotentes del Ajedrez, que son de todas partes porque no hay sólo catalanes. De hecho, son más los no catalanes, pero en el país también hay muy buenos directores. Lo que me hace ilusión del máster es que cojo a los profes que son mis ídolos, los llevo a la clase... ¡y yo me quedo, apunto y aprendo! Gente como Carlos Bosch o Alba Sotorra, por ejemplo.

¿Qué otros proyectos tienes en cartera?

— Tengo una lista larga de ideas... diez o quince. No llego a todo. Pero ya estoy grabando uno muy personal, desde hace siete años, sobre un niño que sufre una enfermedad minoritaria y que debe morir. El documental quiere mostrar el proceso de cómo muere un niño en una familia y qué ocurre después. Por el camino ya se han separado a mis padres y he podido grabar todo este proceso. De hecho, el niño debía morir mucho antes e incluso con la madre bromeábamos diciendo "nunca se muere, no acabaremos nunca el docu", porque nos hemos hecho muy amigos. Y este, por ejemplo, es un proyecto al que tengo mucho cariño y, obviamente, no tengo ninguna prisa por terminarlo. Mientras, cada año voy haciendo algún otro proyecto.

¿Se puede vivir en Cataluña del documental?

— Tengo mucha suerte y realmente puedo dedicarme ganándome muy bien la vida. Pero en general es difícil porque tampoco existen tantísimos puestos de trabajo. Ahora la eclosión de las plataformas sí ha ayudado a que se vean muchos más documentales. La gente ha descubierto los documentales y entonces se hacen muchos. Pero estoy contento de que éste llegue ahora a TV3, porque soy un fanático. Tiene una capacidad brutal para colocar un documental como parte de la conversación compartida, para que llegues a muchas personas al mismo tiempo, de una sola manchada.

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