Salud Pública

Cómo el césped artificial amenaza la biodiversidad y tu salud

Los microplásticos del césped artificial de festivales de música, campos de fútbol y piscinas ponen en riesgo la biodiversidad y la salud humana

Ambiente en el Festival Primavera Sound con el suelo de césped artificial
Anabel Herrera
31/05/2025
8 min

Han pasado 21 años desde que un grupo de científicos acuñaron por primera vez el término "microplástico" en un artículo publicado en la revista Science.Desde entonces, estas minúsculas partículas de menos de 5 milímetros están cada vez más presentes en mares y océanos de todo el planeta, incluso en el hielo marino del Ártico.

Pero no es necesario viajar tan lejos, ya que los ciudadanos que se sumergen en las playas de Barcelona, ​​por ejemplo, lo hacen entre una amalgama de restos de neumáticos, cosméticos, textiles, pintura, envases de alimentos y, en buena parte, césped artificial. Por eso la comunidad científica se pregunta por la necesidad de cubrir con alfombras de plástico verde centros deportivos, festivales de música, parques infantiles o patios de escuelas, que ponen en peligro la biodiversidad y los ecosistemas marinos y la propia salud humana.

El grupo de investigación en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona (UB) es el primero del mundo que ha caracterizado y cuantificado el porcentaje de césped artificial que encontramos en el medio acuático. "¡Es el 15% de los plásticos más grandes que encontramos flotando!", alerta la profesora ICREA Anna Sánchez Vidal, oceanógrafa, ambientóloga y miembro del grupo. Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron 217 muestras recogidas en la costa de Barcelona y 200 en la desembocadura del río Guadalquivir, gracias a la colaboración que mantienen con voluntarios, y encontraron concentraciones de fibras superiores a 200.000 por km2 en el primer caso, y de hasta 20.000 por km2 en el segundo. ¡Al día!

Estas fibras, según el estudio publicado en la revista Environmental Pollution en 2023, son principalmente de polietileno (83,3 %) y polipropileno (13,7 %), los polímeros más utilizados en la producción mundial de césped sintético gracias a su resistencia y durabilidad. "Debemos tener en cuenta que, aparte de las hebras de color verde, el césped artificial contiene caucho, que son pequeñas bolitas negras hechas generalmente de neumáticos reciclados para amortiguar la superficie. Nosotros lo que hemos identificado son las fibras, porque el caucho no podemos saber si es un resto del césped o bien de un neumático del autop. Una normativa de la UE prohíbe la construcción de campos de césped artificial con el actual sistema de caucho a partir de 2030 porque es altamente contaminante y perjudicial para la salud.

Compuestos que pueden ser tóxicos

Durante el proceso de fabricación de un plástico se utilizan un montón de compuestos químicos para ajustar sus propiedades –color, flexibilidad, aislamiento, impermeabilidad, etc.–, algunos de ellos tóxicos. En total, hay 12.000 compuestos . Esto no quiere decir que un plástico los contenga todos, pero sí es verdad que "a veces los químicos pueden alcanzar el 50% del porcentaje total del material plástico, así que no es una cantidad despreciable", afirma Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). La investigadora, química de formación, participa en el grupo ONHEALTH, que estudia las vías de exposición a los compuestos químicos presentes en el plástico. Uno de los proyectos que llevan a cabo está centrado en la problemática del reciclaje de neumáticos para fabricar caucho destinado a parques infantiles, pistas de atletismo y campos de césped artificial, entre otros, puesto que "cuando se recicla un plástico que tiene compuestos químicos, éstos no desaparecen".

"Por un lado, el caucho sintético tiene presencia de estos compuestos, que pueden ser tóxicos. Por otro, existe una presencia aún mayor en el caucho de reciclaje de neumáticos. Si se debe utilizar este material, mejor el sintético que el reciclado", en palabras de Ethel Eljarrat. "En cualquier caso", sostiene Anna Sánchez Vidal, "aunque las empresas hagan campos teóricamente sostenibles cambiando el caucho por otros elementos, al final no dejas de tener las hebras de polietileno de color verde que terminan en el mar".

En Europa se instalan cada año entre 1.200 y 1.400 campos deportivos de césped artificial, según datos del grupo de investigación en Geociencias Marinas de la UB. La contaminación se produce porque los filamentos se van rompiendo en partículas cada vez menores, tanto por efecto de la luz ultravioleta como por el rozamiento continuo de los zapatos de los jugadores o usuarios con la superficie. Con el viento y la lluvia, estos microplásticos viajan por escorrentía hasta llegar a sistemas acuáticos como ríos y mares. Los ríos Llobregat y Besòs, por ejemplo, vierten entre 0,4 y 0,6 toneladas de plástico al año en el mar Mediterráneo, afirma un estudio europeo en los que han participado investigadores del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA). Estamos hablando de bolsas, botellas y películas de plástico de comida, principalmente. Imagínense todo lo que no se ve a simple vista.

Parque infantil de Barcelona.
Instalación de césped artificial en el campo de la ciudad deportiva de la UDL

En el mar, los residuos plásticos se confunden con alimentos naturales como el plancton, del que se alimentan muchas especies, o son ingeridos accidentalmente, provocando, en ambas situaciones, bloqueos intestinales, lesiones internas, malnutrición e incluso la muerte. La presencia de estas diminutas partículas de menos de 5 milímetros ha sido descrita en más de 690 especies, principalmente marinas –peces, tortugas, aves, focas, delfines, ballenas–, de las que 200 son comestibles. Los mejillones que nos zampamos el domingo para hacer el aperitivo contienen microplásticos, al igual que las sardinas, las anchoas, las doradas, los muelles y los lenguados del sur del Mediterráneo, atendiéndonos a un artículo publicado en la revista Environmental Research el año 2022.

Desastre a pequeña escala: en el jardín de casa

El desastre medioambiental lo podemos tener también a pequeña escala en el jardín de nuestra casa. "Cuando cubres una superficie con césped artificial", explica Sánchez Vidal, "reduces la biodiversidad: lagartos, hormigas, abejas, mariposas, grillos, dejan de existir porque es plástico. Y si llueve, el agua no se infiltra". Con los recientes períodos de sequía, se disparó la demanda -y el precio, por supuesto- del césped artificial, con la teórica excusa de que es más sostenible. Pero para producir un metro cuadrado de este césped se necesitan 4.000 litros de agua, "la misma cantidad que para mantener un metro cuadrado de césped natural durante 18 años". Además, el estudio de la UB ha determinado que este material artificial se calienta 50 grados centígrados más que una superficie natural. Por tanto, aumenta el efecto isla de calor de las ciudades y es necesario regarlo para bajar la temperatura. En Chile, durante la ola de calor del pasado año, el césped artificial se les fundía, apunta Sànchez Vidal.

Con todo lo que hemos listado hasta ahora, pueden hacerse una idea de lo que implica que un festival de música como el Primavera Sound aterrice en el Parc del Fòrum de Barcelona, ​​con miles de personas pisando una gigantesca alfombra verde de 28.740 m2 que se va fragmentando en partículas cada vez más pequeñas justo al lado de la costa. Al menos, hasta la edición de 2024, según podemos ver en un vídeo de la instalación de la superficie de césped decorativo subido por la empresa que lo produce en YouTube. Acciones como la recogida selectiva de residuos, vasos reutilizables y el cálculo de emisiones de CO2 no parecen suficientes, pues, para autoproclamarse como festival sostenible y "respetuoso con el medio ambiente en todas las facetas".

Este diario se ha puesto en contacto con los organizadores mediante el formulario específico para prensa de su página web. Por el momento, no se ha obtenido respuesta a la pregunta de si, a pesar de la evidencia científica en contra, este año también habrá presencia de este producto sintético.

El césped artificial, especialmente tóxico para los niños

La toxicidad de los microplásticos depende de diversas variables, como la forma, el tamaño, el tiempo de exposición y la presencia y procedencia de los compuestos químicos añadidos. No a todo el mundo les afecta por igual, pero sí sabemos que hay poblaciones de riesgo: "los niños lo son porque el grado de contaminación que llega al cuerpo es relativo al peso corporal: si llega un microgramo de contaminante, no es lo mismo repartido en 70 kg que en 10 kg", aclara la química Ethel Eljarrat, de IDAEA. También influye que, en un parque infantil, los niños están echados al suelo, y se meten las manos en la boca.

En 2021, Diana Zuckerman, presidenta del National Center for Health Research (Centro Nacional de Investigación en Salud, NCHR), una organización estadounidense dedicada a la investigación en salud, escribía una carta en un diario local preocupada por la falta de interés de algunos funcionarios por el impacto del césped artificial en niños de todo el país. "Es un hecho científico que el césped artificial (así como las superficies de goma del patio de recreo) exponen a los niños al plomo, así como sustancias químicas de riesgo que afectan a sus hormonas [...] y pueden causar o exacerbar los siguientes problemas de salud: déficit de atención, pubertad temprana, obesidad y asma.

Los microplásticos pueden entrar en nuestro cuerpo por inhalación de partículas suspendidas en el aire y por ingesta de alimentos y bebidas, aunque también se plantea el contacto de nanoplásticos –inferiores a 1 micrómetro (0,001 mm)– con la epidermis. En los últimos años han proliferado estudios que demuestran que pueden acceder al torrente sanguíneo y distribuirse por distintos órganos y tejidos, como el hígado, los pulmones, los intestinos, los testículos, la placenta e incluso el tejido cerebral. "Hoy en día, la duda es determinar, de todos los microplásticos que entran en nuestro organismo, cuáles se eliminan y cuáles no", apunta la directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

Las sustancias químicas del césped sintético, en concreto, pueden imitar o interferir con la acción de las hormonas naturales del cuerpo, alterar el sistema endocrino y causar efectos adversos en la salud, según un reciente trabajo in vitro. También se ha establecido un posible vínculo entre un cáncer cerebral poco común –glioblastoma– que acabó con la vida de seis jugadores de los Philadelphia Phillies y los productos químicos tóxicos presentes en el césped artificial del estadio donde jugaron buena parte de su carrera y no es el único lugar del mundo en el que se han reportado este tipo de casos. los Países Bajos ya han prohibido las alfombras verdes tras un estudio que halló que 58 de los 60 campos analizados contenían entre 1,5 y 3,7 veces más compuestos cancerígenos que los permitidos en productos de consumo.

Plastiansiedad no, gracias

Sin embargo, Ethel Eljarrat recomienda no caer en la plastiedad, puesto que llevamos toda la vida expuestos a compuestos químicos en pequeñas cantidades y muchos no provocan ningún tipo de efecto. "Lo que hay que intentar es eliminar aquellos de los que existen evidencias científicas que son tóxicos", cosa que no siempre ocurre a la velocidad que haría falta. En el caso del bisfenol A, prohibido en botellas y envases de plástico que contienen alimentos para bebés pero no en adultos, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció una dosis máxima diaria, pero a medida que avanzó la investigación, tuvo que rebajar el valor.

Aparte de la legislación, hay una parte que está en nuestras manos, como por ejemplo no caer en la paradoja de poner una alfombra verde en el jardín de casa "para imitar la naturaleza porque nos da bienestar emocional, cuando en realidad es una superficie de plástico que mata toda la diversidad, aumenta la temperatura del planeta y contamina ríos y océanos", concluye la ambientóloga Sànchez.

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